Piden ayuda para controlar la «invasión» de jabalíes en la comarca valenciana del Safor

Fotografía de un accidente de tráfico con un jabalí.

Responsables de la Administración local piden que actúen aquellas entidades que tengan competencia en el control de fauna salvaje, como es el caso del Seprona y la propia Generalidad valenciana.

Los municipios de la Safor en los que la proliferación de jabalís se ha convertido en un problema se sienten abandonados ante la imposibilidad de adoptar medidas para afrontar ese reto y piden a las administraciones con competencias en la materia que tomen cartas en el asunto con el fin de evitar que las manadas de estos cerdos salvajes lleguen mucho más allá de las montañas, con el riesgo que eso representa.

A raíz de la manada que se vio en la rotonda del Grau de Gandia, junto al cámping l’Alqueria, hecho del que informó Levante-EMV y que a punto estuvo de causar un accidente con un motorista, el concejal de Territorio, Xavier Ródenas, indicó a este periódico que el ayuntamiento se ha dirigido al Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) y a la Consejería de Territorio. La finalidad es que, por una parte, atajen la superpoblación de jabalís extendida por casi todos los sitios y, por otra, adopten medidas para que esos animales no invadan espacios urbanos, como está ocurriendo con demasiada frecuencia.

Al concejal Ródenas no le extraña que aparezcan jabalís tan cerca de la playa. Según señala, en el cauce del río Serpis, con muchos tramos llenos de cañares, las manadas viven sin problema y salen de allí, generalmente por la noche, para buscar comida o simplemente desplazarse a otros lugares. En algunas parcelas del distrito de Marenys de Rafalcaid, situado justamente entre el mar y el cauce del río, ya han causado problemas que antes solo se constataban en campos situados cerca de las montañas.

La presencia de los animales que viven en los ríos, algo que hasta hace poco no ocurría, ha quedado constatado por informes de la Policía Local de Gandia. Se escondidos entre cañares que nadie limpia a pesar de que casi unánimemente los ayuntamientos exigen a la Confederación Hidrográfica del Júcar que retire la maleza acumulada en los espacios fluviales. La invasión de cañas no solo permite la proliferación del jabalí, sino que también es un riesgo en caso de fuertes lluvias y, un aspecto no menor, impide a los ciudadanos disfrutar de espacios naturales que podrían aprovecharse para el esparcimiento.

Respecto al riesgo de accidentes, la concejala de Seguridad, Àngels Pérez, indica a este periódico que a la Policía Local no le consta que durante 2017 haya habido heridos causados por jabalís, pero sí los hubo en años anteriores. En el acceso norte de la ciudad un conductor acabó herido al impactar con un ejemplar. Y el verano pasado dos jóvenes de Ador resultaron heridos en la carretera de Villalonga al caer del ciclomotor que chocó con otro jabalí.

Informa levante-emv.com