La prohibición de la caza de tórtola no frenará su declive

7 septiembre, 2017 • Naturaleza

La Federación extremeña aconseja respetar los cupos y comprometerse con la conservación de especies como la tórtola común, la perdiz roja o la codorniz, pero insiste en que la caza «no es el origen de todos los males».

Informa Fedexcaza | Todos sabemos que la situación de la tórtola europea (Streptopelia turtur) es muy delicada: durante las últimas décadas, se ha estimado que sus poblaciones han caído en un 60% a nivel global y en España los datos de la Sociedad Española de Ornitología (SEO) nos dicen que desde 1996, se han perdido un 40% de las poblaciones. Como en otras tantas especies de aves, la causa principal del declive se debe a la fuerte transformación de los hábitats que antaño eran muy favorables para las tórtolas. Pero no hay duda de que otros factores, como la caza, han agravado la situación en ciertos países. Es por esto que algunas voces se han alzado para prohibir la caza de la tórtola a nivel europeo o bien restringirla. De hecho, en el último Congreso IUGB-Perdix, celebrado el Montpellier (Francia), se ha puesto de manifiesto que el actual modelo de caza en Europa no es sostenible (Lormée y colaboradores), pero al mismo tiempo se ha dejado claro que al menos en España, la caza no es el principal factor que explica su regresión, porque en el Norte peninsular, donde la caza de la tórtola no es muy popular, también se ha producido un declive importante (Moreno y colaboradores).

De nuevo, los que estamos relacionados con la gestión y caza de especies como la tórtola, nos tememos lo peor: al final, la tórtola dejará de ser especie cinegética. Pero, ¿realmente esto valdrá para recuperar sus poblaciones? Nos tememos que no, y hay ejemplos claros para pensar que esto no sería así.

En Reino Unido, a principios de los años ochenta se estimaba que existían 250.000 parejas de tórtolas, principalmente asociadas a los hábitats agrarios tan típicos de la campiña inglesa. En 1981 la tórtola pasó a ser una especie protegida mediante la conocida Wildlife Act, pero de 1968 a 1998 se produjo un “crack”, perdiéndose un 70% de la población y se estima que se han perdido un 93% de las poblaciones hasta la fecha, existiendo menos de 14.000 parejas. Según la investigación disponible, la escasez de alimento y ausencia de setos adecuados para el anidamiento serían los factores que más negativamente han incidido en la especie en Reino Unido.

No hay duda de que la situación no invita a cazar tórtolas “alegremente” y urge que se respeten los cupos, algo que no todos parecen hacer según lo que vemos en las redes sociales. Pero no olvidemos que la prohibición sería el fin de la gestión que se realiza en muchos cotos, esfuerzos que posibilitan que aún existan muchos lugares en los que las tórtolas están en buenas densidades para ser cazadas. El mundo cinegético debe de comprometerse claramente con ésta y otras especies (como la perdiz y codorniz que sufren una situación parecida), pero señores y señoras prohibicionistas, no convirtamos a la caza en el origen de todos los males, porque el tiempo les demostrará que prohibir la caza no fue la solución.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *