La amenaza del «cerdolí»

Esta es la historia de dos Delibes y un extraño y nuevo animal que hoza montes y dehesas. El primer Delibes es Adolfo Delibes de Castro, biólogo de la Junta de Castilla y León, hijo del gran novelista, académico y apasionado de la caza Miguel Delibes. El animal tiene un nombre híbrido, como él mismo: cerdolí. Cerdo porque proviene de los puercos salvajes, los jabalíes. Li por su procedencia asiática. Porque es de lejos de donde llega el fuerte y sigiloso competidor que le ha surgido en nuestros montes al jabalí auténtico español: el cerdo vietnamita. Un peligro, dicen los Delibes, cuando se emparentan con los cochinos salvajes.

Autor: Luis Parejo

El abandono de muchas de las rechonchas mascotas comunes, popularizadas a partir del afable cerdito que mostraba años atrás George Clooney, ha llenado los campos de España de cerdos vietnamitas. Y ya no son aquellos animalillos de apenas seis kilos que las familias acogían. De adultos alcanzan los 65 kilos.

Sostiene Adolfo Delibes que la convivencia con los jabalíes ibéricos no es la peor consecuencia; la verdadera amenaza es la hibridación entre ambos: el cerdolí, como ha sido bautizado en la Comunidad Valenciana, la región más afectada. En palabras de Miguel Delibes Mateos, del Instituto de Estudios Sociales Avanzados de Córdoba y sobrino de Adolfo, «puede suponer la pérdida de la identidad genética del jabalí, entre otros efectos ecológicos importantes».

Este joven biólogo y su tío son autores de un trabajo pionero, hecho en sus ratos libres y sin financiación. Tras ver cerdolís en una cacería en Valladolid y después en Castrillo de Oniela (Palencia), tío y sobrino comenzaron su búsqueda.

El resultado de la hibridación entre las dos tipologías es un espécimen extraño. Su morfología depende del gen dominante. Es algo más pequeño que la especie autóctona y no llega ni mucho menos a los 100 kilos que puede pesar un jabalí. Sus patas son muy largas y en ocasiones tiene bastante pelaje, aunque más oscuro. Otras veces carece por completo de pelo. El morro es la parte más variable: los hay chatos de tipo asiático o larguísimos y finos. «Absolutamente grotesco» lo define un experimentado cazador.

Imagen capturada por cámara trampa de los Delibes

Ante las evidencias, los Delibes se decidieron a certificar la hibridación. «Analizamos un par de muestras genéticas», recuerda Miguel, «recogidas por mi tío Adolfo. Han sido concluyentes: los animales resultaron híbridos de cerdos vietnamitas y jabalíes en libertad». «Hay que concienciar a la sociedad», añade. «La gente se encapricha de estas mascotas y luego las abandona, como está sucediendo con las cotorras». El estudio causó cierto revuelo y las autoridades, sobre todo en Cataluña y Valencia, están dispuestas a actuar. Aun así, el número de ejemplares sigue creciendo. Este enero, unos cazadores denunciaron que 15 cerdolís campaban a sus anchas en Asturias, cerca de Llanes.

Fuente: elmundo.es