Una sentencia del Juzgado de Vinaroz puede crear jurisprudencia al imponer pena de prisión a un furtivo
Un hombre de 33 años ha sido condenado a un año de cárcel por furtivear un jabalí y un muflón y adueñarse de sus cabezas como trofeo. El guarda de una finca de Els Ports observó con unos prismáticos cómo el acusado saltaba la valla perimetral del coto y cargaba dos bolsas de basura en el maletero de su coche. Durante la inspección posterior del terreno, el guarda y agentes de la Guardia Civil localizaron los cuerpos decapitados de un jabalí y un muflón. La sentencia ha sido dictada por el Juzgado de lo Penal número 1 de Vinaroz y podría crear jurisprudencia al imponer una pena de prisión a un furtivo.
Condenado a un año de cárcel por entrar en un coto privado de Morella, cazar un jabalí y un muflón y adueñarse de sus cabezas a modo de trofeo. Esa es la pena impuesta por el Juzgado de lo Penal número 1 de Vinaròs a S.C.L., de 33 años, por el delito de robo con fuerza en las cosas cometido en enero del 2014, según consta en la sentencia a la que ha tenido acceso este periódico.
Un fallo que, según han confirmado expertos en caza y juristas, podría sentar jurisprudencia al imponer una pena de prisión a un furtivo y condenarlo por un robo con fuerza, una calificación delictiva que los cazadores venían reclamando. Y es que hasta la fecha las penas se limitaban a multas por caza ilegal.
El magistrado Ignacio Lasierra ha considerado probado que el procesado, sin antecedentes penales, se introdujo sobre las 19.00 horas en un coto de caza de la capital de Els Ports con ánimo de obtener un beneficio patrimonial ilícito. Saltó la valla perimetral que cerca la finca, y que tiene una altura de dos metros, apropiándose de la cabeza de un jabalí y otra de un muflón, que habían sido abatidos previamente dentro del citado coto.
Pillado in fraganti
S.C.L. introdujo, según consta en la sentencia, sendos trofeos en dos bolsas de plástico, atravesando nuevamente la valla para salir de la propiedad. Sin embargo, en ese momento fue sorprendido por el guarda de la finca, que escuchó dos tiros y sospechó de la posible presencia de un furtivo.
El vigilante comenzó a seguir al ya condenado, por lo que, por miedo a ser pillado in fraganti, escondió el botín de la caza entre unos matorrales cercanos. Al día siguiente, el susodicho regresó al lugar en el que había ocultado las dos cabezas para recogerlas y se apropió de ellas, según ha estimado probado el tribunal.
El acusado reconoció durante el juicio celebrado que el día 7 de enero del 2014 estaba realizando «senderismo por el bosque», una práctica que dijo era su afición. Negó haberse colado en el coto privado, saltando la valla, y relató que dejó su coche aparcado y, mientras caminaba por la zona, había encontrado las bolsas con los valiosos trofeos, junto a unos arbustos. Apuntó que «como estaban sin dueño», las tiró en el maletero de su vehículo y que pensaba quedarse con el botín al ver que no eran de nadie.
El testimonio del guarda del coto ha resultado «fundamental» para el esclarecimiento de lo sucedido, según el juez. Y es que el hombre aseguró haber visto al procesado el día de los hechos dentro del coto, sin ningún género de dudas. Explicó que cogió sus prismáticos y lo vio cargar con dos bolsas de basura y saltar la gran valla perimetral.
Tras presentar la correspondiente denuncia el dueño del coto afectado, dos agentes de la Guardia Civil, acompañados por el vigilante de la finca, recorrieron la zona y hallaron los restos del muflón y el jabalí que, supuestamente, había cazado el condenado horas antes de forma ilegal.
Informa Nuria B. Vigné para elperiodicomediterraneo.com