Iniciación del perro en la caza (II)
En el primer capítulo de esta serie sobre la iniciación del cachorro en la caza comentábamos algunos aspectos generales sobre cómo iniciar a nuestro nuevo compañero en el contacto con el campo, las primeras órdenes y en la búsqueda de las primeras piezas de caza. Para ello contamos con las indicaciones de un experto en la materia: el campeón de San Huberto Carlos Tiburcio. Ahora es el adiestrador el que señala unas pautas generales para tener en cuenta cuando estemos ante un cachorro en su iniciación a la caza.
Carlos Tiburcio Grajera | Socializar al cachorro es el primer aspecto sobre el que tendremos que incidir de manera importante, pues un perro no socializado es un animal que en un futuro podrá manifestar cualquier comportamiento anómalo. Por decirlo de una manera gráfica, la socialización es el primer peldaño de una larga escalera. Después, de cara a la iniciación del cachorro en la caza y sobre piezas de granja, vamos a describir algunos puntos generales que podrán tener matices según la raza y el animal con el que nos encontremos dependiendo de su carácter.
Socializar al cachorro
La fase más importante, y que pasa más desapercibida para los cazadores, es el periodo conocido como socialización. Es vital habituar al cachorro al medio y a su entorno, poniéndole en contacto con el mayor número de estímulos posibles: otros perros, sonidos de todo tipo, niños, coches, etc. Un perro mal socializado puede ser un freno importante a la hora de convertirlo en nuestro auxiliar, llegando a poder provocar en el animal graves problemas de conducta.
Hay que tener mucho cuidado en el inicio de este periodo porque coincide con el de vacunación, con lo cual deberemos extremar las precauciones a la hora de sacar al cachorrito fuera de su perrera para evitar el posible contagio de enfermedades muy peligrosas y contagiosas como el moquillo, parvo, etc. Este periodo es vital y muy importante para el desarrollo del perro y no se debe dejar pasar esta oportunidad. Existen distintas opiniones sobre cuándo arranca y termina este periodo de socialización, pero mi experiencia personal es que cuanto más joven es el cachorrito más esfuerzo y atención dedicaremos a socializar, desde que dan sus primeros pasos hasta los 6 u 8 meses aproximadamente. Cabe destacar, sobre todo, razas como el springer que, en determinadas líneas, si no se comienza a trabajar alrededor del mes de vida la socialización, luego es difícil de recuperar, manteniendo un grado de timidez excesivo para toda su vida.
Iniciación a las detonaciones
Siempre es mucho mejor trabajar para prevenir que curar. Los cazadores, unas veces por desconocimiento y otras por un exceso de prisas, no somos lo suficientemente precavidos en cuanto a la iniciación de los cachorros a las detonaciones, provocando en ocasiones en el perro un problema en su interior que nos hace perder la temporada de caza, porque un perro con miedo a los tiros queda totalmente anulado en el campo, frenando así su progresión y desarrollo.
Un error muy común entre los cazadores es sacar al perro directamente del canil sin haber hecho ningún trabajo preventivo ni un test para valorar la tolerancia del cachorro a las detonaciones, sometiendo al perro en su primera salida de caza a un estímulo desconocido que inquieta al animal, y no solo los producidos por nuestros disparos sino también los realizado por nuestro compañeros de caza, provocando en ocasiones al perro un miedo atroz muy difícil de quitar.
Desde cachorrito es interesante realizar ejercicio preventivos asociando, por ejemplo, los momentos más placenteros para el perrito con la mayor variedad de estímulos sonoros posibles, para que vayan asociando de una forma positiva todos estos sonidos, pudiendo utilizar en un inicio, entre otros, los sonido producidos por palmadas, estallidos de globos de aire, ruidos provocados al golpear objetos metálicos, valorando así sus reacciones ante estos estímulos, dejando los producidos por detonaciones para una etapa de mayor madurez e ir aumentando de forma progresiva la intensidad de estos sonidos si vemos que su reacción es la deseada. Hay que evitar como estímulo sonoro lo producido por artículo de pirotecnia (petardos, bombitas, tracas etc.).
Iniciación a la llamada
Son varios los ejercicios de obediencia básica que se pueden realizan en los perros, pero en estos primeros contactos con el cachorrito suelo centrarme exclusivamente en la llamada, porque un perro que no viene cuando lo llamas es un perro que no controlas, dejando otros ejercicios como caminar al lado, el quieto, etc. para más adelante, durante la fase de adiestramiento.
En los primeros meses de vida, a la hora de echarle de comer, aprovecho este momento tan placentero para el perro para introducir el comando que utilizaré en el futuro para la llamada (personalmente utilizo dos toques cortos de silbato ), asociando el cachorrito de forma positiva el sonido de los dos tonos del silbato con la alimentación, para posteriormente continuar haciendo lo mismo en sus primeras salidas al campo, premiando con alguna golosina cuando el perro venga hacia nosotros, dejándolo ir a continuación para que siga explorando el terreno y repitiendo varias veces este ejercicio a lo largo del campeo. El objetivo es que asocie la llamada con algo positivo y no con la finalización del diversión, ya que si lo llamamos y a continuación lo amarramos y encerramos en el coche, asociarán la llamada con algo negativo, fomentando la desobediencia del animal. Estamos en un periodo de iniciación en el que todos los ejercicios deben terminar de una forma positiva; ya tendremos ocasión en la fase de adiestramiento, cuando el perro esté más maduro, de fijar con mayor firmeza la llamada.
