Las mujeres cazadoras están hartas del acoso que sufren por parte de los animalistas

«Ojalá un día tu coño sea el motivo de diversión y de fiesta de una horda de salvajes» es el crudo mensaje que una defensora de los animales dedicó a una amante de la caza y de la cría de galgos. 

«Estamos hartas de que nos deseen violaciones, de que nos llamen machonas, lesbianas, de que nos digan que ojalá nos metan un palo por el coño, de que a ver si tu padre te viola», protesta María Pilar Sánchez Montero, uno de los referentes femeninos del mundo de la caza en España. «Por ahí andan todavía algunos vídeos en Youtube dicéndome una sarta de barbaridades. Los he denunciado pero no los quitan». En uno de ellos, un hombre con pañuelo y gafas de sol dedica diez minutos a vejarla bajo el título ‘Joven bonita, sádica y asesina una mujer cazadora’.

Las mujeres cazadoras, muchas de ellas veinteañeras y usuarias activas de redes sociales, saben que cada vez que suben una fotografía personal en una montería se exponen a ser vapuleadas. «Lo normal es que alguien meta tu publicación en un grupo animalista en Facebook y ahí empiecen a lloverte los insultos. Al principio perdía mi tiempo respondiendo, pero es inútil. No entran en razones. Un día me encontré 1.000 comentarios con insultos en una de mis publicaciones, todos de asesina para arriba. Pero me da igual, yo sigo subiendo fotos a Facebook e Instagram y lo tengo abierto para todo el mundo porque estoy orgullosa de lo que hago», explica Sánchez Montero, quien a sus 25 años ya ha aprendido a sobrellevar con naturalidad el odio de cientos de personas desconocidas.

Cada vez es más habitual que este tipo de insultos sean denunciados en un juzgado. Los casos que saltan a la esfera pública suelen generar oleadas de indignación y producen sentencias condenatorias. El caso quizá más sonado es el de la política Inés Arrimadas, que denunció a una mujer que le deseó que «la violen en grupo» en Facebook el pasado mes de septiembre. El juez condenó a la mujer, Rosa María M., a cuatro meses de prisión, después de que su empresa la despidiera de manera fulminante. También Carles Puigdemontha demandado recientemente a la persona que le llamó «rata maricona» y deseó que le «violen en la cárcel» mediante un vídeo.

Las mujeres cazadoras consultadas aseguran que ya están acostumbradas a las vejaciones y se lo toman como un desagradable peaje. Sin embargo, la Federación Española de Caza ha dicho ‘basta’ ante la última agresión, y adelanta que va a demandar en las próximas horas a Eva A. por delito de odio. «No podemos seguir permitiendo esto. No hace tanto, Melania Capitán se suicidó por culpa de una campaña de acoso e insultos de grupos animalistas. Los ataques eran absolutamernte brutales. Nosotros presentamos una querella contra 92 personas, las que pudimos identificar a través de las redes sociales, pero la perdimos en primera y en segunda instancia porque los jueces consideraron que como la caza es una actividad que está en discusión por una parte de la sociedad, los insultos y amenazas hay que contemplarlos dentro de ese contexto y que por lo tanto entran dentro de la libertad de expresión. Es indignante, pero no nos van a callar», explica Alonso Sánchez Gascón, asesor jurídico de la federación.

Andrea López y uno de los ejemplos de acoso que sufre desde hace años.

Un suicidio por acoso

El suicidio de Melania Capitán en julio de 2017 fue un mazazo tremendo para el mundo de la caza. Joven, bloguera de éxito, orgullosa de ser cazadora, era la gran ‘influencer’ del mundo de la caza. Miles de personas la seguían, entre ellas las chicas que hoy toman su legado. «Yo creo que a los animalistas les rompe los esquemas que una chica joven y con estudios pueda ser cazadora, y esoles hace ser más agresivos hacia nosotras. Que si eres una machona, que si no pintas nada en ese mundo, intentan hacerte sentir pequeña porque creen que por ser mujer eres una blanco fácil», afirma María Moreno, cazadora de 22 años residente en Murcia.

Ninguna cazadora consultada ha recibido nunca el apoyo de ninguna organización feminista. «Es que ni lo espero. Si hasta nos llaman machistas por ser cazadoras o taurinas. No van a apoyarnos nunca», reflexiona Adriani, la víctima del último episodio de acoso. Adriani vive en Italia pero viaja con frecuencia a España. «En Italia también se insulta a los cazadores, pero no son tan agresivos. La diferencia es que en España los políticos dan mucha coba a los animalistas y estos se sienten impunes. Que yo ponga una foto comprando galgos en España y que alguien me diga que ojalá violen a mis hijos no es normal».

 

Rocío Bueno durante una cacería, junto a dos ejemplos de insultos recibidos.

Sánchez Montero abunda en este punto: «El movimiento feminista nos ha demostrado que es selectivo. En función de quién recibe el ataque, denuncia o no denuncia. En este caso todas sabemos que nunca nos van a apoyar porque la gran mayoría de esas mujeres cree que nos merecemos los ataques por cazar animales. Si toda la energía que dedican en rebuscar en nuestros perfiles públicos para insultarnos la dedicaran a ayudar de verdad a los animales todos ganaríamos. Recuerdo una vez que en uno de estos grupos había 1.000 mensajes de insultos hacia mí, pero en el siguiente post se pedía ayuda para adoptar a un perro y solo había tres comentarios».

María Moreno reivindicando la actividad cinegética.

Desde el Partido Animalista (Pacma), lamentan los insultos sexistas a las cazadoras, si bien reconocen que nunca han llegado a valorar el tomar acciones sobre este punto concreto. «En alguna ocasión hemos pedido que paren los insultos cuando ha habido un accidente taurino, pero desconocemos el alcance de estos ataques a las cazadoras. Desde luego no aceptamos que se insulte a nadie y menos a una mujer», afirma Laura Duarte, portavoz de PACMA. «También nosotros recibimos insultos a diario de los colectivos de cazadores o taurinos. Las redes sociales son el vertedero del odio y no compartimos esas actitudes».

Los insultos y barbaridades sexistas suelen proceder, curiosamente, de otras mujeres. «Me parece chocante», reconoce Andrea López, madrileña de 20 años. Su caso es idéntico al del resto de jóvenes cazadoras. Su padre le inculcó la pasión por la caza siendo apenas una niña. Un día, siendo ya adolescente, comenzó a subir fotografías suyas cazando en redes sociales y recibió insultos y vejaciones para llenar un camión. «Las peores son las mujeres y me parece absurdo. En cuanto pones una foto con los perros ya salta alguna, lo más habitual deseándome la muerte a mí y a mi familia. Ahora tengo todas mis redes sociales en privado para no aguantar a esta gente». Montero, a su vez, añade: «Supongo que esas mujeres que se meten con nosotras tienen la mentalidad de que una mujer debe de estar en la casa y que cazar es cosa de hombres».

Hay cerca de 50.000 mujeres afiliadas a la Federación Española de Caza, una cifra que en los últimos años ha ido en aumento. Muchas de ellas, chicas jóvenes de entornos rurales. «Ningún partido político, sea del color que sea, ni ninguna organización feminista nos ha dado nunca apoyo en el tema de los insultos y ataques, a pesar de que la caza es una actividad legal y altamente regulada», lamenta Alonso. El pasado 15 de abril, el mundo de la caza organizó actos de protesta en varias ciudades españolas para denunciar lo que ellos consideran una escalada de insultos y ataques por parte de grupos animalistas y ecologistas.

Informa elconfidencial.com