Tunea su coche con colmillos de jabalí, patas de corzo y un ciervo volante
Saturnino Neira lleva en su coche patas de jabalíes y corzos, y una pegatina de dos liebres copulando junto al lema turbo injection.
Los «tuneos» de coches no tiene por qué ser a base de llamativos alerones y llantas u otros cambios sustanciosos en el motor, ni mucho menos. Saturnino Neira, un vecino de Puebla de San Julián (Lugo), al que todos conocen como Tino, convirtió el salpicadero de su Citroën C8, del año 72, en un mini museo natural con insectos y partes disecadas de animales. Lleva colgada la cola de un zorro, las patas de un corzo, un «escornabois» (escarabajo ciervo volante) y dos dientes de jabalí incrustados. Una pegatina en la carrocería, con una liebre montada sobre otra, advierte de que el utilitario es «turbo inyección», pero semejante afirmación mecánica no cuela. «Eso no, pero le aseguro que tiene un encendido electrónico que no falla nunca», explica el propietario del vehículo.
Con 75 años a cuestas, jubilado, aficionado y experto cazador y una vitalidad espectacular, a Tino ni le importa que algunos piensan que tiene un friki coche. «Cuando voy con él a Sarria o a otro lugar, me adelantan y hacen fotos», apunta. Como buen aficionado del Real Madrid que es, procuró tenerlo pintado de blanco. «Si me presento con él en el Bernabeu, se para todo Madrid», bromea.
«Lo usé para ir de caza muchos años porque fui cazador durante cincuenta y pico, por lo menos. Por eso le puse los dientes de un jabalí, un escarabajo o el rabo de un zorro… Tengo un poco de todo. ¡Y que cada cual diga lo que quiera! Está adaptado a lo que me gusta, a mi diversión…», indicó. El viejo utilitario lleva también una vaca que compró en el rastro de Madrid. Tuvo varias ofertas por él, tal como está, pero Tino advierte que no se deshará del coche, a pesar de tener un Mercedes, también antiguo, que utiliza para desplazamientos más largos. «El C8 no se vende. Lo que quiero no me lo dan, y entonces no lo vendo. Le digo una cosa: si tienes cuartos consigues coches lujosos, pero uno como este ya es más complicado porque no se fabrica», explicó.
Este vehículo personalizado fue adquirido del trinque hace ahora 46 años. «me salió por 140.000 pesetas porque tenía extras», explicó Tino Neira. «Extras?». «Sí, la radio, que en aquellos tiempos era todo un lujo», respondió el propietario de este vehículo vintage que enciende a la primera y sin ningún problema gracias al sistema electrónico que le puso un mecánico de la zona, por consejo de un veterano motorista de La Coruña. Para llevar a cabo ese tuneado tuvieron que pedir unos platinos a un taller de Barcelona.
«Tiene mucha historia, por eso no me voy a deshacer de él. Ya ve, ¡pasa sin problema las inspecciones técnicas!», presume Saturnino Neira.
Informa Xoxé Carreira para lavozdegalicia.es