Pacma estudia denunciar al Inaga por ofrecer la «posibilidad de abatir perros»

En Leciñena están en guerra contra los perros asilvestrados. Han muerto durante la semana pasada 57 ovejas por ataques de canes «de gran tamaño» y el consistorio local solicitó permiso al Inaga para que los cazadores pudiesen abatir los perros, permiso que finalmente no se tramitó. Desde el Gobierno de Aragón se indica que finalmente se tratará de capturar vivos a los perros asilvestrados mediante jaulas trampa, mientras que el alcalde de Leciñena señala la urgencia de resolver este problema. Desde Pacma se están dando «pasos jurídicos» contra el Inaga por el hecho de «ofrecer siquiera la posibilidad de abatir perros».

Una de las ovejas atacadas por perros en Leciñena.

La semana pasada estalló la polémica al darse a conocer un bando emitido por el Ayuntamiento de Leciñena en el que se autorizaba a los cazadores de la localidad a abatir a «cualquier perro errante/asilvestrado» que se hallase en los terrenos del término municipal. Pese a que el consistorio dio marcha atrás al día siguiente y llegó a un acuerdo con Pacma para tratar de capturar vivos a los animales que habían matado a 57 ovejas en la localidad, el bando ya había llegado a internet y provocado que animalistas, ganaderos y cazadores se enzarzasen en un acalorado debate a través de las redes sociales.

En apenas dos semanas, uno o varios cánidos de gran tamaño -según las necropsias realizadas a las ovejas fallecidas- habían hecho estragos en las explotaciones ganaderas de los alrededores. Ante la situación de alarma generada entre los vecinos, las pérdidas económicas generadas a los ganaderos y la imposibilidad de localizar al animal atacante, el consistorio solicitó permiso al Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga) para que sus cazadores pudiesen abatirlo en caso de toparse con él.

Aunque al final rectificó y no se organizó ninguna batida de perros asilvestrados, el Plan General de Caza de la Comunidad contempla el uso de armas de fuego -y del arco- para controlar la población de «animales asilvestrados y determinadas especies antropófilas» en los cotos de caza y términos municipales. Estas actividades de control incluyen, entre otros animales, a «los perros asilvestrados». Pueden realizarse, además, «en cualquier época del año» y pueden solicitarlas tanto los titulares de los cotos, como las sociedades de cazadores, como los propios ayuntamientos.

En caso de optar por las armas de fuego o el arco para acometerlas, debe informarse por escrito tanto al Inaga como a la Comandancia de la Guardia Civil correspondiente, indicando las fechas y los lugares de actuación, así como el número de personas autorizadas. Si son promovidas por los propios ayuntamientos, como fue el caso de Leciñena, la comunicación debe ir conformada, además, por el Agente de Protección del Medio Natural de la demarcación.

Autorizaciones tramitadas

Según ha informado a Heraldo el departamento de Desarrollo Rural y Sostenibilidad del Gobierno de Aragón, entre 2015 y 2016 el Inaga otorgó 25 autorizaciones de este tipo para dar caza a perros asilvestrados que estaban causando algún tipo de problema. Trece de ellas en cotos y doce fuera de cotos.

Finalizadas las actuaciones de control y en un plazo de quince días, los solicitantes deben remitir al Inaga el resultado de las capturas realizadas y, según ha informado la DGA, en la temporada de caza 2015 – 2016 el Inaga tuvo constancia solo de la caza de dos perros asilvestrados. Todavía no puede facilitar los datos de la temporada 2016 – 2017 porque no dispondrá de ellos hasta el verano.

Otras formas de captura más comunes

De todas formas, desde el Gobierno de Aragón apuntan a que la institución contribuye a la intención de cazar vivos a los perros, tal y como finalmente se tratará de hacer en Leciñena. Señala, incluso, que las jaulas son proporcionadas por el CITA y que estas autorizaciones las tramita también el Inaga, aunque «de forma excepcional, ya que no hay legislación al respecto». De hecho, el Plan General de Caza también ofrece la posibilidad de utilizar cajas-trampa o cepos amoritugados para realizar estos controles de animales asilvestrados. Solo en la provincia de Zaragoza la Diputación recogió a lo largo del año pasado 263 perros errantes o asilvestraods que los pequeños municipios habían capturado por medio de estos sistemas.

Gonzalo Gavín, alcalde de Leciñena, explica que, de hecho, esa es la forma habitual de proceder en el municipio cuando un perro abandonado ronda su territorio: capturarlo y llamar al servicio de recogida de perros de la Diputación Provincial de Zaragoza para que acuda a recogerlo. El de este mes ha sido, dice, un caso excepcional por los daños que estaba causando el animal.

Desde Pacma, por su parte, Olga García informa de que «están dando pasos a nivel jurídico contra el Inaga por el hecho ofrecer siquiera la posibilidad de abatir perros» ante determinadas problemáticas. «Catalogar a determinados perros como ‘asilvestrados’ es una excusa para dar carta blanca a las batidas de estos animales», critica. Denuncia, además, que esta posibilidad contradice la Ley de Protección Animal de la Comunidad, texto que regula el trato que debe dispensarse a los animales de compañía y que de hecho incluye a todas las subespecies y variedades de perros como animales domésticos de compañía.

Informa heraldo.es