Montería social Cazaworld: el desenlace

A las 8:30 cuando salíamos de la casa rural ya llovía.  Temperatura ideal para montear, la lluvia nos dió una tregua corta.  Sin embargo eso no fue impedimento para que se celebrara.

Llegamos al lugar de reunión pasadas las 9 de la mañana, tras un laborioso viaje por la zona.  El desayuno nos esperaba: unas deliciosas migas con vino y un café con leche para la mayoría.

La gente empezó a llegar rápidamente.  Todos expectantes y con los nervios propios del momento.  El silencio rodeaba el lugar, pero el murmullo de los asistentes cada vez era mayor.  Teníamos ganas de que empezara.

Desde finales de Septiembre que anunciamos la convocatoria, habíamos trabajado duro, codo con codo con la organización para que el día fuera estupendo.

Tras apurar las migas, estuve charlando vivamente con Juanma, nuestro ganador de la porra del Mundial y que disfrutaba de su premio.  Luego vino Cesar Castro, que se batió en duelo durante el mundial con él para sucumbir en los últimos partidos.

Aún tuve la oportunidad de saludar a muchos de los asistentes hasta que comenzó el sorteo.  Se insistió mucho en la seguridad en el puesto, que no se podía doblar, ya no solo por cuestión de reglamento, sino por cuestión de seguridad de todos.  Juanjo aprovechó para dar unas palabras de agradecimiento a los asistentes y para rezar la salve montera.

Tras el sorteo, todos a los coches y a los puestos.  En nuestra armada, el silencio del recorrido a los puestos era parte de la liturgia de concentración.

Juan Carlos y yo, que íbamos a compartir puesto (solo un arma) nos colocamos rápidamente.  Sonó la caracola.  El corazón comenzó a latir.  Y a los 10 minutos, un vareto se acercó a menos de 2o metros. Buen presagio.  Sin embargo, solo pudimos escuchar a varios animales.  La lluvia intensa y el viento que cambiaba de dirección creo que no nos ayudó en nuestro puesto.  Vimos un venado que no estaba en línea de tiro.

Cuando sono la caracola para volvernos, teníamos la alegría de compartir el puesto, el recuerdo de lo que vimos y también la idea de que nos queda mucho por aprender.

Ya volviendo a los coches pudimos comentar las incidencias.  Todos estabámos de acuerdo en que las inclemencias meteorológicas no habían ayudado pero que se había visto reses y oído disparos.

La comida, es como un tercer tiempo en rugby, tan fundamental como el tiempo en el puesto.  La sensación general era de satisfacción.  Toda la montería lloviendo y sin parar, se produjo un resultado muy bueno: 14 venados y 8 jabalíes.  De estos últimos, se cobró una pieza que se comentaba si podía ser plata.  En la foto igual no se aprecia, pero el ánimo y la felicidad era general.

Ese compañerismo y buen ambiente posterior es lo que confiere a esta práctica cierta singularidad, convirtiéndola en muy social.

En términos generales hemos quedado muy contentos del global de la montería.  En términos organizativos ha supuesto un gran esfuerzo para todo el equipo y la organización.

A nivel de los cazadores, solo tuve palabras cariñosas y de felicidad por el día pasado entre todos.

Ahora ya solo nos queda saborearlo unos días, disfrutar el lance vívido, ver las fotos y ya a pensar en siguientes eventos.

Personalmente y en el nombre de todo el equipo, gracias a los asistentes y a todos aquellos que nos han ayudado de alguna u otra manera, que han sido muchos.

Buena caza

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