Millones de euros arrastran las especies invasoras: ¿el nuevo negocio?
Comienzan a ser habituales en muchas áreas urbanizadas y en zonas rurales, provocando alteraciones en el medio natural y sobre otras especies autóctonas.
Las especies invasoras causan numerosas pérdidas y suponen inversiones millonarias en los proyectos que pretenden comprender sus repercusiones en el medio y erradicarlas.
Redacción | Causan pérdidas y gastos millonarios. Las Administraciones se acogen a programas europeos para erradicarlas, pero siguen estando ahí. Provocan daños en cultivos y otros muchos trastornos al medio natural. Causan desplazamientos de especies e hibridaciones. Son las especies invasoras, esos animales que han comenzado a colonizar el campo y las ciudades. Han salido de la tenencia caprichosa de muchos ciudadanos que ignoraron las repercusiones de su posterior liberación y expansión. Ahora, como cualquier animal, se adaptan e intentan sobrevivir. Quieren quedarse.
La conocida Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad define una especie exótica invasora como «aquella que se introduce o establece en un ecosistema o hábitat natural o seminatural y que es un agente de cambio y amenaza para la diversidad biológica nativa, ya sea por su comportamiento invasor, o por el riesgo de contaminación genética». Esta normativa crea a su vez el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, compendio en el que se incluirán aquellas especies que supongan una amenaza grave para las especies autóctonas, los ecosistemas e incluso para los recursos económicos asociados al patrimonio natural.
Las especies de la discordia
En la categoría Mamíferos del Catálogo que recoge estas especies aparece en primer lugar el Ammotragus lervia, nombre científico del arruí o muflón del Atlas. Esta especie se considera exótica invasora y ahora mismo el Gobierno murciano, región donde se encuentra la población más significativa de la península, trabaja en su descatalogación según ha afirmado el consejero de Turismo, Cultura y Medio Ambiente Javier Celdrán. Otras entidades relacionadas con la caza de ámbito federativo o no llevan trabajando desde hace tiempo en esto mismo, en impedir que la población de arruí sea eliminada por completo. Administración estatal, autonómicas y organismos o instituciones ligadas a la caza mantienen desde hace meses un tenso pulso al respecto, en el que también han metido baza obligada los tribunales.
Aunque la normativa exige la erradicación de las especies consideradas invasoras, en el caso de la población de arruís de Sierra Espuña, Celdrán ha puntualizado que saben «que hay una orden, pero no hay una prisa, un plazo para cargárselos a todos». Mientras se abaten los ejemplares con mayor o menor celeridad, la Fundación Artemisan presentaba una argumentación para explicar que la erradicación de la especie incumple criterios científicos.
Perdidas millonarias… y ganancias
El conejo (Oryctolagus cuniculus) y el jabalí (Sus scrofa) son especies cinegéticas que a menudo provocan daños, por ejemplo, en la agricultura. En otros países son además especies exóticas invasoras que causan pérdidas millonarias. Así ha sucedido en Chile, donde un estudio realizado por la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad del país, que ha sido presentado por el Ministerio de Medio Ambiente, cuantifica en unos 75 millones de euros las pérdidas que originan siete especies invasoras: el castor, el conejo, el jabalí, el visón, la avispa chaqueta amarilla, la zarzamora y el tojo.
El estudio, que ha estado financiado por financiado a través del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), calcula en unos 1.500 millones de euros el monto total de pérdida generado por estas siete especies para los próximos 20 años si no son capaces de eliminarlas.
Para el conejo han registrado unos daños «valorados», como son los impactos en plantaciones forestales y frutales o los efectos negativos sobre el matorral nativo; y otros «no valorados» como los impactos en la industria vitivinícola, en la erosión o en la dispersión de semillas de amapola. Se indica que ya se han gastado más de 1 millón de euros por concepto de erradicación de conejos en islas Chañaral y Choros.
En el caso del jabalí, el estudio especifica algunos daños «valorados» como puedan ser los daños causados en las plantaciones de avellano o la depredación de especies vertebradas o insectos. En cuanto a los «no valorados» describen un efecto de competencia trófica con otras especies nativas, así como una depredación de especies vegetales o transmisión de parásitos a la fauna silvestre. Proyectado a 20 años, Chile habrá perdido más de 500 millones de euros debido a la presencia del jabalí.
En ambos casos, tanto en el conejo como en el jabalí, el estudio realizado por la Universidad de Chile señala un impacto positivo que estas especies generan: la caza. Además, añaden otro efecto positivo ante la predación que hacen las rapaces de los conejos y el puma de los jabalíes.
