La caza sin muerte gana adeptos entre los becaderos como complemento a la temporada de caza

La caza sin escopeta sobre becadas gana adeptos entre los cazadores con perros de muestra del Principado de Asturias. Los becaderos afirman que es una manera más de disfrutar de la naturaleza y los animales. La disciplina consiste en levantar o espantar las becadas a tiro de escopeta aunque no se dispare sobre las aves y en el que se valora la técnica de búsqueda y el número de aves encontradas. El Club de Cazadores de Becada con Perro ideó esta modalidad por el interés en mejorar la preparación de los canes durante la veda.

La disciplina consiste en competir por ver cuál es el mejor tándem humano-perro a la hora de levantar becadas / Lucas Blanco

«La caza no sólo se practica con escopeta». Esa es la principal reivindicación de los apasionados de una especialidad que, aunque muy desconocida, continúa ganando adeptos y ya acumula un buen número de practicantes en Asturias, que compiten de tú a tú con deportistas de todas las regiones del norte del país y la provincia de Huelva.

La disciplina consiste en competir por ver cuál es el mejor tándem humano-perro a la hora de «levantar a las arceas», que no es otra cosa que hacerlas salir de su escondite y ponerlas a tiro, aunque en este caso el ave no recibe los disparos del cazador. «El principal objetivo es disfrutar y preparar más al perro», sostiene el gozoniego Christian Sobrido, mientras sujeta la correo de su can Dendaberri, campeón este año de la categoría joven.

Fue precisamente el interés en mejorar la preparación de los animales la que llevó a la fundación del Club de Cazadores de Becada con Perro, un colectivo que reúne a los aficionados de todo el país que participan en un circuito nacional que este año consistió en once pruebas repartidas por todo el país. «Se valora tanto que el perro levante becadas (arceas) como su técnica a la hora de buscarlas», explica el vecino de Valdesoto Ezequiel Pérez, campeón este año del circuito con la perra Assia, un setter inglés con grandes aptitudes.

De todos modos, hay quienes recuerdan que el hecho de que practiquen la caza sin muerte no quiere decir que estén en contra de la caza convencional. «Se trata de un complemento, pero dejando claro que la caza no es únicamente matar por matar, comenta Miguel Ángel Sobrido, dueño de unos trece perros, entre ellos un ejemplar llamado Furtivo con bastante porvenir en la especialidad.

Una manera diferente de disfrutar de la naturaleza y los animales sin necesidad de que la temporada de caza esté abierta, aspecto que sirve de algún modo para «desestacionalizar» la actividad cinegética. «Los entrenamientos los realizamos bien con reservas en los cotos o cuando hacemos los censos de las arceas en la región», comenta un Ezequiel Pérez que forma parte del grupo de alrededor de una decena de asturianos incondicionales de las pruebas nacionales.

Lejos de ser testimonial, el papel de los asturianos en esta práctica es fundamental, pues el Principado es junto a Navarra y el País Vasco los lugares que tienen una mayor afición y obtienen mejores resultados en las diferentes competiciones promovidas por el club de ámbito nacional que se mantiene al margen de federación deportiva alguna.

No obstante, es desde hace una década cuando la caza de becada con perros empieza a tener una creciente aceptación entre los cazadores que encuentran en la disciplina una manera de mejorar el rendimiento de sus perros. «No somos adiestradores como tal, pero con los ejercicios que hacemos las aptitudes de estos mejoran considerablemente», reconocen estos cazadores convencionales que ahora dejan casi en un segundo plano la actividad con escopeta por la que se interesaron inicialmente.

Una afición que a través de gente como Ezequiel Pérez tiene un gran tirón en Siero y los alrededores, pero que también cuenta con bastante gente aficionada en otros municipios como Gozón o Illas y tiene en la sierra del Sueve o el concejo de Yermes y Tameza como escenarios habituales para la celebración de sus pruebas regionales o nacionales.

Experiencia que utilizan como aval para invitar a más personas a descubrir una actividad entretenida y competitiva en la que el azar también aporta una dosis de interés para los participantes. «En las pruebas tienes 20 minutos y a veces no tienes tiempo a encontrar ninguna arcea», relata el vecino de Ferrera, Héctor Viñes, mientras posa con su perro Dum, uno de los más veteranos del circuito.

Informa Lucas Blanco para lne.es