La Guardia Civil de Montequinto subasta 723 armas de ánima lisa y rayada

En Montequinto salen a subasta 723 armas entre escopetas, rifles y carabinas / Jesús Spínola

En la Intervención de Armas de la Guardia Civil de Montequinto se exponen 451 escopetas, 42 carabinas y 24 rifles para la subasta del próximo martes.

Cada arma se puede ver pero no manipular, así que una cinta adhesiva enrollada en el cañón avisa de que no está en buen estado.

La Intervención de Armas de la Guardia Civil, en el acuartelamiento de Montequinto, expone desde este lunes 723 armas que serán subastadas el martes de la semana que viene. Es la oportunidad para cazadores, tiradores deportivos y todo aquel que tiene licencia en vigor de inaugurar o ampliar su armero a un módico precio.

La subasta de 2016, que tuvo lugar después de tres años sin que se convocara una, suscitó el interés de unas 2.000 personas que se acercaron a la exposición. Finalmente se presentaron 350 pujas que se formalizaron a través de pliego cerrado. Como explica el interventor de armas de la Benemérita, el subteniente Juan Morón, el sistema de pujas no tiene nada que ver con la mecánica de la subasta a mano alzada, muy frecuente en el mercado artístico.

Los interesados en hacerse con alguna de las armas que se exhiben estos días en la Comandancia sevillana deben rellenar una serie de impresos y formalizar el pago de un depósito que corresponde al 25% del precio mínimo que le ha puesto el propietario. El documento para consignar la cantidad se obtiene en la delegación de Hacienda situada en la plaza del ministro Indalencio Prieto y tras hacer la reserva, el pujador debe regresar a la Comandancia y ya en sobre cerrado presentar su puja. El martes próximo se abrirán las ofertas y la más alta se queda con la pieza.

El sistema, que obliga a un peregrinaje por oficinas públicas, a veces desanima, admite el subteniente Morón. Pero debe «ser muy escrupuloso y con un control absoluto». Tanto como el acceso a la exposición que estará abierta hasta el viernes en horario de 9 de la mañana a una de la tarde. Cada visitante debe identificarse en la puerta y sólo puede permanecer en la zona donde están las armas un máximo de 45 minutos por cuestión de aforo. «El espacio es limitado y ante la afluencia que tenemos debemos organizar bien el acceso».

Este año hay menos rarezas que salen a subasta que en 2016, cuando se expusieron unos 1.300 lotes. «Llevábamos varios años sin celebrar una subasta y fueron acumulándose algunas armas interesantes». Sólo cuando hay un mínimo de 200 piezas para subastar puede convocarse una puja. Este año la mayor parte son armas largas: 451 escopetas, 42 carabinas y 24 rifles. Estos últimos son las piezas más preciadas porque el precio en el mercado puede superar los 2.000 euros en el caso de los modelos semiautomáticos y en la subasta salen con una puja mínima de 1.000 euros.

La crisis se nota

El perfil del pujador de estas armas corresponde al de un cazador y si tira con rifle, se dedica a la caza mayor. Una afición que conlleva un coste importante que la crisis ha empujado a muchas personas a abandonar. El interventor de la Guardia Civil confirma que el origen de gran parte del armamento que se subasta son los problemas económicos de sus propietarios.

Más contadas son las armas cortas: 169 revólveres y 37 pistolas, la mayoría del calibre 38 y con precios de salida que parten de los 30 euros. Los lotes que más llaman la atención son las armas de avancarga, de estética retro y que parecen piezas de museo. Su peculiaridad es que se cargan por la boca del cañón y usan pólvora de munición. Su destino habitual son las competiciones deportivas. Tampoco pasan desapercibidas las piezas con empuñaduras hechas a medida que suele utilizarse en el tiro con precisión.

En la exposición hay un buen número de pistolas que proceden de una empresa de seguridad que quebró. El resto son propiedad de funcionarios policiales, vigilantes y autoridades. Tienen como destino la defensa personal y el tiro olímpico.

En 2016 sólo se adjudicó un 20% de los lotes que salieron a subasta. Los postores asumen el riesgo por unos lotes que sólo pueden ver y no pueden manipular. La Guardia Civil garantiza que están operativas, pero no asegura que no tengan problemas en la calibración u otros defectos derivados de un uso prolongado o la falta de mantenimiento. Sí hay una pista que sirve de orientación: la cinta adhesiva que enrolla el cañón de algunas armas: «La colocamos para advertir que no están en buen estado».

Detalles para no perderse en la subasta

Modalidad pliego cerrado: El pujador debe presentar su oferta en un sobre cerrado después de haber depositado el 25% del precio mínimo fijado por el propietario. El lote se adjudica a la oferta más elevada.

Licencias: Sólo las personas con permiso en vigor tipo A y B (armas cortas) y E,D y F (armas largas) pueden pujar en esta subasta. Nadie puede participar en representación de un tercero.

Chollos: El precio más bajo de salida son 30 euros para un revólver del calibre 38. Los rifles son los lotes más preciados y también los que parten con precios más altos, que alcanzan los 1.000 euros.

Embargos: Además de propietarios que quieren deshacerse de sus armas, también hay algunas piezas que salen a subasta por orden judicial dentro de un proceso de embargo para cubrir deudas.

Sin pujas: El año pasado, más de la mitad de los lotes quedaron desiertos, sin ofertas. En estos casos, los dueños no recuperan el arma porque la Guardia Civil envía esas piezas sin adjudicar para la chatarra.

Informa Silvia Tubio para abc.es