La Guardia Civil destruirá 170 armas por las que nadie pujó
En la subasta que tuvo lugar ayer en la Comandancia de la Guardia Civil de Cáceres, hubo 212 propuestas para comprar 82, la mayoría escopetas de caza. El 94% de las armas habían sido depositadas por particulares, frente a un 6% de las armas que correspondían a incautaciones.
Eran sobre todo cazadores las personas que estaban a las diez de la mañana de ayer en la Comandancia de la Guardia Civil de Cáceres, esperando a que comenzará la subasta de armas en unas dependencias contiguas a la cafetería.
Allí algunos cazadores como José Luis Casero Bermejo, natural de Santa Marta de Magasca, hablaban de que la caza menor casi ha desaparecido de la provincia, maldiciendo la enfermedad que diezmó a los conejos, «y están las alimañas, como los meloncillos y las zorros, que algunos los sueltan al campo. Yo he visto soltando zorras en la carretera».
Poco después de las diez comenzó la subasta de las armas de las que la mayoría, el 94%, habían sido depositadas por particulares. Sólo un 6% eran armas intervenidas.
La mayoría eran escopetas de cazadores que habían fallecido, decidiendo los herederos darlas a subasta al no tener ellos licencia de armas; otro porcentaje elevado era de armas de caza cuyos dueños ya no podían dedicarse a este deporte al no haber renovado la licencia de armas por motivos físicos.
Los particulares se deshacen de las armas en la subasta, poniendo ellos el precio de salida por las que las venden. En el caso de que nadie puje por ellas, se destruyen, no vuelven a ser expuestas en otra subasta.
La administración no se beneficia en estos casos, el dinero que les dan por las armas se lo entregan íntegro a los propietarios.
En la Comandancia de la Guardia Civil de Cáceres suele haber una subasta de armas al año. Las armas permanecen expuestas durante varios días por la mañana para que los interesados pujen por ellas. Se hacen en sobre cerrado, en el que la persona interesada pone la cantidad que ofrece por un determinado lote. El día de la subasta se va mirando el contenido de cada uno de los sobres que hay por cada arma y se entrega a quien haya ofrecido la cantidad más alta.
Para la subasta de este año se ofrecían 317 armas, de las que 252 eran escopetas, 18 rifles, 16 carabinas, 11 pistolas, 11 revólveres y 5 armas de aire comprimido.
Cada lote tenía un precio de licitación. El más bajo era 5 euros y el más alto cuatro lotes que habían fijado 3.000 euros de salida.
Según la residencia del titular de las armas, 290 procedían de la provincia de Cáceres, 19 de Madrid, 5 de Badajoz, dos de Albacete y una de Valencia.
Antes de la subasta 65 armas fueron retiradas por sus propietarios, por lo que quedaron 252 lotes para pujar por ellos.
En la Comandancia, ayer se procedió a ir lote por lote. Se pujó por un total de 82 armas para los que hubo un total de 212 propuestas.
En la sala, atentos a la apertura de sobres, había unas treinta personas. Alguno era de una armería y había pujado por gran cantidad de armas. No hay tope en las ofertas, una persona puede presentar las ofertas que quiera.
Poco a poco se fueron adjudicando todos los lotes, terminando alrededor de las once.
Licencia
Para poder pujar por alguna de las armas, la persona interesada debía mostrar su licencia de armas correspondiente en vigor, junto a una fotocopia del Documento Nacional de Identidad. En la Comandancia se fue tomando nota a los nuevos propietarios de las armas, que tienen que esperar un tiempo a retirarlas ya que se adjudican provisionalmente, por si hay alguna queja.
Uno de los que consiguieron un arma fue el cazador José Luis Casero, que había pujado por tres lotes, logrando uno de ellos, una escopeta que quizá sea una ganga. «He conseguido una escopeta por 10 euros, pero la verdad es que no sé ni como está. Se mueve un poco la culata. La miraré y si veo que sirve la arregló y la uso para la caza menor, que es lo que más me gusta».
Una vez terminada la subasta, las armas que no tuvieron oferta alguna son destruidas.
En este caso serán 170 las armas que serán convertidas en chatarra, algo más de la mitad de las que fueron subastadas.
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