Una de perros y cazadores: De lo bueno, a lo menos bueno…

9 noviembre, 2010 • Sin categoría

Bueno, como creo que no sé dio del todo mal mi primer relato, voy a continuar escribiendo, sin prisas, que como perro que soy, pocas cosas tengo en mi agenda para hoy…

A los tres días de estar en casa de mi amo, no sé por qué, pero me cogió en brazos, y así me llevo hasta que llegamos a un sitio bastante más precario que la casa en la que estaba.  La verdad, es que no estaba del todo mal para estar un rato allí, pero quien me iba a decir, que me iba a pasar los días entero, y no solo eso, ¡sino que iba a ser mi casa¡. Aunque mi casa, como casa, siempre será dónde vive mi amo, que de vez en cuando, me sigue llevando para hacer el canalla conmigo, es decir, bañarme.

Los primeros días en la perrera, me costaron bastante, echaba de menos a mí amo, y aunque me visitaba a diario, e incluso dos veces, no podía parar de llorar cuando estaba solo. La verdad, es que viendo como he visto, otras perreras, no me puedo quejar de la mía, está totalmente cerrada menos la mitad del techo que está al aire libre, según he escuchado al amo, para que me dé el sol -y no sabe él lo que me gusta tumbarme en las mañanas frescas a que me caliente un poco-, y por supuesto tiene una caseta en la parte techada, con una elevación de madera, que en el suelo no me gusta dormir y eso el amo lo sabe. No es la casa, pero no me puedo quejar…

El caso es que cuando ya me estaba encontrando  a gusto, me había acomodado en mi chalet y tenía programada las horas en que venía el amo, llego la intrusa… ¡Qué poco me gusto al principio! Nada más llegar, nos peleamos varias veces y eso no le gusto nada a Juan, el amo, vaya sino le gusto…

Pero ese mismo día, hice buenas migas con ella, ambos nos dábamos calor y como los dos éramos cachorros nos divertíamos jugando juntos, eso sí, todo sea dicho, primero defendí mi cubo del agua, después el de la comida, y más tarde, la caseta, pero tras ser vencido, decidí aliarme. Ahora ya no resulto vencido, porque generalmente la perra se rinde ante mis atributos, pero la verdad, que cuando saca la furia femenina, no me queda otra que andar con las orejas “gachas” y el rabo entre las piernas.

Todo sea dicho, ya que soy yo perro de decir las cosas como son, que Hera, la podenca andaluza, la intrusa, la única perra del amo, es una perra muy buena, en algunas ocasiones nos pegamos, pero es muy cariñosa y juguetona, aunque últimamente ya no quiere jugar tanto, y no me hace tanto caso… No sé que la pasará.

Bueno, yo creo que por hoy ya vale ¿No? Me he presentado, y os he presentado a mi compañera, la podenca andaluza Hera ¿Qué más queréis? Soy perro, y todo esto me cuesta mucho 🙂 Tenemos que ir empezando con la caza, que es lo que verdaderamente somos, perros de caza. Ya os contaré, ya…


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *