Todo sobre leishmaniosis en perros: síntomas, prevención, vacunas y su efectividad
¿Cuáles son los síntomas de la leishmaniosis? ¿Cómo se puede prevenir la enfermedad? Y en caso de contraerla, ¿cómo podemos tratar al perro afectado? Las respuestas a estas cuestiones en este interesante artículo.
La leishmaniosis es seguramente la enfermedad más agresiva y por desgracia la más frecuente que afecta a nuestros compañeros de fatigas pudiendo aparecer a cualquier edad. Sus efectos secundarios, aunque en ocasiones pueden mantenerse a raya con un tratamiento de por vida, en otras pueden desencadenar en el trágico final de perder a nuestro queridísimo compañero de caza. Pese a lo que la mayoría piensa, la leishmaniosis es una enfermedad que no solo afecta a nuestros perros, ya que también puede ser transmitida al ser humano. Hasta ahora es una enfermedad que aunque se ha trabajado muchísimo y existen numerosos métodos de prevención desgraciadamente no tiene ningún tipo de cura.
Profundizando un poco más en los orígenes de la misma, y en la incidencia que tiene en nuestro país, cabe destacar que la leishmaniosis es una enfermedad que se transmite únicamente a través de la picadura de un pequeño mosquito llamado flebótomo. Éste (siempre después de haber picado con anterioridad a un huésped infectado) porta unos parásitos llamados Leishmania infantum, los cuales transmiten al picar a un nuevo huésped. Estos parásitos son los verdaderos responsables de la enfermedad. La transmisión, tanto entre animales como a personas, se realiza únicamente con la picadura de este insecto.
Se puede observar que nuestro país, debido a su clima y su orografía, favorece bastante la proliferación de los vectores causantes de la enfermedad siendo las zonas mas endémicas las del Este-Sureste de la península, siendo medianamente endémicas las zonas del Este-Noreste y siendo zonas no endémicas las relativas al norte (Galicia, Asturias y el Cantábrico). Debido al cambio climático estas zonas están poco a poco extendiéndose a algunas nuevas por lo que no es descartable que en un futuro puedan sufrir modificaciones.
Las épocas de mayor riesgo las podemos encontrar entre los meses de marzo y octubre aunque el riesgo real se puede hacer extensivo a todo el año.
En cuanto a las zonas de mayor riesgo siempre debemos tener en cuenta que el vector transmisor de la enfermedad es un mosquito por lo que las zonas de agua estancada, y las zonas de fácil proliferación de estos, sobre todo durante las horas nocturnas pueden presentar un mayor riesgo.
Sintomatología y prevención
La enfermedad puede manifestarse de muy diversas maneras ya que en algunos animales puede aflorar más en de forma cutánea, en otros afecta más a los órganos internos, pero sí hay que decir que tiene una sintomatología común que puede ayudar a identificarla:
- Pérdida de apetito
- Pérdida de peso severa
- Diarrea y/o vómitos
- Sangrado por la nariz
- Intolerancia al ejercicio.
- Uñas anormalmente largas o frágiles
Otros signos y síntomas asociados con la enfermedad son:
- Inflamación de lo ganglios linfáticos
- Exceso de orina/sed excesiva
- Dolor en musculos y/o articulaciones
- Fiebre
- Alopecia o cambios en el pelo y la piel
En cuanto a los métodos de prevención se puede decir que son bastantes, y que no solo se puede sino que se deben combinar para garantizar una mayor protección. Destacan las pipetas externas, los collares antiparasitarios (siempre que prevengan ante los mosquitos) y las pastillas de desparasitación externa. Por supuesto de un tiempo a esta parte también podemos contar con la vacuna contra la leishmaniosis.
Vacunación contra la leishmaniosis
En cuanto a la vacunación contra la enfermedad, actualmente podemos contar en el mercado con dos vacunas diferentes, una que apareció aproximadamente en 2013 y otra mucho más reciente que vió la luz a finales de 2016.
- Primera vacuna contra la enfermedad en el mercado. Como veíamos antes, esta primera vacuna vio la luz aproximadamente en 2013. Su efectividad es de un 70% y entre sus características principales hay que destacar que sólo se puede administrar a perros con una edad superior a los 6 meses y no superior a los 8-10 años, limitando su uso a determinadas razas y a en perros de menos de 10 kg de peso.
Para administrarla es estrictamente necesario realizar un test previo para saber si el animal ya está o no contagiado con la enfermedad. Una vez estando seguros de que el animal no está contagiado y si es la primera vez que se le vacuna se le deben administrar tres dosis de la misma, alcanzando el grado optimo de protección a los 3 meses desde el inicio de la vacunación y debiendo poner un recordatorio anual.
Esta vacuna ha tenido un cierto grado de rechazo debido a que en muchos casos ha generado efectos secundarios en los animales vacunados, en su mayoría alérgicos y cutáneos. Este hecho ha generado que mucha gente declinase su utilización.
- Segunda vacuna contra la leishmaniosis. Esta nueva vacuna apareció a finales de 2016 y principios de 2017. En este caso su efectividad aumenta a un 72% y una de las ventajas que tiene es que se ha observado que los animales vacunados que han contraído la enfermedad han presentado síntomas mucho más leves. En este caso la vacunación también debe ser a partir de los 6 meses de vida del cachorro.
Con esta nueva vacuna, tan solo necesitamos una dosis de la vacunación de forma anual para proteger a nuestro perro y alcanza su eficacia a los 28 días desde su administración.
Como sucedía con la anterior es necesario hacer un test previo para asegurar que el perro no haya contraído ya la enfermedad pero esta vacuna además de las ventajas anteriores tiene una que podríamos considerar la más importante de todas, no tiene efectos secundarios. Hasta ahora en todos los perros vacunados no ha aparecido ninguna de las contraindicaciones antes mencionadas y si alguna que más puede tener que ver con la propia inyección al administrarla que por la vacuna, convirtiéndose esta en una muy buena opción para prevenir esta dañina enfermedad.
En todo caso ambas vacunas se probaron sin el uso simultáneo de otros medios de protección, los cuales se deben seguir utilizando junto con las mismas. Su uso conjunto puede suponer una protección de nuestros compañeros de caza muy cercana al 100% de efectividad, algo muy tranquilizador teniendo en cuenta que la aparición de la leishmaniosis en nuestros perros puede suponer, aparte de un tratamiento de por vida, el hecho de que en ocasiones se vean parcialmente mermados para la práctica de la caza y en otras, desgraciadamente, pueda significar que nuestro perro deje de estar a nuestro lado, hecho que para muchos cazadores supone una pérdida enorme a la que no estamos dispuestos a arriesgarnos.
J. Javier Calonge
Cazadores con Podencos de España