La caza asegura la superviviencia de los cachorros de oso pardo
Según un estudio de Nature Communicactions, una correcta regulación de la caza en entornos de osas con crías aumenta la supervivencia de estas últimas.
Las crías pasaban antes año y medio con sus madres hasta conseguir independizarse, pero a día de hoy ha aumentado a 2,5 años esa dependencia.
Redacción | Actividades como la caza, realizadas mediante una adecuada gestión del medio y las especies, repercuten de forma positiva sobre el entorno y los animales —cinegéticos o no— que medran en él. En ocasiones, como demuestran algunas investigaciones, la actividad cinegética llega a influir en el comportamiento de ciertas especies.
Esto ocurre en el caso de los osos pardos en Suecia, que debido a la caza han aumentado su ciclo de vida y el tiempo que las hembras adultas cuidan de sus crías, según informa un estudio publicado por la revista científica Nature Communications a manos de un grupo de científicos de la Universidad de Sherbrooke en Canadá.
En este estudio se confirma cómo la caza reglada del oso pardo en el norte de Europa está provocando que las crías de oso pardo pasen más tiempo con sus madres, lo que aumenta considerablemente las posibilidades de supervivencia tanto de las madres como de los pequeños. En concreto, las hembras han pasado de criar a los oseznos durante un año y medio a hacerlo durante dos años y medio en las zonas donde los cazadores desarrollan su actividad cinegética. «Una hembra sola en Suecia tiene más probabilidades de ser cazada que una con un cachorro», afirma el estudio.
También la caza de machos adultos ha eliminado potencialmente los ataques a los oseznos, por lo que la actividad cinegética provoca una mayor protección para los cachorros de oso pardo en referencia a los ataques de los grandes machos con los que no están genéticamente relacionados.
Este hecho, que prohíbe cazar osas con crías pero que permite controlar la población de machos adultos mediante la caza, tiene como consecuencia la ralentización del ciclo de vida de esta especie. «Demostramos que una regulación de la caza basada en el estado reproductivo de las hembras puede mejorar las perspectivas de supervivencia», señala el estudio. Además, gracias a este escenario se fomenta la existencia de más hembras reproductivas por lo que aumenta el número de oseznos por ciclo como estrategia de supervivencia.
La caza regulada en países del norte de Europa desarrolla la supervivencia de muchas especies, como es este caso. Las hembras y sus crías están protegidas por la ley, prohibiendo su caza, mientras que sí se permite la de los osos macho, protegiendo de esta manera los ataques a las crías a las que los adultos llegan a matar. En definitiva, una buena regulación de la caza puede generar efectos positivos en especies y su desarrollo.