La sarna afecta al 76% de la superficie del Parque Nacional de Picos de Europa

Dado el imparable avance de la sarna sarcóptica en el Parque Nacional de Picos de Europa, según informa Martía Carnero para diariodeleon.es, y ante la falta de medios personales y materiales para su control y erradicación, la dirección de este espacio protegido, gestionado por Castilla y León, Asturias y Cantabria, autorizó el año pasado una propuesta de gasto extraordinario para poner en marcha un programa específico de seguimiento sanitario de la fauna silvestre.

Este seguimiento, realizado por Tragsatec, filial de la empresa pública Tragsa, comenzó en diciembre de 2014 y se extenderá hasta el 2016.

Tras concluir una primera fase de control epidemiológico de la población de rebecos se ha concluido que el área de distribución de la enfermedad dentro del espacio protegido se establece en aproximadamente 49.200 hectáreas, el equivalente a un 76% de la superficie total.

Esta enfermedad, que tuvo su primer brote en el parque nacional en el año 2000, se ha ido propagando por todo el espacio protegido. En los últimos años el proceso parasitario está centrado en la zona oriental-central del parque, y deja libre los Altos de Sajambre, lugar por donde se inició el proceso parasitario en el espacio protegido, donde actualmente se localizan casos muy puntuales y ocasionales en el macizo occidental.

Casos concretos

Desde diciembre de 2014 se ha localizado en el interior del parque nacional ocho rebecos (Rupicapra pirenaica parva) adultos afectados de sarna sarcóptica. Seis en el municipio de Cabrales, (uno de ellos estaba muerto), un rebeco muerto en el municipio de Camaleño (afectado por el proceso parasitario en fase 3, localizado por la Guardería el día 17 de febrero de 2015, en la zona de Caballarondi (Camaleño) y a 1.110 metros de altitud y otro vivo en el municipio de Cangas de Onís, concretamente en la zona de la Cobertoria.

Además se han observado animales de otras especies que presentaban lesiones compatibles con un proceso de sarna, concretamente un zorro (Vulpes vulpes), en la zona de Següenco, municipio de Cangas de Onís, un ciervo (Cervus elaphus) en la zona de Lebrada, y un corzo (Capreolus capreolus), este último muerto en Cobarcil, ambos en de Oseja de Sajambre.

Actualmente la sarna representa el principal problema sanitario de la fauna cantábrica. Se trata de un ácaro entra en la piel del animal, casi siempre por contacto directo, y lo va destruyendo poco a poco. En el mejor de los casos, el parásito es suficiente para provocar la muerte del mamífero en el que se ha introducido, pero otras veces los ejemplares afectados van muriendo como consecuencia de infecciones secundarias producto de su debilitamiento.

Desde que en 1993 se detectara el primer brote de sarna en las inmediaciones del pico Torres, en la reserva regional de caza de Aller, en Asturias, muchos han sido los intentos de los agentes forestales de la Junta de Castilla y León por erradicar esta enfermedad que en el 2009 llegó a afectar a la superficie total de las reservas de Mampodre y Riaño.

Una vez conformada la aparición del brote en los rebecos asturianos, se intensificaron las vigilancias en Mampodre y Riaño, por lo que se dieron instrucciones a la guardería de abatir cualquier animal que presentara algún síntoma anormal. A pesar de estas medidas el brote avanzó hacia el este, afectado en el 2009 a toda la reserva de caza, y llegando al Parque Nacional en el año 2000. A partir de ese momento en avance de la enfermedad ha sido imparable. Ya en el 2012, la sarna afectaba a 40.029 hectáreas de la zona protegida, el 62% de la superficie total, hasta llegar al 76% actuales en 2014, lo que demuestra el avance de la enfermedad.