La recogida ilegal de cuernos de ciervo se penalizará con sanciones de hasta 6.000 euros
La Ley de Caza de C-LM indica que los desmogues pertenecen al titular del terreno cinegético en el que se encuentran.
Los furtivos que recojan los cuernos sin autorización incurrirán a partir de ahora en una infracción grave.
China es el principal importador de cuernos de ciervo y el kilo puede alcanzar en el mercado un precio de 30 euros.
Con la entrada de la primavera y si las condiciones climatológicas lo permiten, los ciervos y gamos de la región comienzan a desprenderse de sus cornamentas, para dar lugar al nacimiento de otras nuevas. Estas mudanzas, también conocidas como desmogues, irán dejando cuernas ya maduras a lo largo y ancho de nuestro entorno natural hasta los meses de julio y agosto.
Sobre la propiedad y el derecho a recoger estas piezas, la Ley 3/2015 de Caza de Castilla–La Mancha indica que «corresponde al titular del terreno cinegético en el que se encuentra». Los furtivos que lo hacen sin autorización incurrirán a partir de ahora en una infracción grave. La semana que viene las Cortes aprobarán la modificación, tras dos años de negociaciones con los colectivos afectados: la asociación de propietarios de fincas rústicas y cotos de caza Aproca, y la Federación de Caza. De ahora en adelante, la multa por colectar astas de ciervo sin permiso, irá de 501 a 6.000 euros.
La nueva concesión legal llega en un momento de bonanza para este mercado. El principal país importador, China, ha incrementado su demanda, y actualmente, el kilo de asta de ciervo puede alcanzar en el mercado un precio de 30 euros. En España existen empresas que firman acuerdos con los titulares de las fincas para vender estas piezas por la vía legal, facturando y pagando impuestos al Estado.
Sin embargo, ellos se ven en la obligación de competir con grupos que organizan «operaciones de furtivismo y pillaje», afirma Agustín Rabadán, presidente de la Federación de Caza de Castilla–La Mancha, ya que constituyen «la cara B» de la piratería de este sector, respaldados por un entramado jerárquico y financiero que da cobertura a estas operaciones.
Jefes y subordinados cometen estos expolios de forma premeditada. Según testimonios, los asaltantes, pagados a sueldo, acampan a lo largo del día en las proximidades de las fincas, desde donde franquean el vallado para guardar los desmogues que encuentran a su paso en grandes mochilas, siempre trabajando en equipo y comunicados con walkies-talkies. Por las noches van equipados con gafas de visión nocturna. En el interior de las casas de campo, también penetran para afanar trofeos de caza.
A la Guardia Civil le resulta difícil detenerlos, a menos que sean prendidos en los caminos, ya que terrenos de miles de hectáreas, con montes y barrancos, pone muchas trabas a la vigilancia.
Es por ello que los afectados piden más reformas, ya que consideran que «no es suficiente con la sanción grave», y que hay una «legislación laxa» comenta Luis Fernando Villanueva, presidente de Aproca. Sería conveniente que cada cargamento fuera con un documento de procedencia, que indicase el coto y el número de finca, «como el que vende una casa y presenta el IBI», afirma Raúl Sánchez, empresario de éste sector comercial. Además piden más investigación para llegar hasta los compradores que adquieren las cornamentas en el mercado negro.
Se sabe por las detenciones realizadas, que estos piratas, provienen del Sur de España, que en algunos casos actúan en connivencia con los guardas de las fincas, que entregan las piezas para «sacarse alguna propina», afirma Sánchez. El material que sustraen, lo trasladan hasta la sierra de Andújar, en puntos próximos a las localidades de La Carolina, Baños de la Encina y la propia Andújar. Después lo adquieren compradores particulares, de los cuales algunos han sido localizados en la provincia de Albacete, para pasar a los puertos levantinos y aterrizar finalmente en China, donde son manipuladas para fabricar elementos de decoración, productos tradicionales de salud y afrodisíacos.
Informa Iván Dueñas abc.es