Entrevista a Manuel Velazquez, adiestrador de perros de caza

3 febrero, 2015 • Noticias de caza

El perro de caza es fundamental para la práctica de la caza. Fiel compañero del cazador, al perro hay que cuidarlo desde cachorro, enseñarle, alimentarle y darle cariño.

Quién mejor que un adiestrador de perros para contarnos claves y secretos en el cuidado del perro de caza. Tenemos el honor de contar con José Manuel Velázquez que durante años se ha dedicado profesionalmente a este noble arte para entrevistarlo.

Pregunta: ¿Qué te llevó a ser adiestrador de perros?

Debo puntualizar que hace ya algún tiempo que abandoné el adiestramiento profesional, limitándome en la actualidad a la educación de los perros propios y los de algún amigo o compañero como hobby y por simple satisfacción personal.

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Hecho el inciso, no puedo decir que mi acercamiento al mundo del perro fuera ocasional. Nací en el campo rodeado de excepcionales canes y entre ellos quemé la primera etapa de mi vida. Estando entonces mi padre, Guarda Mayor al efecto, encargado entre otras, de las tareas de cuidado y adiestramiento de los perros de caza de la propiedad; fue él, como no había ser de otro modo, quien me inculcó la admiración y respeto por la especie iniciándome en las técnicas de instrucción. Al trasladar mi residencia a la ciudad entré en contacto con varios criadores y perreras para ampliar conocimientos, comenzando a partir de ahí la educación canina a nivel profesional.

¿En qué momento se debe llevar a un perro a adiestrar?

La educación del perro comienza en sus primeras semanas de vida con la socialización del cachorro, fundamental si queremos contar en el futuro con un animal equilibrado. Es pues ésta, una fase crítica que incumbe habitualmente al criador dada la corta edad del animal, aunque compartirá esta responsabilidad el propietario cuando se adquieran cachorros de menos de tres meses.

Idealmente, superada con éxito la fase de socialización y habiendo cumplido el cachorro más de veinte semanas, deberemos abordar los ejercicios básicos de disciplina y obediencia; ejercicios éstos, que habrá de superar el perro sin margen de error al alcanzar el año. La instrucción avanzada o adiestramiento específico comienza pues a partir de los doce meses de vida del animal.

En qué momento y fase de la educación confiemos nuestro perro al buen hacer de un profesional dependerá en gran medida de nuestros conocimientos y preferencias personales. Como norma general y siempre que queramos tener un perro funcional y bien adiestrado, yo recomiendo visitar al especialista antes de que el cachorro cumpla medio año de vida. Será el educador, previa la valoración del animal, quien marque los plazos y pautas a seguir.

¿Qué es lo más difícil de enseñar a un perro?

En general, cualquier conducta que vaya en contra del instinto natural del animal.

Pero dicho esto, existen realmente pocos comportamientos que no puedan ser educados, dependiendo el grado de dificultad del aprendizaje de factores tales como la raza, la edad, el carácter y la predisposición del alumno. Es, claro está, sustancialmente más sencillo reforzar las conductas deseables en un perro que reprimir los vicios y defectos adquiridos.

¿Son los perros un reflejo de la personalidad de los dueños?

Indudablemente. Todos hemos oído decir alguna vez que los perros se parecen a los amos y verdad es que el tópico tiene parte de razón, aunque no sea del todo exacto.

El carácter y personalidad de nuestro perro depende en gran medida del trato que le dispensamos. Propietarios excesivamente severos dan lugar a conductas retraídas de sus canes, huérfanos de iniciativa e irregularmente sumisos. Por el contrario, comportamientos demasiado complacientes por parte de dueños faltos de carácter conducen a animales desobedientes y mal jerarquizados.

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Dicen los sabios que en el término medio está la virtud y así lo comparto. Debemos dispensar los mejores cuidados a nuestros peludos compañeros sin regatear caricias ni halagos, pero no hemos de permitir que impongan su voluntad; que abandonen el lugar que les corresponde en el orden jerárquico. Dar a nuestros canes todo el cariño del que seamos capaces sin pecar de permisivos es garantía de un animal feliz y equilibrado.

