La licenciatura como cazador de Jesús E. Domínguez
Me gustaría rendirle un pequeño homenaje por su gran afición y por vivir la caza de una manera tan especial y, por ello, seré yo a través de esta entrada quien relate el comienzo de su biografía cinegética.
Con catorce años consiguió abatir su primera pieza. Acompañado por otra bellísima persona, como es su padre, se dejó llevar por la impaciencia y tiró a un bando de palomas torcaces que andaba dando vueltas en unos rastrojos a una distancia considerable. La experiencia paterna le aconsejaba esperar a que se acercasen pero la suerte del principiante le hizo descolgar una paloma del bando.
Por miedo, su madre no le dejó licenciarse como cazador hasta los 18 años, que fue cuando obtuvo todo lo necesario para practicar esta actividad. Sus primeras jornadas como cazador fueron en el coto deportivo de Tiétar dónde todavía sigue cazando junto a su padre.
En su segunda jornada y cuando ya regresaban hacia el coche, con los ánimos algo bajos, su perra Jara, una bretona, se arrancó con una perdiz. Un tiro totalmente a tenazón que engulló una de las encinas que adornan la dehesa extremeña. Se descolgaron ramas, hojas, bellotas y, entre todas ellas, yacía muerta la perdiz, su primera patirroja.
Todos los que conocen un poco a Jesús saben que guarda especial cariño a la liebre y a la codorniz, ésta última y debido al regadío se puede abatir durante toda la veda general. Fue en su primera temporada y poco después de su primera perdiz, cuando consiguió abatir su primera liebre, un día redondo en el que consiguió colgarse tres. Con las codornices tuvo sus más y sus menos, y es que, tras haber tirado dos anteriormente, consiguió abatir la tercera codorniz de la mañana, mostrada por sus perras y cobrada a la perfección.
Actualmente, cuenta con tres temporadas en su haber, pero tres temporadas en las que no se ha perdido una jornada de caza, saliendo al amanecer y llegando de noche a casa.
Estoy seguro de que sus relatos hubiesen sido mucho mejores que los míos, pero también sé que le hará mucha ilusión. Como savia nueva hay que cuidarle, al fin y al cabo, chavales como él son el futuro de la caza.