Retiran casi 400 nidos de torcaces y las quieren considerar plaga invasora

Los nidos se han retirado para evitar la suciedad generada por los excrementos y el Ayuntamiento de Valladolid quiere considerar a estas palomas como plaga de «especie invasora».

La empresa leonesa Locus Avis, especializada en el control de aves en entornos urbanos, ha culminado el plan de choque encargado por el Ayuntamiento el pasado mes de mayo para poner coto al asentamiento de la paloma torcaz en Valladolid, que se ha hecho fuerte en la ciudad en la última década. La retirada de 383 nidos hasta finales del pasado mes de agosto ha paliado de forma temporal, pero visible, el problema de la suciedad en las calles que generan los excrementos de esta especie, considerada ya en muchas ciudades de España y Europa como una plaga. La mejoría en el estado de vías antes bombardeadas por las deyecciones, como el Paseo de Zorrilla, es patente. A ello ha contribuido también una intensificación de las labores de limpieza, que se ha acompasado con las tareas de control.

Los datos del informe arrojan un censo de población reproductora en la capital de entre 1.000 y 1.200 individuos. Durante tres meses, dos técnicos de esta firma han subido hasta las copas de los plátanos de sombra de la gran avenida que une el centro y el sur de Valladolid para sacar de ellas a unos inquilinos que no son bienvenidos. Solo en el paseo se han retirado 85 espacios de cría, mientras que en doce casos no ha sido posible debido a la altura de los anidamientos. El resto de actuaciones se reparten por toda la trama urbana -62 calles donde se había detectado concentración de excrementos-, con especial atención al barrio de Delicias, que, junto con Parquesol, sufre con especial virulencia esta invasión.

La veterinaria de Locus Avis, Esther Álvarez del Pino, que se ha encargado de llevar a cabo este contrato, al que el Consistorio ha destinado 12.000 euros, advierte de que el control a medio plazo de esta ave requerirá de actuaciones periódicas. Así, entre mayo y agosto, la medida más efectiva es «interferir en el ciclo reproductivo» de la especie a través de la retirada de nidos. Durante la época otoñal, las prácticas cambian y tal como se recomienda en el documento la medida más eficaz es utilizar aves rapaces para la realización de vuelos disuasorios o de ahuyentamientocon el objetivo de conseguir que los ejemplares consideren el lugar como no seguro por la presencia de depredadores». «Es una metodología que no se ha utilizado todavía en esta fase de trabajos en la ciudad de Valladolid», acota la experta. El Águila Harris, una rapaz muy versátil para vuelos en el entorno urbano, es el animal más indicado para dar miedo a la torcaz.

Esterilización reversible

¿Y los piensos esterilizantes que ya prueban ciudades como Barcelona? «Se trata de alimento recubierto de hormonas que inhiben de forma reversible la producción de espermatozoides y la puesta de huevos en los ejemplares que los consumen, pero para que su uso sea efectivo se requiere que la gran mayoría del alimento ingerido por las palomas sea el propio pienso esterilizante, circunstancia que no suele darse en nuestras latitudes, ya que lo benigno del clima permite que exista alimento no tratado disponible casi todo el año», argumenta.

Al contrario que la paloma bravía, que se asienta en edificaciones, con el consiguiente daño en inmuebles históricos o bloques de viviendas (entre enero y junio se han atrapado 1.431 para enviarlas a Tierra de Campos), la torcaz prefiere la cobertura vegetal para cobijarse, anidar y criar. Puntualmente, explica la veterinaria, puede llegar a formar grupos de consideración en zonas ajardinadas de ciudades con arbolado, en las que aprovechan los recursos alimenticios forrajeando en la hierba. Esto permite «el establecimiento y crecimiento de la colonia, que se perpetúa y amplía en el tiempo y llega ocasionar perjuicios de consideración», especialmente en zonas arboladas, como plazas y parques. Valladolid lo está sufriendo con intensidad en sus aceras, en los coches y en el mobiliario urbano de jardines y alamedas. Tras este primer plan de choque -en septiembre de 2017 un colombófilo contratado por el Ayuntamiento retiró nidos, pero de forma experimental- el Consistorio prepara un contrato de control de plagas en el que se incluirá ya a la torcaz como especie invasora y que establecerá acciones periódicas para el control de su población. La especie ha llegado para quedarse, según sostienen los expertos, y ahora se trata de ponérselo complicado.

Informa J. Asua para elnortedecastilla.es