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Acaban de terminar las Navidades y a muchos niños les habrán regalado un perro de caza, ¿crees que tiene un impacto positivo en el niño?

Cómo no. Un perro equilibrado es un excelente compañero de juegos para los miembros más jóvenes de la familia, amén de despertar en ellos la sensibilidad y el amor por los animales y potenciar algunos valores fundamentales como el sentido de responsabilidad.

No obstante, me gustaría aprovechar la pregunta para hacer una consideración que considero importante. El perro no es un juguete al uso con el que se pueda jugar durante un tiempo indeterminado para ser después almacenado en cualquier estantería del trastero. Los canes son seres animados con una serie de necesidades físicas y emocionales que no podemos descuidar. Se impone, por tanto, tener previsto un plan “B” para el supuesto de que nuestros hijos se aburran del cachorro o relajen las obligaciones que les encomendamos. Es cierto, dicho sea de paso, que suele ser éste un problema de escasa incidencia en nuestro caso, pues todos sabemos que cuando un cazador obsequia con un cachorro a sus hijos nunca descarta la posibilidad de que el animal constituya un amigo para aquellos, y para él un futuro compañero.

¿Qué perros te han dado más dificultades en su adiestramiento?

Sin ningún género de dudas aquellos animales que no fueron correctamente socializados en su momento. Suelen ser perros inestables y en ocasiones imprevisibles con los que se impone afrontar un proceso de rehabilitación previo a la instrucción propiamente dicha y con los que en muchos casos no pueden garantizarse resultados.

Cuéntanos un par de anécdotas que no olvidarás jamás.

Anécdotas ?

Aunque cada perro que ha pasado por mis manos protagonizó las suyas, referiré la que me ocurrió con una perra de mi propiedad a la que llamaba “Gitana”.

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Gitana era una drahthaar de entonces dos años, nacida y criada en casa; cazadora completa, versátil y correctamente adiestrada, pero con un instinto territorial tan marcado que no envidiara nada al mejor perro de guarda.

Félix era un amigo de la infancia que tuvo a bien encomendarme la educación de sus dos perros de caza. Como quiera que yo iba servido de canes sin que él tuviese otros que los dos que me entregara, le ofrecí llevarse la perra mientras durase la instrucción, evitando así que cazara solo en mitad de temporada. Aceptó encantado mi amigo, llevando consigo a Gitana. Acabado el adiestramiento de sus bretones los subí al remolque dirigiéndome a su casa, comprobando al llegar cómo la drahthaar guardaba la puerta protegiendo la entrada. Me reconoció la perra celebrándolo con toda suerte de cabriolas y gemidos de emoción, pero al bajarme del coche dio muestras de todo el potencial que atesoraba. Volvió la perra al umbral, erizó el pelo del lomo, arqueó el belfo superior y “me dijo” que por allí no pasaba; le hablé, la llamé y volví a llamarla con idéntico resultado. Renunciando a forzar la situación volví al coche y toqué el claxon; salieron Félix y Marisa (su esposa) y la actitud de la perra dio un giro de ciento ochenta grados acercándose me zalamera, demandando la atención y caricias de su amo. Comentamos después el incidente mientras Félix no dejaba de alabar las virtudes de la perra, que yo de sobra conocía. Sólo resta decir que no es éste más que un ejemplo del conflicto interno que en no pocas ocasiones rige la conducta del perro; de la lucha sin cuartel entre instinto y sentimientos.

Supongo que estarás al tanto de la constante polémica en la que los ecologistas quieren catalogar a los cazadores con galgo de “asesinos”. ¿Qué opinión te merece toda esta polémica?, ¿existen realmente cazadores “desalmados”?

