Premios 2017 del Real Club de Monteros
El presidente del RCM destacó la importancia de «montear bien», respetando la ética venatoria, a los compañeros de armada y a las reses.
Informa RCM | El pasado 26 de junio se celebró el solemne acto de entrega de los premios anuales del Real Club de Monteros correspondientes al año 2017, en el Real Club Puerta Hierro de Madrid, que tuvo que habilitar la terraza para poder acoger a las más de 250 personas que acudieron a los mismos, presentando un lleno total de sus jardines, debido a la excelente acogida de esta celebración.
Concurrieron personas procedentes de variados puntos de nuestra geografía nacional, al haberse configurado esta celebración como un punto de encuentro y confraternización de todos los aficionados a la montería española entre socios y amigos.
Una vez terminada la cena, el presidente del Real Club de Monteros, César Fernández de la Peña, hizo una revisión de las actividades llevadas a cabo durante el último año, concluyendo que ante todo iban «orientadas a contribuir a que la sociedad esté mejor concienciada e informada sobre los beneficios de la caza y esa labor es la que premiamos con estos galardones», recordando que «para los que sea un orgullo montear bien, si no respetamos la ética venatoria, ni al compañero de armada, ni las reses sobre las que ejercemos nuestra afición con pasión pero sin odio, acabaremos con la montería o, lo que es peor, la convertiremos en una caricatura sangrienta».
No quiso pasar por alto el agradecimiento del Club hacia la firma de óptica Leica, que patrocina por segundo año el Premio Literario Jaime de Foxá, y que delegó una representación del máximo nivel en estos actos.
En este instante, el presidente pasó la palabra a Pablo Fernández Gasset y a Rafael Castellano Barón, conde de Priego, quienes dieron lectura de las actas de los acuerdos por los que se nombraban a los galardonados en esta edición 2017.
Tras este punto S.A.R. Dª Teresa de Borbón, marquesa de Laserna, efectuó la entrega de los premios, y después Iñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laserna, efectuó una cariñosa semblanza de los premiados en su condición de presidente honorífico del RCM, semblanza que, como es habitual en él, aderezó con apuntes biográficos de los mismos.
Los premiados
Comenzó refiriéndose a Iván Martínez-Cubells Leyún, como un gran valedor del mundo rural desde la tribuna mediática que dirige, ‘Fuera de Serie’, ya que «desde esas páginas defiende, con la mirada puesta en España, lo rústico; lo mismo pueden ser las razas autóctonas de ganado que la dehesa, ese milagro que han sabido llevar a efecto los hispanos domesticando la naturaleza, y siempre mostrando la caza como una actividad consustancial con los espacios abiertos, y sin la cual las poblaciones silvestres dispararían su número, y demostrando que resulta una potente ayuda para mitigar la emigración y la desertización de nuestros campos».
Posteriormente pasó a señalar los valores de José María de la Blanca Finat y Bustos, duque de Pastrana, que le hacían merecedor del galardón recibido, y del que señaló que «el campo ha sido siempre su horizonte y su ilusión, desde conducir la vacada por cordeles y coladas desde Toledo a Ávila, la ingrata y complicada gestión de una ganadería de bravo que no permite errores en la selección de los sementales, a la plantación de viñedo en El Castañar y la elaboración de quesos con denominación propia. Y con el campo la cacería, especialmente la de mayor en montería, que él considera el mejor modo de hacer sociedad: desayuno y cena con los amigos y entremedias reses y el latir de los perros».
A partir de ese momento se centró en Manuel de Juan López-Lago —Lolo de Juan—, del que refirió su vida entera coligada al campo como parte indisociable de su ser, señalando que «el campo ha sido su maestro y es ahora su vida, le cuesta moverse sin el olor del cantueso y del tomillo y su existencia solo la entiende a lomos de la silla vaquera». Pero además de destacar sus méritos con la montería y la pluma «con esa preparación, ayuno de Quevedo, tiene la perspicacia del santiaguista con el lenguaje, y olvidado de Rubén, juega con la música de la palabras que es a la prosa como el canto llano a la liturgia», también nos descubrió su faceta humanitaria como Camillero de Lourdes, a lo que habría que unir que el importe del premio recibido será donado a la Fundación Sobre Ruedas de ayuda a las personas con parálisis cerebral.
Para terminar hizo saber a todos los presentes que se despedía como cabeza del jurado del premio Jaime de Foxá: «Adelanto a los socios del Real Club de Monteros la carta que he entregado al presidente, y barro el polvo del suelo con las plumas de mi chambergo para saludar a todos mis consocios, me disculpo por los rollos que han tenido que soportar y por las inconveniencias, si las ha habido, y agradezco muy de veras las muchas satisfacciones que en el desempeño de jurado me ha tocado disfrutar».
De entre los premiados el primero en intervenir fue José María de la Blanca Finat y Bustos, duque de Pastrana, quien aludió repetidas veces a su edad y a lo cambiado que está el mundo de la caza desde que él anduvo sus primeros pasos por este camino. También hizo mención al honor que para él representaba pasar a formar parte del elenco de premiados por el Club.
Iván Martínez-Cubells Leyún apuntó a los tiempos en los que estamos viviendo, donde cada día es más difícil que un medio de comunicación generalista y de gran éxito, pueda dedicar espacios a divulgar las actividades rurales y entre ellas la caza, pero ante todo expuso que el premio no se le concedía a él sino a la publicación en la que trabaja. Para Iván esta divulgación se ha de hacer con la máxima naturalidad, tal y como se abordan otros temas sin cortapisa alguna.
Manuel de Juan López-Lago nos explicó que los relatos del Rincón de Polvorilla, uno de los cuales ha sido premiado, están siempre ligados al caballo, a la caza y al campo, porque que él no es cazador, ni jinete, ni escritor, ya que se considera aficionado a cada uno de estas actividades, puesto que si le gustara sólo disparar, en un simple banco de tiro podría calmar mi ambición. Si fuera sólo cazador, acudiría al campo únicamente con un arma al hombro y si le gustaran sólo los caballos, en un picadero cubierto podría pasar las horas. Pero considera que la caza y el caballo son los medios para sumergirse en la Naturaleza, apreciar sus épocas diferenciadas por las estaciones, las labores agrícolas, las ganaderas…
Finalizó su intervención comentando lo agradecido que está a la vida y a quiénes la comparten con él, y por un pacto que tiene con la Morenita de Guadalupe, de manera que la dotación económica de el premio va íntegra a la Fundación Sobre Ruedas, que ayuda a chicos con parálisis cerebral, a jóvenes como él, a la vuelta de la esquina, que no tienen la suerte de subirse a un caballo cuando quieren, ni de pasear por un alcornocal en tiempos de descorche.