Los 4.650 ataques en España del lobo feroz
El lobo ha pasado de casi su desaparición a ser un problema en algunas zonas en cuestión de décadas. La expansión de este gran depredador hace que entre en conflicto con el ser humano y, sobre todo, con los ganaderos. 4.650 ataques se han contabilizado en España en lo que va de año.
Cada rincón del monte de la Sierra Norte de Madrid tiene un nombre. Como las 150 vacas de José María. Están Gorrinillo, Sangres, Laulillo, Diegucha… Asombrosamente el ganadero recuerda casi todos los apodos. Los recita con orgullo. Pero a su rebaño le faltan 10. Son los terneros que el lobo le ha comido este año. «Nos están haciendo la vida imposible», suspira. A 500 metros de allí, las cabras de Luis, nieto de pastores trashumantes, no tienen ningún nombre. Hay 149 de la raza blanca celtibérica. Deberían ser el doble. El lobo ha atacado a 100. El último bocado fue la semana pasada a las 11 de la mañana. «De lejos vi como salía de un matorral y se llevaba con los colmillos a una de las cabras», cuenta. «El problema es que el animal ha encontrado mucha comida con el ganado doméstico y se está reproduciendo. Además, la presión humana ha invadido su espacio y ha perdido el miedo al hombre, por eso se acerca cada vez más a los núcleos urbanos». La prueba: las fotos que Luis tiene en el móvil de dos lobos ibéricos -50 kilos, 150 centímetros, ojos amarillentos y orejas triangulares- merodeando las praderas donde pastan sus cabras.
Desde el pequeño pueblo madrileño de Prádena del Rincón donde viven José María y Luis hasta la casa de Tatiana en Muxía (La Coruña), hay 670 kilómetros y muchos lobos. Uno de ellos entró en el galpón de su vivienda en la madrugada del sábado 19 de noviembre y arrastró del cuello a Sindi, una perra pomerania de cuatro años. Días antes las presas fueron 11 ovejas de la vecina que pastaban en una pradera y un pastor alemán. «Abrí la puerta para que la perra saliera a hacer sus necesidades. De repente, detrás del coche, saltó el lobo y se la llevó por delante. Estaba a 30 centímetros de mí. Cualquier día ataca a una persona. Tenemos mucho miedo», cuenta la gallega Tatiana.
La pregunta la hizo Disney en 1993 en Los tres Cerditos: ¿Quién teme al lobo feroz? El interrogante iniciaba la canción que endulzaba la imagen de letal depredador ante los niños. Luego estaba la fábula que dejaba al pastor como mentiroso. «No nos hacen gracia estos cuentos. Ahora tenemos que ver cómo el lobo mata a nuestros animales ante la pasividad de las administraciones. Esto va a suponer la quiebra de explotaciones de las que dependen muchas familias», protesta el ganadero Luis. La realidad es que este carnívoro está haciendo mucho daño a su gremio. Por eso hacemos este viaje a la España del lobo feroz, del ibérico, a través de los 4.649 ataques registrados este año en ocho comunidades autónomas. Es la suma de los datos que manejan hasta la fecha todas las consejerías de medioambiente en el país con la mayor población de lobos de Europa Occidental -30%, 297 manadas con alrededor de 2.500 ejemplares-. Y no paran de crecer. Concretamente, un 20% más que en 2007.
Uno de los expertos en lobos que participó en el último censo del Ministerio de Medio Ambiente (2014) es Juan Carlos Blanco, doctor en Biología y miembro de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Dice que como máximo suele haber 10 ejemplares por manada. «Los lobos fueron perseguidos con ánimo de exterminio hasta los años 70. Cuando se cambió la ley y se le protegió parcialmente, ya no le veían como una alimaña. Aparece la reproducción medioambiental, la conciencia ecologista, y Félix Rodríguez de la Fuente convenció al Gobierno franquista de que no se podía exterminar al animal. Esta protección parcial ha permitido que se recupere y se reproduzca por muchas zonas de la Península», explica Juan Carlos. «Al expandirse los lobos por zonas donde han estado ausentes 50 años -como en Madrid-, lo que ha pasado es que se han encontrado al ganado desprotegido porque los ganaderos no estaban acostumbrados a convivir con el animal», remata el biólogo.
La comunidad autónoma que más tiene es Castilla y León (179 manadas y 1.000 ataques). Pero donde más muerden los lobos al ganado es en Asturias (37 manadas y 2.126 ataques). A José Antonio le han matado a 20 ovejas este año a lo alto del municipio de Cudillero. La última esta semana cuando las sacó de la cuadra a las 10 de la mañana. Mientras desayunaba escuchó un ruido y cuando salió de casa vio al lobo masticando a un ovino. Estaba a escasos metros de la entrada al pueblo. «Son lobos aislados que se separan de sus manadas en las zonas altas y van a la población donde encuentran comida fácil al lado de las casas con ganado doméstico», explica Fernando Marrón, presidente de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Asturias.
El Principado se ha gastado este año medio millón de euros (586.595,56) en indemnizaciones. Pero no todas las denuncias de los ataques de lobo son reales. Este pasado verano, la Guardia Civil imputó a nueve ganaderos y a 11 guardias forestales por supuestamente defraudar 200.000 euros al falsificar expedientes para cobrar ayudas por simulados ataques.
Otros como José María y Luis, los ganaderos de Prádena, en la llamada sierra pobre madrileña, se quejan de sus pérdidas reales y de la falta de ayuda por parte de la Comunidad de Madrid, donde los ataques de lobo se han duplicado en este último año a tan solo 27 kilómetros en línea recta del centro de la capital: 210, dejando 350 cabras, ovejas y vacas muertas.
