Mi primera vez de Pedro Gerardo

Yo sólo sé que había aceptado ir de cacería porque nunca lo había hecho y porque me parecía buena experiencia, a pesar de que con ello tuviera que abandonar por unos días mis actividades. Llegamos antes del amanecer al pueblo de Santa María Chachoapan y de allí nos trasladamos a la sierra, en medio de un clima agradable.

Ya instalados, desayunamos alrededor de una fogata y marcamos itinerarios y puntos de referencia. Iniciamos la cacería, yo con una gran alegría y el clásico nerviosismo de principiante. Tras de un largo tiempo de recorrido, vimos a un venado, a lo lejos, ser perseguido por unos coyotes hasta alcanzarlo y matarlo, fue algo cruel pero emocionante. Ahí visualicé al que sería mi trofeo –lo comenté y todos se rieron por considerarme un ingenuo- y a partir de ahí, viví durante esos días con la idea de cazar a ese coyote que hasta en sueños lo veía frente a mí en un duelo a muerte.

Con los binoculares lo busqué, lo seguí, descubrí su guarida, me aprendí sus recorridos y en un amanecer les pedí –a todos- queme otorgaran el día para mi empresa, aceptaron y me dieron consejos, aparte de ánimos. Viví mi propia guerra, en una cacería sin tregua, hasta que hubiera un ganador. Puse en práctica el conocimiento que había aprendido y lo demás fue intuición e improvisación. Después lo vi, solitario, como si él también supiera de la cacería y hubiera aceptado el duelo, no huyó, simplemente dio pequeños rodeos, como si hiciera tiempo para nuestro enfrentamiento.

La tarde se alejaba y él empezó a aullar pero su aullido no tuvo respuestas, sonaba como si me estuviera dando la bienvenida. Ya cerca les pedí que me dejaran sólo, que no quería a ningún acompañante, que era entre él y yo. Disparé y tras de un quejido cayó, intentaba incorporarse y mientras me le acercaba, el coyote gruñía entre quejidos. Nos vimos de frente sin que nada se interpusiera entre nuestras presencias, intentó de nuevo incorporarse para atacarme, volví a disparar y todos me felicitaron. De regreso, volví orgulloso, por enfrentarme a un coyote y poder vencerle, ahora lo tengo de tapete en la sala.

Relato de caza participante en el concurso organizado por Cazaworld, autor Pedro Gerardo Díaz.