Medio Ambiente ha retirado este año 47 cadáveres de animales con sarna

La mortandad por la patología está en retroceso, ya que en lo que va del 2016 se han recogido menos de la mitad de cuerpos que en el 2015.

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La Consejería de Agricultura, Ganadería y Medio Ambiente ha retirado en lo que va del 2016 un total de 47 cadáveres de animales enfermos de sarna (en general, ciervos) de los montes riojanos.

A falta de que concluya el año, los datos de la primera mitad del ejercicio permiten aventurar una significativa disminución de la mortandad animal por esta patología contagiosa que irrumpió en la región durante el invierno del 2010 en las proximidades de Ezcaray.

El invierno y sobre todo el final de la primavera son las épocas en las que aparecen más cuerpos de ciervos con sarna, ya que el contagio (que se produce por contacto) se origina fundamentalmente durante la berrea.

Medio Ambiente recogió en el 2015 un total de 131 cadáveres de animales infectados, de los que 94 se localizaron en las estaciones de invierno y primavera. De los 47 que se han retirado este año, 20 se detectaron en invierno y otros 19 durante la primavera.

La enfermedad exhibió su mayor virulencia en el 2012, cuando el departamento gubernamental apartó 160 animales, 54 en primavera y 33 en invierno.

Medio Ambiente subraya que «el Gobierno de La Rioja adoptó una serie de medidas para evitar su extensión en la Reserva Regional de Caza y en los cotos colindantes» y que «en este momento, se convive con la enfermedad y su incidencia no es elevada».

Goteo

«Siguen apareciendo cadáveres, pero ya no es alarmante. Hemos pasado de que antes todas las semanas se murieran decenas de ciervos a que ahora se dé un goteo de vez en cuando», constata desde la comarca de Ezcaray el naturalista, Gerardo Hernando. Hernando remarca, no obstante, que años de presencia de esta patología en nuestros montes (que por otro lado está extendida por toda la Península) «ha diezmado la población de machos». Y es que, incide, «nadie sabe por qué la prevalencia de la sarna en los ciervos machos ha sido mucho mayor que en las hembras».

Medio Ambiente precisa que, desde la eclosión de la enfermedad en La Rioja en el 2010, el foco se ha ido trasladando de oeste (sierra de la Demanda y Najerilla) hacia el este (valle del Leza). En estos momentos, la zona donde se registra una mayor mortandad se sitúa en el Alto y Medio Iregua. De hecho, en agosto apareció el cuerpo de un ciervo joven en las inmediaciones del empalme de la carretera a Aldeanueva de Cameros con la N-111 (corresponde con la foto superior de esta información).

«La mortalidad se ha reducido de forma natural, sin el ejercicio alguno de actividad humana», critica Hernando y lo explica dado que «al reducirse las poblaciones de cérvidos, no hay tanta cercanía entre los animales y la alimentación por la que pugnan resulta más abundante, lo que posibilita unas mejores condiciones para la sanidad» de estos venados. En cualquier caso, el naturalista insiste en que «la Administración tiene que ocuparse de las poblaciones silvestres, sobre todo de las que aportan tanto dinero al erario público» como las vinculadas a la caza. «Hay que hacer un seguimiento e investigación», concluye.

Informa: larioja.com