Ser cazador implica una gran responsabilidad con la naturaleza
Manuel Cava Presidente de la Federación de Caza de la Región de Murcia (FCRM). «La administración se plantea que se puedan abatir arruís en cualquier época y en cualquier circunstancia; no es lo que nosotros queremos»
-¿De dónde le viene la afición?
Mi padre y mi tío son cazadores y los recuerdo cazando desde que tengo uso de razón. Yo comencé a cazar con un compañero de la Universidad; me llevaba a su pueblo, en Cuenca. Íbamos a las perdices.
-Empezó por lo más difícil: las perdices son difíciles de cobrar… ¿Qué significa para usted ser cazador?
No es una afición cualquiera. Hay que amar la naturaleza, sentir el campo… Implica una gran responsabilidad con la naturaleza. No creo en eso de que hay que nacer cazador, pero sí es necesario amar la caza y tenerle el respeto que merece.
-¿Qué siente cuando ve a alguien que se llama cazador cometiendo una tropelía?
Me siento avergonzado y en absoluto representado. Desaprensivos los hay en todos los colectivos.
-¿Hay muchos en la caza?
No, pero se notan mucho. Lo bueno se ve poco y lo malo, mucho. Las redes sociales están dando muy mala imagen de la caza, porque lo malo se difunde con rapidez. Es como en el fútbol: hay 80.000 aficionados buenos y salen los cien ultras que la lían.
-¿Qué aporta de bueno hoy en día el cazador a la naturaleza?
No es algo que aporte ahora; lo ha hecho siempre. Muchas veces son los que conservan zonas donde, de no ser por su labor, se estarían perdiendo las siembras, no habría charcas de agua… Mantenemos los recursos tróficos disponibles, de manera casi altruista, aunque es cierto que buscamos que haya más caza. Pero es todo el medio ambiente el que se beneficia y la fauna silvestre, porque de las liebres, los conejos, las perdices… se nutren las rapaces y otros muchos depredadores.
-El propio Tribunal Supremo, en su sentencia sobre las especies invasoras, establece que no se puede encomendar a los cazadores que exterminen una especie, porque la caza siempre tiende a conservar.
Así es. Reconoce que la caza no es un medio de extinción, sino de conservación. Cuando una especie empieza a mermar se suele deber a otras causas bien distintas, como el cambio climático, la agricultura intensiva, el uso de pesticidas…
-¿Entiende la gran virulencia con la que desde algunos ámbitos se arremete contra la caza?
No la entiendo, sinceramente. Yo nunca he sido de posturas radicales. Creo que probablemente se debe al desconocimiento de quienes piensan que nuestro único fin es salir al monte, coger una escopeta y pegarle tiros a todo lo que se mueve. Ese es el pensamiento que impera en algunos colectivos. Nadie habla del cazador que se levanta a las cinco de la mañana y se va al campo a poner comederos, a llenar las balsas de agua… Ocurre lo mismo con la mala imagen del cazador y los perros, porque solo salen noticias de abandonos, de perros a los que han matado… Yo tengo dos perros. Casi todo cazador tiene alguno, y creo que nadie puede llegar a amar a un perro como lo hace un cazador. Quien dice que los matamos, que los abandonamos…, ese no sabe lo que de verdad significa un perro para un cazador. Es tu amigo, tu compañero y el ser que te aporta las mayores alegrías. Pero volvemos a lo mismo: un mal gesto de cualquier descerebrado es lo que se difunde. Hay mucho desconocimiento.
-¿Desconocimiento, o ganas de no saber?
Probablemente sean ganas de no saber. Hay mucha gente que prefiere no saber la verdad, porque ya tienen su imagen formada y rechazan lo que no les viene bien para mantenerla.
-¿Y dónde va a ir a parar la caza? ¿Qué futuro le espera?
Nos movemos en aguas pantanosas. Hay un declive de algunas especies, aunque a la vez hay otras que están teniendo una enorme explosión demográfica, como el conejo o el jabalí. Y luego está la presión de una parte de la sociedad que afirma que somos unos asesinos. Y ante eso, ¿qué debemos hacer? ¿Defender nuestra afición? ¿Renunciar? Yo creo que la caza va a existir siempre, aunque seguirá estando cada día más regulada. Más incluso de lo que ya está ahora, pues no hay actividad al aire libre con mayores exigencias, mayor número de permisos y licencias, mayor número de tasas y seguros…
-¿Cómo son las relaciones con las organizaciones ecologistas?
Aquí en Murcia hay dos asociaciones bastante activas, Anse y Ecologistas en Acción, que están incluso en las mesas de trabajo, y son gente muy preparada, con formación, y grandes conocedores de la actividad cinegética. En ocasiones puede faltarles un poco el conocimiento directo del campo, de pisar el monte, de la gestión de las poblaciones… Pero creo que entienden que la caza es necesaria, aunque a veces chocamos porque achacan el declive de algunas especies al ejercicio de la caza, cuando realmente no es así. Ahora tenemos un gran debate abierto con el silvestrismo, con la tórtola, con el arruí… Por ejemplo, achacan al silvestrismo las bajas poblaciones de algunas especies, sin que ningún estudio serio que apunte en esa línea. -¿Qué pasa con los efectos de la agricultura intensiva, de los pesticidas…?
-Hay especies que nadie captura y que están en franco retroceso.
Hay especies que están desapareciendo y nadie las caza. Ya casi ni se ven gorriones. Y nadie los caza. Hay estudios de la Universidad de Castilla-La Mancha sobre las semillas certificadas, ‘blindadas’ como las llaman, que demuestran que si alimentas una perdiz con ellas durante 21 días, muere o se queda infértil. Con lo cual no es de extrañar que haya zonas donde cada vez se cazan menos perdices, o no se cazan, y esté siendo imposible recuperarlas. Y si encima se abandona ahí la actividad cinegética, mucho peor. La sobreprotección del monte a veces es muy perjudicial.
-Con el jabalí, por ejemplo, no se puede aflojar la presión.
-El jabalí acaba con todo, con los reptiles, con las aves que anidan en el suelo, con la tortuga mora… Es un gran problema, porque se ha extendido ya por toda la Región. Ya los ves hasta en Calblanque, y es un animal que puede hacer mucho daño. Por no hablar de los riesgos de accidentes de tráfico que implica. La naturaleza siempre exige gestión.
-¿Se va a permitir la caza del arruí?
La Administración está redactando un plan de gestión, pero la idea que lleva no me convence nada. Casi prefiero que no salga adelante, porque la propuesta es que se pueda cazar libremente, durante todo el año, sin permisos, sin tasas, sin nada. A saco. En cualquier lugar y circunstancia. Eso no lo quiere ningún cazador.
-¿Cómo han sido los primeros días al frente de la Federación?
Ajetreados, pero Pepe (José Antonio) Moreno había dejado la FCRM en una situación muy buena, sin conflictos internos, saneada económicamente, con buenas relaciones con la Administración… Me lo ha dejado en bandeja. Pero yo soy inquieto y me gusta explorar nuevas vías y nuevos proyectos.
Informa: Ricardo Fernández para laverdad.es