Iniciación del perro en la caza (I)
Iniciar a un cachorro de manera adecuada es la mejor garantía para disfrutar posteriormente durante nuestras jornadas de caza. Mano izquierda, paciencia y constancia parecen ser indispensables durante este comienzo, pero hay que saber que cada raza y cada perro son distintos. Para tener unas pautas generales en la iniciación del cachorro, hemos preparado dos artículos con las indicaciones del adiestrador profesional y campeón de San Huberto Carlos Tiburcio. En esta primera entrega tratamos aspectos generales importantes en los primeros pasos con piezas de granja.
Redacción | Cuando termina la temporada de caza y comienza la veda, periodo de descanso para que las especies se regeneren, muchos cazadores ya tienen un nuevo cachorro con vistas a la siguiente temporada. Si un cachorro nace a finales o principios de año, el perro tendrá edad suficiente cuando llegue la temporada para acompañar al cazador en sus jornadas de caza.
Durante los primeros meses, el contacto con el campo será primordial. Que el cachorro vaya descubriendo nuevos olores o nuevos terrenos es algo que será beneficioso para su desarrollo. Una primera iniciación con especies cinegéticas puede hacerse en los cotos intensivos, que facilitan durante la veda ejercicios de tiro y enseñanzas a los perros de caza.
Para tener unas primeras nociones sobre la iniciación del perro de caza, hemos pedido a Carlos Tiburcio que nos dé unas pautas acerca de este complejo mundo. Tiburcio es instructor adiestrador de la Escuela Nacional de Caza de la RFEC, campeón de España en 2015 y 2016 de San Huberto en la modalidad levantadores y tercer clasificado en 2015 en el Campeonato del Mundo celebrado en Serbia (en 2016 no se celebró la prueba mundial por un problema con la legislación danesa sobre la amputación del rabo de los perros).
Primeros pasos
Campear a un cachorro lo antes posible, de forma progresiva y siempre dentro de sus capacidades físicas, es algo tan necesario como positivo. “Sin experiencias y asociaciones no hay aprendizajes ni conocimientos”, dice Carlos Tiburcio, haciendo referencia a ese despertar de los instintos que tienen los perros en el campo. Posteriormente, dice el actual campeón de San Huberto, para que un perro aprenda a localizar la caza, a cazar, la “única gran maestra” es la propia caza.
Lo ideal para la iniciación de un perro en la caza es hacerlo sobre una variedad de terrenos y con caza salvaje. Carlos Tiburcio afirma que las piezas salvajes motivan a los perros mucho más, pero tirando del refranero dice que “cuando no tengo lomo, tocino tomo”. El campeón de San Huberto asume que no siempre es posible iniciar a los perros con caza salvaje debido a su escasez y a la limitación de terrenos para campear y/o cazar en veda, por lo que el uso de piezas de granja en cotos intensivos es una tarea “imprescindible”. Este tipo de terrenos cinegéticos servirá para despertar y fomentar los instintos durante el periodo de cachorro y para trabajar distintas facetas del aprendizaje durante el periodo de adiestramiento. “La ‘granja’ es una herramienta muy útil y necesaria para el trabajo de nuestros perros siempre que se utilice de la forma correcta y con la densidad justa”, explica Tiburcio.
Teniendo en cuenta las cualidades naturales del perro y su estado de desarrollo, podremos realizar muchos ejercicios a la hora de iniciar a un perro en la caza. Con relación al sexo del perro, y pese a la creencia popular de que las hembras son más precoces, el instructor adiestrador afirma que no hace distinción entre machos y hembras, siguiendo las mismas pautas. A lo largo de su experiencia con perros para la caza ha tenido machos precoces y hembras tardías, así como lo contrario.
Carlos Tiburcio quiere dejar claro que hay que diferenciar entre la fase de iniciación del cachorro y la fase de adiestramiento. En la primera fase, durante los primeros meses del animal, se pretende poner en contacto a los perros con el campo para despertar sus instintos y realizar algunos ejercicios con estímulos siempre positivos y en forma de juegos. En la fase de adiestramiento, cuando el cachorro ya se ha desarrollado y va perfilando su carácter, podremos ser más exigentes a la hora de hacer tareas para que las vaya aprendiendo.
