Prohibición taurina y sus mezquinos causantes

El Parlamento Catalán, dirigido por el afán nacionalista y aupado por los grupos antitaurinos que fueron utilizados tontamente, proclamó en voz alta la prohibición de los toros en Cataluña, dando una estocada a la libertad de los miles de españoles que disfrutaban con este antiquísimo arte.

El pasado domingo, ante los ojos de miles de espectadores sedientos de toros y toreros, se cerró lo que puede ser el último capítulo del toreo en Cataluña. Los susurros populares parecen dirigirse hacia la fiesta nacional, pero el movimiento ha sido tardío y la cornada ya ha perforado las entrañas.

Estos renglones guarecen una pluma poco taurina, pero que defenderá allá por dónde la dejen deslizarse la libertad cultural que nutre a cada uno de los sujetos que no se ve cautivo por burdos caudillistas. 

Lazos amorosos han unido a lo largo de los años a los aficionados venatorios y taurinos, que en muchas ocasiones, se conciben en una misma persona. Ahora es cuando desde el sector cinegético más tenemos que fortalecernos y echar un capote a los toros; unirnos, y reivindicar nuestras tradiciones, así como inculcar los valores de respeto y libertad.