La Fundación Artemisan califica de irresponsables a Equo y otros grupos ecologistas
La Fundación Artemisan califica de irresponsables a Equo y a los grupos ecologistas que se posicionan a favor del exterminio del arruí.
Un reciente estudio de un investigador del CSIC asegura que la calificación de esta especie como exótica invasora se debió a un error técnico de los legisladores.
Informa Fundación Artemisan | La Fundación Artemisan considera que tanto Equo como los grupos ecologistas que se están posicionándose a favor del exterminio del arruí están actuando de manera irresponsable, ya que están ignorando de manera reiterada las evidencias científicas que apuestan por su continuidad en la Península Ibérica.
Y es que son numerosas las voces claras y contundentes de científicos de primer nivel que defienden la necesidad de mantener y gestionar la presencia del arruí en España a pesar de la sentencia que –a iniciativa de grupos ecologistas- obliga a exterminarlo al amparo de la Ley del Patrimonio Natural y la Biodiversidad.
Tanto es así que un reciente estudio de la Estación Experimental de Zonas Áridas (EEZA) -centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Almería- asegura que la inclusión del arruí en el Catalogo Español de Especies Exóticas Invasoras fue un error que se debió a una mala interpretación por parte de los legisladores de la bibliografía científica al respecto. La investigación ha aparecido en el último número de Conservation Letters, específicamente en su sección Policy Perspectives, frecuentemente consultada por gestores y responsables de políticas medioambientales de todo el mundo.
El responsable de este estudio, el biólogo Jorge Cassinello, explica que en el caso del arruí “no existe a día de hoy ningún dato científico que determine sus efectos perjudiciales en el sureste peninsular”, de forma que “su inclusión se debió a una mala interpretación de algunos artículos en donde se le calificó de invasor, pero con la acepción de colonizador”. De hecho, añade, los estudios científicos muestran que sus hábitos alimenticios pueden “ayudar a preservar paisajes en mosaico y consecuentemente una mayor biodiversidad”.
Ya en ocasiones anteriores Cassinello había señalado que “al ser una especie esencialmente pastadora, ya se diferencia de la cabra montés, que es esencialmente ramoneadora”.
En esta misma línea, Alfonso San Miguel, Doctor ingeniero de Montes y catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, ha indicado que “en esas sierras áridas y semiáridas que tenemos en España y donde el ciervo o la cabra montés no van bien necesitamos algún animal pastador que mantenga los pastos herbáceos que tenemos la obligación de conservar porque están en la Red Natura 2000 y algunos son prioritarios… y una buena solución sería el arruí, con unas densidades adecuadas».
San Miguel tampoco está de acuerdo “con la calificación que se le ha dado de exótica invasora, porque para eso tendría que estar provocando graves daños en la biodiversidad, y desde mi punto de vista eso no se ha acreditado en absoluto”, ya que “no provoca mayores daños que una cabra o un ciervo”.
Asimismo, recuerda que el arruí es una especie que se considera vulnerable en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la naturaleza, por lo que, en realidad, debería considerarse que “España es un reservorio de esa especie amenazada en su medio natural”. Para Artemisan, esta cuestión debería ser tenida en cuenta por las entidades animalistas que están apoyando el exterminio de una especie cuya subsistencia está en peligro.
Es por tanto evidente que algunos de los mayores expertos científicos en el arruí consideran un error su inclusión en el Catalogo Español de Especies Exóticas Invasoras, así como el exterminio de la especie derivado de la ya citada sentencia del Tribunal Supremo.
Por ello, la Fundación Artemisan cree que es falso que, tal y como dicen organizaciones ecologistas, haya consenso científico para avalar el exterminio del arruí y por lo tanto no modificar la Ley de Patrimonio Natural y la Biodiversidad e incurren en una gran irresponsabilidad que afectaría, sin duda, no sólo al futuro de esta especie, sino a los hábitats prioritarios presentes en buena parte del Este Peninsular.