«Estamos desesperados porque las subvenciones -el pago de las indemnizaciones es de 89.625 euros- no llegan. Y hay ataques casi todos los días a cualquier hora cuando sacamos el rebaño al monte», explica Luis desde dentro de su corral. Una de sus cabras tiene un mordisco de lobo en el trasero. Al igual que la vaca llamada Asturiana de José María. Este ganadero de 48 años pasea por su pradera señalando los puntos donde ha visto al lobo alguna vez. Lo hace recordando al alimañero, la vieja figura del siglo pasado, un símbolo para muchos pueblos -sobre todo asturianos-, un hombre de aldea al que contrataban para dar caza al lobo que diezmaba los rebaños.
Hoy en día, las batidas las hacen cazadores profesionales autorizados por las comunidades autónomas. «Han sido 143 en Castilla y León y 45 en Asturias. Son las únicas que se han hecho públicas y esa es una de nuestras quejas», afirma Silvia Barquero, presidenta del partido animalista PACMA. «La directiva europea reconoce al lobo como animal protegido, al sur del Duero no es especie cinegética y no se le puede cazar, pero en el resto las comunidades autónomas les dan caza en base a supuestos censos que creemos que están inflados intencionadamente. Deben darse alternativas a las batidas. En el mundo rural se sigue teniendo la imagen del lobo como una alimaña y no se está protegiendo como se debería. Además, las cifras que dan tanto los supuestos ganaderos afectados por los ataques y las consejerías son totalmente dispares».
Los animalistas tienen razón. Se comprueba al comparar los datos oficiales con las denuncias de los ganaderos. Ellos hablan de desastre y auguran un futuro negro en su actividad con el lobo merodeando a sus rebaños. Las administraciones son conscientes de que hay un problema real, pero todas resaltan que los ganaderos exageran. El ejemplo, Cataluña. Al Departamento de Medio Ambiente de la Generalitat no le consta ningún ataque de lobo (cuentan que sólo hay un ejemplar de lobo en la comarca del Ripollès). Pero algunos ganaderos confirman que han sufrido ataques. No quieren salir porque «nos están pagando buenas indemnizaciones por las pérdidas». ¿Qué hay de realidad en todos estos ataques? El debate seguirá en 2017. Este año, guste o no, ha sido el de la vuelta del lobo feroz.
CASTILLA Y LEÓN. Comunidad con más lobos, cerca de 1.600 repartidos en 179 manadas. Por provincias: en Ávila 6, Burgos 17, León 54, Palencia 29, Salamanca 3, Segovia 10, Soria 4, Valladolid 11 y Zamora 45. Los ataques son diarios. Sobre todo en la Sierra de Gredos. El último registro oficial (2015) los cifra en 1.253. Este año: 1.000 ataques y 2.000 reses muertas. Casi 900.000 euros los daños, cifra la Unión de Pequeños Agricultores (UPA). Desde junio, los ganaderos reciben las indemnizaciones a los 15 días de la pérdida del animal.
CASTILLA-LA MANCHA. En la Sierra Norte de Guadalajara se concentran las dos manadas de la comunidad. Medioambiente cifra en 55 los ataques en la región: 27 ovejas, 4 cabras, 2 mixtas (ovino y caprino), 20 terneros y un perro. El más afectado es el municipio de Cogolludo (25 ataques). El consistorio ha destinado 43.000 euros para pagar las pérdidas. Ha expedido 51 ayudas. Once denuncias han sido denegadas por no haber indicios de ataques reales.
MADRID. Los ataques en la capital se han duplicado en un año llegando a 210: 350 cabras, ovejas y vacas muertas. Y eso que sólo consta una manada (nueve lobos). Los afectados denuncian que siguen esperando las indemnizaciones: 89.625 euros de la Consejería de Medioambiente, 50 euros por ovino y entre 200 y 600 por vacuno.
ASTURIAS. 2.126 ataques en 2016, según datos oficiales. 586.595,56 euros para cubrir las pérdidas por 1.857 ataques. Los principales, en Cudillero y Lena. 269 están pendientes de pago (80.850,05) y hay 75 expedientes esperando que los ganaderos acrediten que las muertes son por el lobo. Se calcula que en Asturias viven 37 manadas.
GALICIA. Hay 84 manadas. «En el primer semestre de 2016 hemos recibido 177 avisos de ataques a animales, y se han presentado 15 solicitudes de ayuda», asegura la Dirección Xeral de Conservación da Natureza. Ayudas: 400.000 euros. Las asociaciones de ganaderos hablan de 600 ataques y 1.200 reses muertas.
PAÍS VASCO. El lobo reapareció (una manada) en los años 80 procedente de Burgos y Cantabria. Sus ataques se han multiplicado en esta década. El último fue en Kuartango (Álava): murieron seis ovejas. Este año han matado en Bizkaia (39 ataques y 27 reses muertas) y Álava (40 ataques).
CANTABRIA. 12 manadas que atacan, 196.000 euros en indemnizaciones. Este año, 457 ataques. El más impactante, en octubre, en Tudanca: 18 ovejas fallecieron y cuatro desaparecieron. Llamativo son los dos años de cárcel a un ganadero por colocar cebos envenenados. Pero los que lo probaron fueron cuatro buitres que murieron.
LA RIOJA. Sólo tiene una manada de lobos, según el Ministerio de Medioambiente. Sin embargo, este año sus 122 ataques han acabado con 249 reses (casi todas ovejas) en la zona del Alto Najerilla.
Informa: elmundo.es