Iniciación a subir al coche y su transporte
Es importante acostumbrar al cachorrito a viajar y a sentirse cómodo en el trasportín. Para ello, en un principio y con el trasportín en el suelo, le echo algunas golosinas en su interior para que entren por sí mismos y asocien el habitáculo con un estímulo positivo. En sesiones posteriores, subo el trasportín al vehículo, repitiendo la misma operación y siempre de buen grado. Cuando el perro está habituado a subir y a bajar del trasportín comienzo con los primeros desplazamientos al campo, haciendo estos primero viajes muy cortos para que no se sientan incómodos y rechacen subir a él.
Una vez en el campo, repito de nuevo varias veces el ejercicio de subir y bajar del trasportín, echándole de igual manera pequeñas golosinas en su interior para recompensar la acción de subir de nuevo. A continuación, dejo que baje y siga disfrutando del paseo, repitiendo varias veces el ejercicio para evitar que asocie de forma negativa la subida del trasportín con el final del campeo. El objetivo final es condicionar al cachorro: subir al trasportín del coche es salir a divertirse al campo, facilitándome en el futuro recoger al cachorro.
Primeras salidas al campo
Las primeras salidas de campeo del cachorro las suelo realizar incluso antes de que el perro termine el periodo de vacunación, aunque extremando las precauciones y llevándolo a campos vírgenes donde tengo la seguridad de que no han paseado perros desconocidos y que puedan ser portadores de alguna enfermedad. Aprovecho este periodo tan interesante para hacer trabajos de socialización sobre el terreno. En estas primeras salidas, el primer objetivo que me marco es que se habitúe a la mayor variedad de vegetación y terreno, dejando el contacto con la caza para más adelante, cuando el perro esté aclimatado y habituado totalmente al campo.
Una vez que el perro ha terminado el periodo de vacunación, y es más seguro sacarlo fuera de su perrera, es cuando comienzo a ir a los campos de adiestramiento para ponerlos en contacto, en primer lugar, con alguna codorniz de granja para despertar sus instintos y que me sirva a mí también de test para ir valorando al cachorrito. A partir de este momento y si tengo posibilidad, siempre con naturalidad, intento ponerlos en contacto con caza salvaje. La caza salvaje es el estímulo ideal para poner a nuestros perros en su sitio, pero estos últimos se convierte más en un deseo que en una realidad, debido a su escasez y por los pocos días hábiles al año donde se podemos poner al cachorro en contacto con ella.
Iniciación al contacto con la caza de granja
Tenemos que ser conscientes y asumir que toda sesión de adiestramiento o iniciación con caza de granja tiene un coste económico y no debemos quitarle defensa a las piezas que utilicemos, alicortándolas o atándolas para reutilizarlas y abaratar ese coste, porque al final, si lo hacemos así, nos saldrá mucho más caro y, sobre todo, si estamos trabajando con perros de muestra.
Este primer contacto con la caza de granja debe ser de la forma más natural, utilizando siempre piezas de calidad, siendo estas lo más fuertes y bravas posibles. El objetivo es que el perro conozca la pieza, despertar su interés por ella y que afloren sus instintos de caza, muestra y de búsqueda principalmente. En ocasiones no pasa nada si en su primer contacto un perro de muestra nos coge una codorniz de granja; incluso en algunos casos muy concretos nos puede venir bien que eso suceda para despertar su pasión por ella, pero si la acción de atraparla se repite, podemos fomentar más el instinto de presa que el de muestra, provocando en el futuro que el perro no las muestre más. Si las puede coger, para qué las va a mostrar; eso es lo que le estamos enseñando cuando permitimos que llegue a ellas.
La caza de granja se hace inevitable para seguir progresando. Es muy útil y cómoda para realizar los primeros lances completos al cachorro y así poder valorar sus reacciones para saber por dónde hay que seguir trabajando. Es el momento de unir todos los ejercicios anteriormente expuestos y realizar un lance completo, donde el perro localice la caza, la muestre y podamos abatírsela. Es muy importante estar seguro de que el perro está perfectamente socializado al tiro antes de abatirle su primera pieza de granja porque de no ser así nos la estamos jugado. Si su reacción al tiro no es buena podría asociar el sonido del tiro con la pieza de caza y rechazarlas en el futuro, frenado su progreso. Si todo esto se da con normalidad tendremos unas garantías mínimas de seguir progresando con nuestro perro cuando salgamos a cazar los primeros días de la temporada.
Dos o tres lances bien programados son más que suficientes para una sesión de trabajo. Un error muy común es soltarles un número elevado de codornices sin ningún control ni programación del trabajo a realizar, pensando que por mostrar estas luego hará lo mismo con las salvajes. Una codorniz de granja solo se parece a una codorniz salvaje en el color y el tamaño, pero para el perro, una codorniz salvaje huele distinto, tiene un comportamiento y mecanismos de defensa muy distintos a las de granja, por lo cual, para él, es como si fuesen dos especies cinegéticas distintas. La granja solo sirve para iniciar y fomentar distintos trabajos, pero no enseñará a cazar las piezas salvajes. Solo la codorniz salvaje, con su comportamiento, enseñará al perro a cazarlas. He visto muchos perros que son grandes especialista en cazar codorniz de granja y luego no saben dónde buscar y cómo cazar las salvajes.
Como ya he comentado, se pueden realizar muchos más ejercicios para iniciar al cachorro con miras a empezar la temporada, pero sería muy extenso desarrollar todas ellas. Para mí, estos son los ejercicios mínimos que se deben trabajar para afrontar, con un mínimo de garantías, que el perro progresará en sus primeras jornadas de caza. Cuando un perro acude a la llamada, lo recogemos sin problema, no tiene miedo a los tiros ni problemas de conducta, no extraña el terreno y tiene una buena actitud de búsqueda, saldrá al campo en condiciones de aprovechar la temporada para seguir evolucionando.
Imagen: Daniel Puerta Serrano y autor