Un mes de octubre encubierto por el requetesequío
El eco de los que empezaron en cabeza, de los que empezaron un poquito más tarde y de los que aún no han empezado, retrona sobre la cárcava que marca la temporada cinegética. Para aquellos que aún no se dejaron sembrar en el campo y que comienzan este fin de semana, es fácil auspiciar las contraindicaciones de esta calurosa apertura de temporada.
El campo todavía no se ha dejado adornar por el verdor que la fuente de la vida y la aliada de los cazadores trae consigo. Los animales la echan en falta en el campo y las jornadas de caza no están siendo tan resultonas como deberían de ser.
Hace ya algunos años vengo comentado, no sin salir el tema, la situación de desertización de nuestro país que alega de esta manera, pero también vengo diciendo desde hace algunos años, que al mal tiempo, buena cara. Recuerdo las dos primeras semanas de la temporada 2009/2010, jornadas que pasaron en vano para la mayoría de los cazadores centro-sureños por el grosero tiempo veraniego que custodiaba octubre.
El crujir del pasto «requetesequío» y el incesante jadeo de los perros alerta a las presas, el terreno no favorece al seguimiento de rastros y el calor castiga tanto a los cazadores como a los animales. Con esta situación, parece una «tontería» pensar en un abrir y cerrar de veda según venga el año, según vengan las condiciones y según nos indique el marcapasos del campo.
Para todos aquellos que comienzan este fin de semana, suerte, disfrutad de las jornadas de caza y… ¡No sé os olvide el chute de hidratación!