La caza del corzo en España
El corzo nacional es un animal que guarda un carisma especial, tiene un trato angosto que ya es irrecuperable en otros cérvidos peninsulares. Precisamente, es su alma puritana la que ha resistido a los achaques comerciales, manteniéndose a raya y haciendo de su caza una verdadera aventura pragmática.
Los cazadores encontramos en el corzo a un animal con carácter, un animal que no nos brinda ninguna facilidad, todo lo contrario, nos pone la zancadilla tantas veces como puede. Así lo hace en su gestión, más compleja que la de otras especies, en su caza, o, simplemente, en su observación. Por todo ello se está abriendo paso a un ritmo desenfrenado.
Decantarse por el corzo nacional frente a su caza en el extranjero nos garantiza en un alto porcentaje la pureza de los lances, una aventura diferente en cada jornada de caza y un sin fin de desengaños que todo cazador de corzos que se precie debe saber digerir para saber digerir para acabar saboreando dulcemente un lance culminado. El no tener que desplazarnos miles de kilómetros y tener un periodo de tiempo más distendido nos permite trabajarnos el rececho, seleccionar a nuestro adversario y guardar en nuestra memoria algo más que un disparo.
En los últimos años muchos cazadores han optado por arrendar un terreno cinegético entre algunos compañeros de lidia y se encargan de cazar durante todo el año, quiero decir, disfrutar de los recechos del corzo mientras la ley nos lo permite y el resto del año, disfrutar escuchando como la orquesta se va afinando a medida que avanza el otoño y el invierno. Es algo que se lleva haciendo muchos años en las sociedades y que, como todas las prácticas cinegéticas, tiene su encanto peculiar.
Por otro lado están los que, porque les gusta cazar en múltiples lugares o, porque simplemente se dan el gustazo alguna que otra vez al año, no tienen nada fijo, y, aunque el rececho es menos elaborado, se pueden permitir disfrutar de las diferentes culturas regionales de nuestro país.
Al final del camino nos encontramos con que el cuándo, el cómo y el dónde lo pone cada uno. Posibilidades las hay a miles, sólo hay que escoger lo que el órgano sensitivo nos dictamine. Suerte y al toro.