Jabalíes y corzos invaden los montes del Alto y Bajo Deba
Los cazadores del Alto y Bajo Deba no habían visto algo semejante. La población de jabalíes y corzos se ha disparado en los montes de estas comarcas guipuzcoanas y la Diputación ha activado un plan especial que incluye como medida principal la prolongación de la temporada de caza mayor hasta el mes de abril. La población de estas dos especies se ha incrementado exponencialmente en los últimos cinco años según datos recogidos por la Dirección de Montes y Medio Natural, que cede la gestión de su caza a la Federación.
Cazadores de Debabarrena (Bajo Deba) quieren llamar la atención sobre el crecimiento de la población de jabalíes y corzos en los diferentes montes de la comarca. Son tantas las batidas que se organizan que hasta los propios cochinos empiezan a estar «escarmentados» de la presencia de cazadores, una vez que llevan escapando de tiros desde septiembre, cuando empezó la temporada, «y porque deben de saber dónde nos colocamos», se justifica un cazador.
Bajo el otorgamiento de una licencia de caza mayor, son muchos los cazadores de la comarca que salen los fines de semana a temprana hora a la caza del jabalí, desde setiembre hasta abril. Con respecto al corzo, son campañas más cortas. Lo cierto es que los cazadores están impresionados del amplio número de animales y también de las piezas que recogen. Natxo Larrarte, un cazador con licencia, señalaba «que es impresionante la cantidad de ejemplares que hay en Elgeta». Por su parte, Aitor Osoro, señalaba también la fuerte presencia de animales en la zona de Arno, en Mutriku. Larrarte indicaba que es muy común comprobar la presencia de jabalíes «pastando» muy cerca de la calzada de la carretera de Elgeta. «Esto antes no se veía». Pero los animales conocen también la presencia de los cazadores. Por las vaguadas despejadas, con senderos de paso en busca de zonas húmedas, se pueden ver sus ‘patinazos’ con los que marcan el rastro al remontar estrechos pasillos enfangados. Y es que la dinámica de las batidas se repite. La manada de perros de caza rastrea la presencia de jabalíes para empujarlos a las zonas de tiro. Todos los cazadores, con sus rifles del calibre 30,06, están apostados en sus puestos al paso de alguno de ellos. «Se refugian en zonas boscosas, de difícil acceso, y se van reproduciendo hasta alcanzar grandes poblaciones», señala Osoro.
Para regular este crecimiento, el departamento de Montes de la Diputación tiene adjudicada a la Federación de Caza la gestión de la caza de estas especies en Guipúzcoa. De esta forma, las cuadrillas integradas en la federación controlan, a través de su actividad cinegética, las poblaciones de jabalí y corzo, evitando la evolución creciente de sus densidades. «Son muchas las piezas que se cogen y en los próximos años van a ser muchas más, creemos», señalan los cazadores.
Desde la dirección de Montes y Medio Natural de la Diputación reconocen que «las poblaciones de corzo y jabalí han ido aumentando en Guipúzcoa en los últimos años al igual que en otros territorios». En el caso del jabalí el aumento de la población se inició hace dos décadas, cuando la especie solo se encontraba en zonas concretas de Guipúzcoa, limítrofes con Álava y Navarra. En el caso del corzo el aumento es más reciente, tiene lugar en la última década.
La Diputación hace anualmente el seguimiento de las poblaciones de estas dos especies, constatando que en los últimos cinco años la población ha crecido exponencialmente. Para ello, Diputación aprueba unos objetivos de caza entre las cuadrillas y las zonas de batidas autorizadas para reducir los niveles de población y regresar a unas cifras más equilibradas.
El plan especial activado por Diputación incluye como medida más novedosa la ampliación de la temporada de caza mayor (para jabalí y corzo), que arranca en septiembre y finaliza en abril, cuando lo habitual era cerrar la veda a finales de febrero, un mes antes. La actividad cinegética, sujeta a las normas forales, ya se flexibilizó en otros años año pasado vista la superpoblación de jabalíes y corzos. Los días hábiles pasaron a ser cuatro: además de fines de semana y festivos, se autorizó a las cuadrillas a que también pudieran batir piezas los jueves.
Las repercusiones sobre las explotaciones agrícolas son también foco de preocupación para el mundo baserritarra. «Los daños del jabalí en la agricultura han ido aumentando, junto al crecimiento de la población. Igualmente, el aumento de las poblaciones de corzo ha ido asociado a daños en las plantaciones forestales». Los baserritarras hablan que «además de los perjuicios económicos derivados del descenso de rendimiento en las tierras, los grandes agujeros efectuados por los animales en las fincas causan graves averías en la maquinaria agrícola». Frente a ello, no ha quedado más remedio que las batidas controladas. «En este momento la temporada de caza mayor se encuentra en marcha. Y, las capturas de jabalí están siendo algo superiores a años anteriores, por lo que se espera que este año se pueda mitigar el crecimiento observado en los últimos años», explican fuentes del departamento foral.
En la Diputación son constantes las quejas que se vienen recibiendo «aunque no hayan sido cuantiosas. Se han recibido quejas de daños en la agricultura por parte de los baserritarras. Para dar respuesta, el departamento foral trabaja con la Federación de Caza para tratar de compensar al afectado, una vez evaluado el daño producido por las poblaciones de jabalí».
Quejas
Igualmente, no son pocos los vecinos que han sufrido en sus carnes algún accidente por invasión de la calzada de algún jabalí. «Respecto a accidentes, al departamento suelen llegar solicitudes de información, para la reclamación de responsabilidades por parte de compañías de seguros».
Según datos de la Diputación, la media de jabalíes cazados por cuadrilla es de 30, y el máximo alcanzado, 104. Las zonas donde más se cazó fueron Debagoiena (229) y Tolosaldea (195). Por superficie relativa, Idiazábal ocupa el primer puesto (1,5 ejemplares por hectárea forestal), seguido de Bidasoa-Oarsoaldea (1,23) y Tolosaldea (1,04).
Después de seis horas de espera llega el momento el recuento. Veterinarios y biólogos diseccionan para analizar su estado sanitario y aspectos biológicos. «Además de la triquinosis, analizamos enfermedades que se pueden transmitir al ser humano, como tuberculosis y brucelosis», exponen los encargados de los análisis.
De hecho, el servicio foral dio cuenta hace unos meses del «diagnóstico de la triquinosis en las muestras tomadas a un jabalí abatido el pasado día 19 de noviembre en Itzia». Asimismo, el informe explicaba que la triquinosis «es una enfermedad producida por larvas de Trichinella», con la particularidad de que «en nuestro entorno la especie más común es la ‘Trichinella spiralis’».
Después de la batida, y tras pasar los análisis, los cazadores suelen reunirse para comer.
Informa Alberto Echaluce para diariovasco.com