El colectivo galguero idolatra a sus perros. Cosa bien distinta es la existencia de elementos indeseables que abandonan y sacrifican los animales que no consideran válidos. Son personas que trafican con galgos, corren liebres sin respetar vedas ni terrenos y actúan al margen de la Ley. Cazador es un apelativo que les queda muy muy grande a cualquiera de ellos.

Considero lamentable que los galgueros de bien, abrumadora mayoría, estén siempre en candelero y hayan de lavar su imagen por los comportamientos ajenos. Que personas y organizaciones contrarias a las actividades de nuestro colectivo aprovechen las circunstancias para atacar la caza, me temo que es inevitable.

Nos gustaría que nos dieras algunos consejos para cuidar a los perros de caza de la mejor manera posible, ¿qué ideas nos sugieres?

El perro de caza, además de ser un inmejorable compañero, es un animal de trabajo que requiere una preparación y atenciones específicas directamente relacionadas con su actividad y las condiciones en que la realiza.

Nuestro auxiliar es básicamente un atleta que necesita hacer ejercicio con regularidad. Dar un largo paseo diario permitiendo que el animal corra libremente en las condiciones y lugares adecuados lo mantendrá en un óptimo estado de forma y evitará posibles lesiones e ingratos sinsabores. ¿A quién con un mínimo de sensibilidad no se le ha caído el alma a los pies al ver como los primeros días de temporada hay perros que caminan exhaustos tratando de seguir a duras penas el tren de sus dueños ?

Directamente relacionada con el estado físico está la alimentación de nuestros perros, debiendo aumentar o disminuir el aporte energético en la medida que aumente o disminuya la intensidad de su trabajo.

Capítulo aparte merecerían la deshidratación y los temibles golpes de calor. Vigilar su fondo físico, ofrecerle periódicamente agua fresca y limpia, renunciar a la actividad en verano con condiciones de temperaturas extremas y mantener fresco y bien ventilado el vehículo de transporte evitará que nuestro perro colapse, en muchas ocasiones de forma irreversible.

Haré finalmente alusión a la inexcusable revisión que de nuestros perros haremos al finalizar cada jornada. Al terminar la acción de caza se hace obligatorio proceder a una exploración detallada de los canes con especial atención a la zona de los ojos, trufa, orejas y almohadillas plantares. Buscaremos pequeñas heridas, arañazos, espigas y parásitos externos, tratando de solucionar in situ el problema si lo hubiera. Dedicar diez minutos al examen y cepillado de nuestros auxiliares antes de que suban al remolque servirá para ahorrar tiempo y complicaciones posteriores.

Para finalizar, ¿hay algo más que quieras comentar?

Aludir, si acaso, a una incidencia que se produce con relativa frecuencia después de adquirir nuestro perro de caza. Consiste el problema en que adquirido el perro comprobamos que su mayor o menor andadura, su resistencia, sus vientos o su predisposición al cobro y a la muestra no se corresponden con las del animal que esperábamos.

Antes de hacernos con los servicios de un perro deberemos plantearnos cuál es el auxiliar que realmente necesitamos y queremos. No es infrecuente dejarnos arrastrar por las modas, por la apariencia física de una determinada raza o por la intención de poseer un animal similar al que tanto admiramos de algún amigo o compañero.

Existen multitud de razas cazadoras, teniendo cada una de ellas unas características físicas y de trabajo determinadas, aunque siempre existan ejemplares que por defecto o exceso no se ajusten totalmente al estándar de su raza. Deberemos pues asesorarnos debidamente del estándar de trabajo de cada raza y elegir aquella que mejor pueda adaptarse a nuestras necesidades, sin olvidar el propio estado físico y las preferencias cinegéticas; especies, modalidades, lugares y condiciones de caza.

Eso es todo.-


2 comentarios. ¿Quieres agregar algo?:

  1. Bernardo dice:

    ¡Qué gran entrevista! Es estupendo encontrarse con gente que comunica tan bien. Gracias Manuel por contarnos tu historia.

  2. Jaime dice:

    pedazo entrevista

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