‘¿Tamos Pacmaos!’
Jamás la derrota ajena puede venderse como propia batalla ganada y, a veces, resulta que lo que parece una derrota del enemigo no es más que una estrategia para que ganemos confianza y no mantengamos la alerta necesaria para una adecuada defensa y bajemos la guardia. La maraña animalista crece sin control y creernos imprescindibles nos ha hecho descuidar muchos frentes.
Y si bien es cierto que las últimas manifestaciones convocadas contra la caza en varias capitales de provincia el pasado 4 de febrero fueron un estrepitoso fracaso en número de manifestantes, llegando incluso a ser menos numerosos que las propias organizaciones convocantes que desde hace años crecen como las setas alentadas por el oportunismo, también es igual de cierto que alcanzaron estas ridículas manifestaciones una repercusión mediática en los medios generalistas que a todas luces responde a una manipulación orquestada y dirigida por el gran lobby animalista cada vez más ligado a la administración y a los partidos políticos, donde como partido que son nos ‘Pacman’ puesto que se han convertido y se ofrecen como “bisagra necesaria” para muchos intereses interesados. Nos han venido ganando terreno sibilinamente, no digamos que no estábamos advertidos: llevamos tiempo recibiendo ataques diarios y siendo sometidos a escarnios en las redes sociales, que parecen haberse convertido en el único medio de comunicación y creador de noticias para la gran mayoría, donde resulta muy sencillo hacer creer la mentira que se difunde con el mismo valor que la verdad sin pudor alguno. Precisamente las redes sociales son el gran caldo de cultivo para elaborar esta estrategia del miedo, donde la receta es el aprovechamiento de la falta de moral y valores, la argumentación falaz basada en una sensiblería hipócrita y desconocedora de la realidad rural y la falta de escrúpulos.
Los medios generalistas siguen silenciándonos, cuando no atacándonos sin ningún rubor ni continencia. Los políticos siguen consintiendo y callados, cuando no apoyando, a los populismos que hacen más ruido porque no quieren ver señaladas sus cabezas ni comprometerse más que con el amarre de sus sillones y los beneficios que les suponen cuanto más tiempo mejor. El miedo como recurso para que la dictadura de las minorías pueda encumbrarse y someter así a una mayoría silenciosa y cobarde. ¡Y a buena fe que lo consigue! Los santuarios animalistas se pasan las leyes por el forro, las mismas leyes que han llevado a la ruina a muchas familias que intentaban sobrevivir, que ya no vivir, del campo, su sudor y su esfuerzo. Unos pierden el pan de sus hijos y a nadie de los que dicen representarnos parece preocuparles, mientras otros se benefician de su capacidad para hacer ese ruido que tanto les molesta a los políticos y a su séquito aplaudidor subvencionado. Saben de sobra que le están poniendo una soga al mundo rural, pero no les conviene ser señalados por las hordas animalistas, su único propósito es mantenerse y para ello deben pasar lo más desapercibidos posible, ese parece ser su primer mandamiento.
Mientras, puestas sobre la mesa jaulas para capturas, vacunas esterilizantes, eutanasias pagadas a posibles mercenarios, descontrol de poblaciones y erradicación de otras, propuestas de ley del bienestar animal que se venden como la panacea, incluso desde nuestras filas por conocidos intereses, y que no hacen distinción entre mascotas y animales de trabajo… el preludio del fin. Y no hay más ciego que aquel que no quiere ver, ni más sordo que aquel que no quiere oír. Seguimos como el mono sabio: ciego, sordo y mudo… esperando algo que no llega. Nuestro silencio sólo les legítima, muestra lo ‘Pacmaos’ de nuestras instituciones y federaciones, al tiempo que se crecen los cuatro gatos chilladores. Y habrá a quienes las leyes bien redactadas les importen un comino son aquellos acostumbrados a saltárselas permanentemente, bien por arriba o bien por debajo. Y habrá a quienes les interese sujetarnos bien las bridas, no sea que nos cansemos y alentemos a una nueva y gran manifestación donde por fin demostremos que ¡somos y estamos! Con toda la valentía de la que somos capaces, unidos todos los que defendemos el sector rural y el campo, haciendo todo el ruido del que somos capaces, un ruido atronador. A ver si de esta vez acabamos con algunas sorderas. ¡La caza bien lo merece!
Asoma por ahí una ‘Ley Cero’… y aquí sobra demasiada ambición y falta demasiada consciencia… ¡Seguimos ‘Pacmaos’!
Mª Ángeles Marcos Alonso