La perdiz roja silvestre agoniza

Son varias las causas del declive de la perdiz silvestre, perdiz roja o también llamada patirroja, que se extingue. Así, la “muerte” del hábitat por la intensificación de la agricultura, que comenzó antes de la llegada y aplicación de la PAC (años ochenta), ha sido crucial. También los venenos agrícolas que se han ido desparramando por nuestros campos, a través de herbicidas, semillas blindadas, fitosanitarios, etc., que son una amenaza para nuestra salud y la fauna silvestre, entre ellas las perdices. No obstante, no debemos de olvidar también el impacto de la depredación y la “sobrecaza”, que ha existido. Todo ecosistema tiene una capacidad máxima de carga en lo que a una especie se refiere; pero también una capacidad de descarga: el punto de no-retorno.

Otro problema que también tiene que ver con la regresión poblacional de esta especie es el de los miles de perdices criadas en granjas que son soltadas en cotos de caza. En muchos casos, además, son perdices híbridas producto de apareamientos con ejemplares de otros países que son “más mansos y domesticables”.

En el País Vasco, desde hace muchísimo tiempo, la perdiz autóctona roja ha estado limitada al territorio de Álava ya que es un ave que siente predilección por los terrenos de cultivo de secano, seguidos por superficies en las que los restos de bosque alternan con el cereal. Pero el paisaje agrícola ha cambiado. Las concentraciones parcelarias se han simplificado, se eliminan las zonas de matorrales y setos que no son productivas y la patirroja no encuentra su hábitat natural. De ahí, que la perdiz autóctona roja agoniza y su regresión poblacional es evidente.

Julen Rekondo

Publicado en blogs.deia.com