Manuel González es un orgánico que prefiere cancelar antes que engañar a sus monteros
Este joven orgánico no tiene permiso de armas, pero sí el convencimiento de ofrecer monterías con garantía sin engaños.
En la casi veintena de monterías que lleva celebradas esta temporada se ha metido en todas con sus perros a cazar la mancha.
Redacción | Tiene 22 años y no se ha colocado en un puesto de montería en su vida. No tiene permiso de armas, pero sabe a su corta edad cómo es la caza, cómo vivirla y ofrecerla a los demás. Manuel Jesús González es un joven natural de la localidad sevillana de Alanís. Siempre con los perros de su rehala, y acompañando a su padre, hasta que en julio de 2017 presentó Jóvenes Orgánicos, «un sueño conseguido poco a poco con humildad, esfuerzo, trabajo y constancia».
Mano a mano con su padre y la rehala familiar, Manuel Jesús González ha ido mamando la montería desde dentro, desde el corazón de cada mancha y bregando con sus 150 perros, podencos paterninos cruzados y dogos. Esta temporada ha celebrado ya casi una veintena de monterías, pero no ha cogido un rifle. Con la emisora al hombro, Manuel llega a cada montería que organiza y se mete con sus perros a cazar. Una vez terminada, se cambia y se acerca a la junta para rematar la jornada como organizador y perrero a la vez.
Jóvenes Orgánicos ofrece monterías en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha con un rango de precios que oscila entre los 250 y 4.000 euros. Dispone de fincas abiertas, cerradas y, como él dice, «semicercás».
«Nada más que engaños»
González ha conseguido la confianza de muchos monteros españoles y portugueses. Si la mancha está buena, se da; si no, a otra cosa. Este sábado 13 es uno de esos casos: una finca que no está para darse. Jóvenes Orgánicos había metido 16 puestos en una montería que se va a celebrar en Extremadura este sábado, pero González ha llamado a cada uno de los monteros para cambiar de plan. Perderá dinero, pero los monteros que apalabraron con él se colocarán en las armadas de otra finca lejana. «En verdad, el que he perdido he sido yo», reconoce.
Para la montería de este sábado contaba con monteros de Madrid, Getafe, Sevilla o Badajoz, pero «antes de liarla» ha preferido llamar a cada uno de ellos para ofrecerles una alternativa. «Yo llevaba una parte de la montería —explica González a Cazaworld, refiriéndose a la finca prevista—, y aparte de que hay muchos puestos montados, la finca no está para cumplir». Por ello, el responsable de Jóvenes Orgánicos ha preferido anular estos puestos «antes de engañar a la gente» y ofrecerles otros en una finca que se dará el sábado en la misma región. «Nada más que hay engaños por aquí, eh», admite este joven orgánico entre risas.
Uno de los 16 monteros, J. M. G., agradece el gesto de González. Explica que la montería le iba a costar el precio del puesto, «más gasoil, más tal; vamos, que se te van 500 euros para echar unas migas y unas judías», aclara este cazador madrileño. Como alternativa, les ha ofrecido otra montería (que es a la que irán 15 de los monteros) con expectativas que son buenas de venado, jabalí y muflón, aunque inferiores a las previstas inicialmente para la finca «anulada». «Son cosas que a mí, sinceramente, me sorprenden porque hoy en día no escuchamos más que excusas cuando la cosa sale mal», lamenta este montero.
Un joven orgánico
Manuel González cuenta que, durante esta primera temporada organizando monterías, no es la primera vez que evita el engaño. Tenía previsto dar en noviembre una finca en Castilla-La Mancha, en la que ya había colocado los puestos, pero como las condiciones iniciales no se cumplieron «decidí anular la montería y perdí el dinero que había puesto».
Jóvenes Orgánicos ha ofrecido casi la veintena de monterías en lo que va de temporada. Exceptuando dos monterías, afirma que la temporada se está dando bien y con buenos resultados, con una media de 60 reses por montería. Por delante, hasta que finalice el periodo de caza mayor, tiene previstas dos fincas más.
El joven orgánico va conformando un grupo de clientes monteros y dice que «la gente está contenta» por los resultados que se van obteniendo y por su manera de actuar. «Si hubiera sido otro, me callo y llevo a la gente allí, cojo el dinero antes de sortear y ya, si se cabrea alguno o algo, pues cuando pase una semana, ya se olvidará —relata—, pero ese ya no viene más conmigo, ni su padre ni su hermano ni su amigo». Manuel González se sincera: «Yo me como mucho la cabeza con esto… A mí no me gustaría que me lo hicieran».