Los agricultores de la Rioja Baja se quejan de los daños provocados por corzos y jabalíes
Los viticultores de La Rioja Baja viven una situación «insostenible» según Arag-Asaja por los daños que provocan corzos y jabalíes sobre los viñedos. Los daños de la fauna silvestre se suman a los problemas de sequía que han sufrido los productores en sus cultivos, y los viticultores explican que los brotes de la viñas son buscadas por los corzos debido a que son «exquisitos» a la hora de buscar la comida. Los agricultores han solicitado permiso para cazar corzos, pero comentan que los concedidos son insuficientes.
No era suficiente con los problemas de sequía de este año ni con la helada del mes de abril que tiene a los viticultores de La Rioja expectantes sobre cómo puede ir la campaña. A los azotes meteorológicos se han sumado ahora los problemas con los animales y las mermas que producen en los cultivos cada vez que bajan a comer a las fincas. Los daños empiezan a ser considerables en varias zonas de La Rioja Baja. A los del conejo en Quel y Alfaro se han unido estas semanas los daños de los corzos y los jabalíes en el entorno de los Agudos en Calahorra.
Dada la situación «insostenible» que suponen estos destrozos en los cultivos, Arag-Asaja ha solicitado en el Consejo Riojano de Caza que se modifique la actual Ley de Caza, que data de 1998 y que el sindicato agrario considera «totalmente obsoleta».
Durante los últimos meses, la organización agraria ha venido pidiendo a todas las entidades afectadas por esta cuestión (Consejería de Agricultura, asociaciones de cazadores y titulares de cotos) que hicieran un frente común para colaborar con el sector agrario cuya situación es cada vez más preocupante. Sin embargo, según el sindicato, la fauna silvestre ha seguido incrementándose debido a la ausencia de medidas. La invasión de los cultivos por parte de los animales está provocando siniestros importantes en cereal, hortalizas, frutales y viñedos que no solamente comprometen la producción del año sino, en algunos casos, incluso la viabilidad del cultivo.
Uno de los muchos agricultores afectados es José María Ruiz, de Aldeanueva de Ebro. «El agricultor ya da por hecho que va a tener que convivir con determinada pérdida por el tema de los animales pero estos últimos años el problema se está agravando y en algunos casos es insostenible», explica.
Como muchos otros viticultores aldeanos, él tiene fincas cerca de Los Agudos (término municipal de Calahorra). «Es una zona excelente por el tema de la altitud, hay fincas que dan unas uvas espectaculares y que este año veremos a ver qué pasa», explica. La realidad es que los corzos, que al parecer son muy exquisitos a la hora de elegir su comida, se han alimentado de brotes de las viñas del entorno.
«Hace un par de años que el coto de Calahorra no se lleva de forma regular y el problema lo estamos pagando nosotros porque los corzos vienen a comer a esta zona», razona alegando que los cazadores de Aldeanueva hacen todo lo posible por echarles una mano teniendo en cuenta las circunstancias.
El consistorio calagurritano explica que en el último mes se han realizado nueve recechos en la zona, ocho para corzos hembras y uno para macho, pero cazadores de la ciudad de los Mártires explican que la realidad es que «el coto está un poco dejado de la mano de Dios; ya no hay las batidas habituales, así que es verdad que hay superpoblación de corzos».
Aún así, los agricultores saben que el problema no es puntual de una zona. «La culpa no es tanto del cazador como de la administración que no les deja cazar todo lo que sería necesario», asegura José María. En este sentido, cuenta que la semana pasada pidieron varias esperas para cazar corzo en la zona y paliar los problemas de los agricultores, pero se han concedido dos y con sólo tres cazadores por espera, algo que tanto éstos como los agricultores consideran insuficiente.
Jesús Pérez está en las mismas. Esta vez con el jabalí. Le han dejado el peral hecho unos zorros. «Aquí no va a haber quien entre con el tractor este verano a recolectar», lamenta. Y la verdad es que todos son socavones. Las peras aún no las han tocado, pero «espera a que llegue el mes de julio», vaticina. Hace unos días llegó a ver docena y media de animales salir en estampida de la finca. «A alguno les parece que nuestras fincas son la despensa de estos animales», se enoja sin acertar a ver una solución al problema.
Informas María Félez para larioja.com