Los ganaderos de las Cuencas, en la boca del lobo
Una ganadería asturiana de Veneros (Caso) ha sufrido tres ataques de lobo en lo que va de semana. La Asociación de Ganaderos Afectados por el Lobo (AGALL) estima que en la zona del Caudal se han perdido alrededor de 600 cabezas de ganado en lo que va de año. Los ganaderos se quejan del retraso en el cobro de los daños y afirman que los ataques de lobos se deben a la «sobrepoblación» de estos cánidos.
Los ganaderos de la zona de las Cuencas (Asturias) sienten que están metidos por completo en la boca del lobo. Día sí y día también sufren pérdidas de animales que, en su mayoría, relacionan con ataques de estos depredadores aunque, como denuncian, desde la Consejería de Medio Rural no se reconozcan ni la mitad de los achacables al lobo. En concreto, la Asociación de Ganaderos Afectados por el LLobu (AGALL) estima que en la comarca del Caudal se han perdido unas 600 cabezas de ganado en lo que va de año, unos daños considerables para quienes se dedican a la actividad ganadera de los que llegan a cobrar «el 30%», según se señala desde el colectivo porque a la hora de valorar los ataques «en los informes se pone que son perros asilvestrados o causas indeterminadas», comenta uno de los miembros de esta asociación, Jesús García. En la zona del alto Nalón no hay un cálculo total de daños, pero en los últimos tiempos se están dando constantes casos de ataques de lobos, como los que han sufrido las ovejas de Sonia Cabeza en plena localidad de Veneros (Caso).
En lo que va de semana el lobo ha entrado tres veces en una finca que tiene una valla de alambre de metro y medio de alto, ocasionándole una pérdida importante porque dos de las tres ovejas muertas estaban preñadas de dos crías cada una. Así, aunque en este caso le han reconocido como daños ocasionados por estos depredadores, lo que pueda llegar a pagarle la Consejería de Medio Rural no cubre el total de la pérdida porque, como explica Sonia Cabeza, «en realidad me mataron seis animales de una vez y a mí me pagarán dos a 60 o 70 euros». Además, la misma destaca que los lobos están bajando hasta los pueblos porque «se ve que en las zonas altas han acabado con la caza y se tiran a lo que sea».
Otros ganaderos lo confirman
La razón que encuentran los ganaderos a esta forma de actuar del lobo es que «hay superpoblación» y, por tanto, «se acercan a cazar donde lo haya», apunta Manuel Fernández. Y con él coincide Jesús García, integrante de la Asociación AGALL. Según éste último «calculamos que hay unos 400 lobos en Asturias, y todos comen y lo hacen todos los días, el problema es que la fauna salvaje ya se agotó y ahora se dedican al ganado doméstico». Lo que para este ganadero es «una humillación permanente» es que tengan que ser lo ganaderos los que salgan perjudicados una y otra vez porque desde el Principado no se reconozcan más que un 30% de los daños, cuando según las estimaciones de este colectivo, sólo en la comarca del Caudal se han perdido unas 600 cabeza de ganado este año 2016, entre ataques, desapariciones y daños indirectos de los ataques.
Pueden tardar más de un año en cobrar los daños
Pero, aún en los casos en los que se reconoce que los animales fueron atacados por los lobos, los ganaderos tienen que armarse de paciencia, puesto que según se señala desde el colectivo, pueden tardar un año o más en cobrar, lo que Jesús García achaca a que la partida que se destina para esto «un año tras otro» es de unos 850.000 euros para los daños de toda Asturias y es «una cifra ridícula que este año ya se agotó en marzo porque pagaron todos los daños que se debían del año pasado». Según el mismo, si se tuvieran en cuenta todos los ataques de lobos denunciados, «calculamos que los daños estarían cerca de los tres millones de euros. Eso lo real, no los que ellos contabilizan».
Pero, a pesar de todos esos daños que el lobo provoca a la cabaña ganadera, el colectivo AGALL tampoco entiende el medio rural sin este depredador. «No pedimos el exterminio, sólo el control de la población hasta que sea compatible con la actividad ganadera porque somos conscientes de que el lobo tiene que estar ahí», apunta Jesús García, que también considera que después «los daños tenemos que pagarlos entre todos, no sólo los ganaderos». Y es que advierte que «la gente está desesperada» porque aún hay un porcentaje importante de ganaderos «que viven exclusivamente del campo».
Además, los pagos que reciben en compensación a los daños generados por los cánidos tienen que incluirlos como beneficios en la declaración de la renta, algo que considera injusto. Por tanto, éste es uno de los puntos que piden que se regule con un reglamento, del cual ya tienen un borrador que presentaron a los diferentes grupos parlamentarios y que reclaman «que sea vinculante». Otra cuestión que piden que se contemple en ese documento es evitar la ambigüedad de los informes en los que se dice que son perros asilvestrados o causas indeterminadas, ya que desde la Asociación AGALL de la comarca del Caudal entienden que si los informes los realiza gente especialista tiene que tratar de determinar las causas de la muerte del animal.
Informa: Carmen Liedo para lavozdeasturias.es