Las cotorras argentinas se convierten en una plaga en México
La cotorra argentina posee una gran capacidad de adaptación a los cambios ambientales y puede vivir en muchas y distintas latitudes, hasta el punto de considerarse una plaga en países como México.
Pecho gris, pico anaranjado y un plumaje de color verde esmeralda y tonos azules en los extremos. Gracias a estos rasgos exóticos miles de cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) han sido las reinas del comercio de mascotas durante los últimos cincuenta años en Europa y América del Norte, donde se encuentran las mayores poblaciones de esta ave invasora que, en libertad, tiene predilección por las áreas metropolitanas.
La cotorra argentina, originaria de Sudamérica, posee una gran capacidad de adaptación a los cambios ambientales y puede vivir en muchas y distintas latitudes, hasta el punto de considerarse una plaga en países como México que, tras la prohibición de vender especies autóctonas de periquitos en las tiendas de mascotas, decidió importar cientos de miles de individuos de esta especie.
Además, en 2004 y, posteriormente en 2007, las preocupaciones por la propagación de la gripe aviar en Europa condujeron a la prohibición en el viejo continente de las importaciones primero de aves procedentes del sudeste de Asia y luego de todos los ejemplares capturados en el medio silvestre, independientemente de su origen.
Fruto de ello, la especie está catalogada ahora de plaga en México, tal y como lo recoge un estudio publicado el pasado mes de septiembre en la revista PLoS ONE, que certifica que en la última década esta especie de cotorra ha pasado de estar presente en muy pocas poblaciones mejicanas a estarlo en casi un centenar de ellas.
“La invasión ha sido extremadamente rápida”, explica Elizabeth Hobson, autora principal del estudio y ecóloga especializada en comportamiento del Instituto Santa Fe de Nuevo México. Según ella, el origen de esta colonización reside tanto en los cambios en la regulación mexicana, como en las políticas comerciales europeas y en la gran capacidad de adaptarse al entorno geográfico que poseen las cotorras argentinas.
Hobson y sus compañeros revelan en su investigación que más de medio millón de cotorras fueron importados a México como parte del comercio de mascotas entre el año 2000 y el 2015, el 90 % de los cuales entraron en el país a partir del año 2008.
“Es importante pensar en cómo los cambios en las políticas pueden tanto proteger a las poblaciones humanas como tener resultados negativos inesperados, como la introducción de una especie invasora”, lamenta la experta, que en su trabajo pone de relieve la necesidad de evaluar las consecuencias imprevistas de la acción legislativa y de gestión antes de tomar ninguna decisión.
El país describió la cotorra argentina como una especie invasora a finales del año 2016 y su presencia allí podría ser mucho mayor de escaparse de las jaulas de los particulares los ejemplares cautivos. Sin embargo, su afectación sobre las especies autóctonas, la infraestructura urbana y la economía local están aún por evaluar.
Informa Elena Martínez Batalla para lavanguardia.com