La cabra montés está al borde del desastre ecológico en Madrid debido a Pacma
La población actual de cabra montés en Guadarrama triplica la soportada por el hábitat pero Pacma paralizó su Plan de Gestión
El peligro de la aparición de sarna sarcóptica hace que el control poblacional de cabras resulte algo urgente
Redacción | La cabra montés (Capra pyrenaica) es uno de los animales más emblemáticos de nuestro país. Su población ha crecido bastante durante los últimos años, llegando a alcanzar en las actualidad los 50.000 ejemplares repartidos en unas 27 colonias o núcleos de población.
Muchas de las poblaciones de cabra montés gozan de buena salud, pero otras se ven castigadas por enfermedades como la sarna, la cual puede ser catastrófica produciendo en los animales una muerte lenta, agónica y dolorosa. En la Comunidad de Madrid, concretamente en la Sierra de Guadarrama, la situación actual con la cabra montés está empezando a resultar totalmente insostenible.
Población de cabra montés al borde del desastre
Actualmente, la Sierra de Guadarrama alberga una población de cabras que se acerca a los 5.000 ejemplares, más del triple de lo que el hábitat es capaz de soportar, con una densidad de unas 47 cabras por kilómetro cuadrado.
El crecimiento de este animal ha sido muy rápido teniendo en cuenta que a mediados del siglo XIX no existía un solo ejemplar, reintroduciéndose en la zona de la Pedriza en el año 1989 con un total de 67 cabras.
Esta densidad de cabras está suponiendo un importante problema debido a que el hábitat donde se encuentran apenas puede soportar tan alto número de ejemplares. En la actualidad, las cabras están empezando a dañar parte de la flora de alto valor ecológico del parque, ya que los recursos son escasos y las cabras necesitan buscar nuevas fuentes de alimento para sobrevivir. Por otra parte, esta elevada densidad de cabras por metro cuadrado podría generar en un breve espacio de tiempo la aparición de enfermedades, de las cuales algunas incluso podrían afectar al ganado.
La naturaleza, en casos como el que sucede en Madrid, activa mecanismos de autorregulación como ha sucedido en otros núcleos poblacionales de cabra montés. La aparición de sarna sarcóptica en poblaciones, como sucedió en Andalucía en el año 2017, supuso la muerte agónica y dolorosa de un gran número de ejemplares mermando seriamente la población total. En 1987, la enfermedad tuvo un brote de especial virulencia en el Parque Natural Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, que en cuatro años diezmó la población dejándola reducida al 3%, produciéndose muchos más brotes posteriores.
PACMA evitó su control
Antes de que la situación en la Sierra de Guadarrama llegase a ser tan crítica, la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid realizaba un control efectivo de las poblaciones de cabras.
El Partido Animalista Pacma, ante la previsible puesta en marcha de un Plan de Gestión para poder equilibrar el ecosistema de la zona, acudió a los tribunales para impugnar dicho Plan, evitando que pudiera llevarse a cabo. Este hecho, unido a que Guadarrama es un parque nacional (la ley que los regula prohíbe la caza deportiva y comercial) derivaron en un aumento poblacional aún mayor. Los animalistas abogan por otros medios de gestión que supondrían un importante coste a la Comunidad de Madrid, cuando en muchos lugares se llegan a pagar docenas de miles de euros por abatir una sola cabra.
La lucha animalista por evitar que las cabras montesas sean cazadas podría derivar en que esos ejemplares acaben muriendo lenta y dolorosamente a causa de la sarna.
Posible solución
Tras varios estudios realizados por la Fundación Artemisan, se aconseja reducir el número de ejemplares de cabra montés a la mitad. Tras una reunión de entre responsables de Artemisan y el director general de Biodiversidad y Recursos Naturales de la Comunidad de Madrid, el Plan de Gestión paralizado podría retomarse en la primavera de 2020.
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