La conjetura de las tórtolas en Marruecos
No existe ningún estudio ni prueba fehaciente que demuestre que la población de tórtola europea haya cambiado sus áreas de reproducción de unos países a otros.
Alentada por relatos e imágenes de la caza de tórtolas en Marruecos, además de afirmaciones sin fundamentos, se ha generalizado una conjetura que intenta explicar el descenso de tórtolas en España desde hace décadas: las tórtolas se quedan en Marruecos. Esto implicaría que, con el paso de los años y a través de muchas generaciones, estas aves han experimentado un cambio en los hábitos migratorios condicionado por el impulso agrícola que se desarrolla al noroeste de África. El ingeniero de la Oficina Nacional de la Caza y la Fauna Salvaje (ONCFS), Cyril Eraud, explica que «el aumento de recursos tróficos en Marruecos podría haber creado zonas de descanso adecuadas para las tórtolas en su camino de regreso a las zonas de reproducción europeas. Sin embargo, no hay evidencia científica de que actualmente estas zonas acojan un gran número de individuos de la subespecie Streptopelia turtur turtur que criaron previamente en Europa». La gran disminución que se ha venido registrado de las poblaciones española, francesa e inglesa de tórtola europea está siendo numerosa. En Francia, por ejemplo, del millón y cuatrocientas mil tórtolas cazadas en 1974 se han desplomado las capturas anuales de caza en 2007 hasta las 60/75 mil aves (estimación). «Dada la magnitud de la disminución en las últimas décadas y el número de individuos que esto representa ‒dice Eraud‒, es poco probable que los territorios marroquíes tuvieran capacidad de carga suficiente para acoger a millones de aves. Por lo tanto, la hipótesis más plausible es que la disminución de la especie, tanto en España como en Europa, refleje tasas de crecimiento demográfico negativo en lugar de un cambio importante hacia áreas de reproducción en el norte de África».
Alejandro Gutiérrez, que participa desde hace casi diez años en proyectos de investigación relacionados con fauna cinegética en la Cátedra de Zoología de la E.T.S.I. de Montes de Madrid, antepone a esta creencia la filopatria de la especie: «Las tórtolas españolas no se quedan en Marruecos. Donde nacen, vuelven a criar. Por esa regla de tres, ¿por qué iban a subir tórtolas a criar al norte de Francia pudiéndose quedar en el Valle del Guadalquivir?».
Eraud va más allá diciendo que «no hay evidencia de la cría de Streptopelia turtur turtur en Marruecos. De ahí, todos los estudios conciernen a la S. t. arenicola». Ambas subespecies, de gran parecido fisonómico, mantienen una gran similitud de aspecto diferenciada por tonalidades de plumas, medidas de las rémiges y tamaño corporal. Remite a los estudios realizados por Saâd Hanane, del Centro Nacional de Investigación Forestal (CNRH), que ha estudiado la bilogía de la tórtola en Marruecos. Entre otros trabajos sobre bilogía de la reproducción y la vegetación relacionados con la tórtola, Hanane realizó un trabajo en verano de 2009 para obtener datos morfométricos de estas aves en la provincia de Taroudante, en la región de Sus-Masa-Draa (una de las más conocidas por los cazadores foráneos para cazar tórtolas). Para ello, se tomaron medidas de 132 ejemplares cazados (60 inmaduros y 72 adultos) y de los datos obtenidos, coincidentes con la bibliografía de referencia, pudieron constatar la presencia de la arenicola en esa zona (esta subespecie ha sido descrita en Baleares, del norte de África hasta Irán y oeste de China). Así pues, se ignora qué porcentaje de las tórtolas que se cobran en Marruecos durante el periodo de caza pertenece a qué subespecie, en caso de que las dos fueran reproductoras en el país marroquí.
Matizando que no puede confirmar o desmentir la hipótesis porque sus observaciones al respecto nacen de los datos (insuficientes por el momento) que han recogido de las tórtolas que han marcado y recapturado, el ingeniero francés plantea otra suposición: ¿y si fuera cierta? Es decir, que una gran parte de la población se reproduzca ahora en Marruecos, al tiempo que describe una disminución conjunta de fenotipos migrantes. «Esto significa que solo los migrantes pueden ser objeto de caza por cazadores españoles y franceses. En consecuencia, las medidas de conservación deben ser alentadas para el mantenimiento de estas poblaciones migrantes a un nivel que concilie su viabilidad y la explotación en el futuro», aclara Eraud.
Daniel Puerta Serrano
Publicado en Trofeo. Caza y Conservación