La Reserva del Saja cierra la tercera mejor temporada de jabalíes de su historia

Ha concluido una buena temporada en la Reserva Nacional de Caza Saja. El crecimiento de la población de jabalíes, con 1.395 ejemplares cobrados, y la acertada gestión en materia de cupos y áreas de reserva han permitido desarrollar una de las mejores temporadas de la historia de este espacio natural. A la buena población de jabalíes se suma un aumento de las poblaciones de lobo. En caza menor, la liebre ha mostrado una recuperación y la presencia de sordas ha sido irregular.

Después de cientos de sonoros levantes, de aciertos y fallos desde el tiro, de carreras para cortar perros, de lances soñados convertidos en realidad, o en pesadilla, de alegrías y de sinsabores… En definitiva, después de seis meses de caza, la Reserva del Saja ha echado por fin el telón a la temporada 2016-2017. Y como siempre, con escopetas y rifles a buen recaudo en los armeros, los cazadores hacen balance de una campaña que, en cualquier caso, sólo merece un calificativo: buena.

Fuente: Dirección General del Medio Natural. Gráfico: David Vázquez.

Ha sido buena porque se ha abatido un importante número de jabalíes 1.395, lo que la convierte en la tercera mejor de la historia de este espacio cinegético– y también porque han quedado muchos más animales para las temporadas venideras. Y es que la evolución de la especia reina de la caza mayor en Cantabria en la última década está siendo más que positiva. En la actualidad, no sólo los montes tradicionalmente jabalineros permiten a las cuadrillas divertirse y disfrutar de buenas batidas con una nutrida ‘percha’ final. No. Ahora, la presencia de los cerdos salvajes se ha extendido a lo largo y ancho, no sólo de la Reserva, sino de la práctica totalidad de los montes cántabros. Los que están en las zonas más altas, donde siempre los hubo, y los más bajos, los costeros, aquellos en los que hasta hace apenas unos años encontrarse con un jabalí era algo así como que al cazador la tocara el primer premio de la lotería.

Con este panorama, y teniendo en cuenta que esta campaña, como la anterior, ha estado exenta de problemas de despacho que, finalmente, también se trasladan al monte, a nadie puede extrañar que a su cierre se la pueda considerar una buena temporada.

Poco ha importado que los primeros meses, marcados por la sequía, hayan sido más flojos de lo esperado. La positiva dinámica de la Reserva, marcada por el crecimiento de la población de jabalíes y por la acertada gestión en materia de cupos y santuarios, ha sido suficiente por sí misma para hacer que la temporada, al final, haya sido una de las mejores de toda su historia.

Claro que hay problemas latentes, como la persistente controversia sobre la calificación que se le otorga a las cuadrillas en función del origen de sus componentes o la relativa al desequilibrio existente en el reparto de las batidas dependiendo de a qué comarca esté asignado un grupo de cazadores u otro. Sin embargo, estas situaciones, pese a que existen, no han logrado en esta ocasión empañar la actividad que lleva a los aficionados a la caza a acudir cada fin de semana al monte a practicar su afición favorita.

Los números

Con las cifras de la temporada recién finalizada sobre la mesa, el primer dato que destaca es el peso determinante que tiene la comarca lebaniega en el resultado final de capturas. De los 1.395 cerdos salvajes que han resultado abatidos, 914 cayeron en los montes de Liébana. Es decir, un 65% del total de jabalíes se caza en esta comarca. Cierto es que en ella se agrupan muchos y buenos montes con elevados cupos de capturas, como también lo es que en esta zona abundan los suidos y que las condiciones para la práctica de la caza son casi inmejorables. Y todo esto se traslada a un número de abates envidiable para el resto de áreas de la Reserva.

El rendimiento obtenido en Liébana en esta campaña ha mantenido la tónica habitual de los últimos años. Los montes situados en las proximidades de las faldas de Peña Sagra (los Bicobres, Arretuerto, los dos Dobra, Pámanes o Barajo), junto a los ubicados a la sombra de los Picos de Europa (Arabedes, Panda Carrielda y Peña Salvorón) y alguno de los existentes en la zona central (Fonfría, Raíz Acebal o Monte Cubino) han sido los que han soportado un mayor peso en el balance final. El récord de capturas recayó, un año más, en Arabedes, que dio 93 ejemplares, más del 10% de todos los abatidos en la comarca, una cifra que dice mucho en favor de un monte que, sean cuales sean las circunstancias de la temporada, siempre es la estrella lebaniega.

