Cada cosa por su nombre

24 abril, 2017 • Pluma invitada

Hoy en día, en el mundo cinegético, a cualquier salida al campo con el arma o actividad relacionada con la caza se le llama caza. Se dice o se escucha: “¡mañana me voy de caza!” o “¡mañana me voy a cazar!”. Luego empiezas a indagar, preguntas, y resulta que te das cuenta de que hay personas que hacen perder el valor y el significado a la palabra cazar o ir de caza, ya que lo emplean para referirse a actividades que no tienen que ver nada con la caza.

Vaya por delante que no critico ni menosprecio las actividades que voy a nombrar; solamente es para que no se emplee la palabra caza o ir de caza para referirse a estas.

Resulta que el acudir a una suelta de faisanes, perdices o palomas desde un cerro, y que tú estés a los pies de este esperando a que te entren a tiro, lo llaman ir de caza u ojeo mixto, cuando ni es cazar ni es un ojeo. Y no estoy criticando tampoco la modalidad de caza en ojeo, eh, a pesar de que hoy en día el 70 % de los ojeos que se hacen son con perdiz repoblada, aunque llevan su gestión detrás, ya que no las sueltan el día anterior sino a principios de verano. Lo que sí critico es que, a que te suelten las perdices en el momento y tú las dispares, lo llamen cazar. Porque un ojeo de verdad te podrá gustar más o menos, o estar más de acuerdo o menos, pero es caza.

Pasa igual con los cercones. Mucha gente estará en contra de estos, pero cuando es un cercón bien gestionado, con su montería anual y sus correspondientes recechos controlando las poblaciones, etc., sí se le puede llamar cazar. Pero a lo que no se puede llamar cazar es a los cercones que una vez al mes rellenan la mancha con guarros y venados y luego dan la montería en la que no paran de abatirse trofeos y récords nacionales.

Y permítanme que les diga que las personas que acuden a estos paripés no son cazadores ni les gusta cazar; son otra cosa, pero cazadores, no. ¿Qué mérito tiene el abatir un animal manso que te pasa andando a cinco metros del puesto, casi casi pidiéndote comida? ¿O abatir una perdiz que acaban de soltar desde un cerro y que no sabe ni dónde está? Para mí, ninguno.

Llamemos a cada cosa por su nombre. La caza es la acción que efectúa un cazador, y un cazador es aquel que disfruta de la gestión del coto y de la naturaleza, el que vive una jornada junto a sus perros detrás de las patirrojas y los conejos recorriéndose las sierras y las siembras. Cazador es el que espera al guarro bravo que viene rompiendo jaras con los perros detrás o el que coge sus prismáticos y su rifle y se pone en marcha en busca de su rececho.

Por lo tanto, no permitamos que las palabras caza, cazar y cazador, se utilicen para todo y pierdan su verdadero significado y valor.

Javier Pérez Gutiérrez


2 comentarios. ¿Quieres agregar algo?:

  1. Pedro Queipo de Llano dice:

    Ole Ole y Ole!! por fin alguien que empieza hablar de caza. Enhorabuena por tus palabras a ver si la caza vuelve a su estado puro algún día.

  2. Laureano de Las Cuevas dice:

    Estimado Javíer.
    No es el adjetivo quien se define por si mismo, sino es el verbo quien lo hace. La «caza, «no es la acción que efectúa un cazador». Un cazador, es la persona que efectúa una acción de caza, legal o ilegal. Por ejemplo, un fotógrafo de naturaleza es un cazador de imágenes, y al sinverguenza que pretendía a la mujer por su fortuna, se le denominaba caza-dotes.
    Entiendo perfectamente y comparto en parte lo que quieres decir. Pero para que exista la caza perfecta, han de existir cazadores imperfectos, para que la diferencia pueda ser apreciada, y hacer en ello hincapié, para realzar sus virtudes. No llevemos al campo la lucha de clases. Saludos.

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