El ministro de Medio Ambiente chileno ha reconocido que hay «más de mil especies exóticas invasoras en Chile» y ello causa «un daño muy específico porque tenemos especies que son únicas, endémicas y que por lo tanto tenemos que hacer esfuerzos especiales». Marcelo Mena ha compartido a través de una red social un mensaje acerca de la preocupación que su Gobierno tiene en este sentido.
Desde 2013 hasta este año se ha desarrollado en Chile el Proyecto GEF/MMA/PNUD de las Especies Exóticas Invasoras: Proyecto Piloto en el Archipiélago Juan Fernández, que ha tenido como principal objetivo «desarrollar y poner en funcionamiento marcos nacionales y capacidades institucionales que permitan controlar la introducción y expansión de las especies exóticas invasoras» que lleguen al país a través del comercio, viajes y transporte.
El proyecto ha estado amparado por el Ministerio de Medio Ambiente y financiado por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial, cuya aplicación práctica se lleva a cabo por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo. El informe de los daños causados por las siete especies señaladas es conclusión de este proyecto.
¿Un nuevo negocio?
Las especies invasoras, por tanto, causan pérdidas muy cuantiosas por los daños que causan, por las repercusiones que tienen sobre el medio natural y las especies autóctonas, pero también por el dinero que se destina a su control. Ponen en marcha la «maquinaria» de la Administración y de empresas asociadas para hacer frente a esta nueva y tediosa tarea. Ante las presencia en el medio rural o urbano de especies que no son autóctonas, las administraciones buscan los recursos y las maneras apropiadas para cuantificar sus poblaciones y, más tarde, adoptar acciones ante estas especies invasoras.
Desde 2012 se viene realizando en Extremadura o el proyecto LIFE 10 NAT/ES/000582, más conocido como LIFE+Invasep. Así lo define su propia web, costeada con parte de esos casi 3 millones de euros: La Dirección General de Medio Ambiente de la Consejería de Agricultura, Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Energía del Gobierno de Extremadura es el beneficiario coordinador del Proyecto LIFE NAT/ES/000582 “Lucha contra especies invasoras en las cuencas hidrográficas del Tajo y del Guadiana en la Península Ibérica”. El proyecto fue aprobado en 2011 con un presupuesto de 2.895.267 € y es cofinanciado al 48,55% por los Fondos LIFE+.
El proyecto tiene como objetivo «detener la pérdida de biodiversidad causada por las especies exóticas invasoras en la península ibérica» y ha planteado como especies objeto de actuación la mimosa, el alianto, la tortuga de Florida, el visón americano, el mejillón cebra, la almeja asiática, el nenúfar mejicano y la azolla o helecho de agua. No obstante, hay especies como la cotorra argentina o el ganso del Nilo que se han establecido y medran en el área de actuación del citado LIFE. Las primeras, en zonas ajardinadas y parques urbanos; los segundos, en áreas con presencia de pantanos o humedales.
Este LIFE millonario terminará en 2018 según se ha previsto. Entre los «resultados esperados» que se marcó el proyecto está el de tener «un conocimiento preciso del estado de las especies exóticas invasoras y su distribución dentro de las cuencas de los ríos Tajo y Guadiana en el área del proyecto, así como los impactos que causan sobre las especies autóctonas». Otros de los resultados pretendían frenar la expansión de alguna de las especies, desarrollar nuevas técnicas de eliminación de especies invasoras o sensibilizar a la población joven sobre «el problema del mascotismo».
Sean mascotas liberadas, animales híbridos o especies alóctonas, muchos gestores de lo público se encuentran con un serio problema. Y a veces se adoptan las medidas más insospechadas para intentar solucionarlo, sin cuestionar a priori su eficacia y que las repercusiones puedan ser nocivas para otras especies. Los Ayuntamientos que no están regidos por grupos con ideologías animalistas, que de primeras aplican medidas anticonceptivas, abordan estos problemas con la prudencia que exige lo «políticamente correcto» ante cuestiones relacionadas con los animales. Así, a través de asistencias a empresas con presupuestos más ajustados, algunos ediles van «solucionando» el acoso invasor.
El proyecto de Lucha contra especies invasoras en las cuencas hidrográficas del Tajo y del Guadiana en la Península Ibérica está llegando a su fin y muchas de las especies objetivo siguen corriendo, volando o expandiéndose por los ecosistemas que han invadido lentamente. Pero lo que es peor, siguen reproduciéndose y, por consiguiente, aumentando. ¿Se han planteado las Administraciones contar con la actividad cinegética para frenar el avance de algunas de ellas? ¿Cuántos millones de euros habrá que arrastrar nuevamente para erradicarlas?