También marcharon bien las cosas en la comarca del Nansa, si bien en esta zona, las diferencias entre la zona alta y la baja se dejan notar. Lotes como Casal Norte y Casal Este o La Cestera, todos situados en la zona purriega de la comarca, rayaron a buena altura y presentaron resultados finales bastante abultados. Más abajo, Caviña, el lote más próximo a la costa de toda la comarca, fue el mejor, seguido de cerca por Hayedo Tejeo y Negreo Troncos, aunque con números ligeramente más pobres que sus vecinos ‘de arriba’, achacables, quizá, a los diferentes cupos establecidos para ambas zonas. En cualquier caso, el Nansa, como el resto de comarcas, está disfrutando también de la abundancia de jabalíes y eso se deja notar en la totalidad de sus montes.

Resultados homogéneos

Ligeramente diferente es el caso de Cabuérniga, donde los resultados cosechados hacen que el panorama global de la comarca sea mucho más homogéneo, con cifras de capturas que no se disparan demasiado en ninguna zona. Quizá los lotes de Monte Aa y Rozalén hayan destacado un poco sobre el resto, aunque las diferencias, como no podía ser de otra manera dado el cupo más restrictivo que se les aplica, no han sido demasiado elevadas. También han marchado las cosas bien en los montes situados en la vertiente sur de la comarca (La Mahílla, La Cotera y Candanoso), que han mantenido el nivel de años anteriores.

Por último, en la cuenca del Besaya, a caballo entre los valles de Iguña y Buelna, el nivel de capturas se mantuvo con respecto a temporadas anteriores, presentando también un rendimiento bastante homogéneo entre sus ocho lotes. Sólo uno de ellos, La Bacera, que dio 13 ejemplares, destacó un poco sobre los demás.

«Temporada bastante buena»

Cifras al margen, la temporada 2016-2017 ha sido «bastante buena». Así lo considera Ignacio Valle, presidente de la Federación Cántabra de Caza, que considera que «la Reserva está manteniendo la línea de los últimos años». Además, como ocurrió el pasado año, «se ha cazado con total normalidad, sin que se hayan registrado problemas», algo que Valle valora de forma más que positiva, sobre todo teniendo en cuenta los antecedentes habidos en algunos de los ejercicios pasados, en los que los enfrentamientos entre los propios cazadores y entre éstos y la Administración fueron una nota casi permanente.

Esta valoración del presidente de la Federación se puede hacer extensiva a los acotados repartidos por toda la región, que también, están atravesando por un período de bonanza en lo que a capturas se refiere. Bien en las zonas de caza situadas más al sur de la comunidad y en la zona central, bien en los cotos más próximos a la línea costera, la abundancia de jabalíes ha quedado patente con unas cifras de abates realmente espectaculares. Incluso en zonas en las que hace apenas unos años era difícil toparse con los suidos, ahora son numerosos dando lugar a buenas cacerías.

Con estos datos, la conclusión a que se puede llegar es que la temporada que ahora ha concluido ha sido bastante buena y, lo que es mejor, que ha dejado sentadas las bases para que, a nada que se cuide la situación por parte de cazadores y Administración, los próximos años también puedan seguir siéndolo.

Caza menor

La temporada de caza menor en Cantabria no ha seguido la línea marcada por su ‘hermana mayor’. Mientras que especies como la liebre han mostrado una buena imagen, dejando evidencias patentes de que se está recuperando, otras, como la sorda, han dibujado una trayectoria demasiado irregular. En las zonas más altas, las del interior y el sur de Cantabria, la campaña no ha sido en absoluto buena, mientras que en los montes situados hasta una altitud de unos 600 metros –es decir, más o menos la franja costera–, sí ha sido positiva. El motivo, la entrada de becadas que se produjo en el mes de noviembre y que después se han mantenido en estas zonas pese a la benigna climatología.

Informa Francisco Fernández-Cueto para eldiariomontanes.es