Pasando a la acción
Un springer o un bretón responden de manera parecida a la socialización, la tolerancia a las detonaciones, el hábito a los distintos terrenos o el contacto con la caza salvaje, pero el campeón de San Huberto hace una distinción inicial entre perros levantadores y de muestra. A la hora de utilizar piezas de granja, Tiburcio explica que su búsqueda puede ser positiva para un perro levantador como método para despertar sus instintos. Sin embargo, para un perro de muestra “es la forma más rápida para estropear y destruir el instinto de muestra” si se hace mal. Para razas como el pointer, los bracos y demás perros de muestra, hay que evitar por todos los medios que el cachorro atrape las piezas, y para fijar la muestra no hay nada mejor que la caza salvaje, que huye y mantiene la distancia siempre con el perro. Es decir, iniciando al cachorro con codornices de granja, no supondrá un problema si nuestro springer, raza levantadora, atrapa varias durante el rato de entrenamiento; sin embargo, si nuestro cachorro es de muestra, como pueda ser un setter, “destrozaremos” su instinto de muestra si dejamos que atrape las codornices, pues el perro asociará que no es necesario mostrar la caza si es capaz de cogerla.
Otro detalle que comenta Tiburcio es el tipo de piezas que empleemos con los cachorros, dependiendo de si son de muestra o levantadores. Para estos últimos dice que vienen bien piezas de pelo y pluma, mientras que para las razas de muestra recomienda comenzar exclusivamente con aves.
En cuanto al instinto natural de búsqueda, en mayor o menor medida es algo que tienen todas la razas de perros, pero su efectividad, el hecho de encontrar caza, es para Tiburcio un “don”. Hay muchos perros que no se cansan de buscar sobre el terreno encontrando más o menos caza. Hay otros más efectivos en este sentido, que levantan muchas piezas. Otros no paran de buscar, pero no encuentran nada. Y hay algunos que ni buscan ni encuentran. A pasear de esta aparente lotería, la búsqueda y la localización de caza es una cualidad, para Tiburcio, que se puede fomentar desde temprana edad a base de trabajo: campeos y ejercicio.
Como hemos señalado, estos primeros ejercicios de contacto con las piezas de caza se realizan en la mayor parte de los casos en terrenos específicos para ello, como son los cotos intensivos y utilizando aquellas piezas que nosotros determinemos.
Una primera toma de contacto, siempre sin forzar al cachorro, se basará en acompañarle a la búsqueda de las emanaciones de esas piezas de granja. Si llevamos escopeta, habremos procurado previamente que el cachorro esté acostumbrado a las detonaciones y este aspecto es, según Tiburcio, muy importante. Que el cachorro tolere el ruido de los disparos realizados de cerca o lejos es crucial para continuar con él en la iniciación a la caza. El adiestrador es claro en este sentido: no valen las medias tintas, y si no estamos seguros de que el joven perro no tiene miedo a las detonaciones no es momento de seguir con el proceso. El hecho de que un cachorro escuche el sonido de los disparos con naturalidad y sin acobardarse o recelar es un primer paso fundamental. Esto se puede conseguir fácilmente desde corta edad haciendo que el cachorro se acostumbre progresivamente a ruidos o golpes secos, que podremos provocar mediante palmadas o algo similar.
En el campo, una vez localiza la primera pieza, la levanta y podemos abatirla, viene otro momento clave: el cobro. Es algo que algunas razas llevan de forma más innata que otras, pero en todas ellas hay que modelar esta acción de la caza.
Carlos Tiburcio advierte que hay que diferenciar entre cobrar y portar. La acción de cobrar es, de forma resumida, la capacidad que tiene el perro para localizar una pieza abatida o herida. La acción de portar es aquella que cosiste en embocarla y llevarla hasta entregársela al cazador. La suma de estas dos acciones es lo que los cazadores llaman comúnmente cobro.
Para motivar a un cachorro a portar, Tiburcio utiliza el juego y uno de los métodos más efectivos que mejores resultados le ha dado a temprana edad es el refuerzo positivo mediante clicker, pero aclara que este sistema requiere de unos conocimientos importantes sobre las técnicas de adiestramiento en positivo.
El juego es el mejor aliado para desarrollar el instinto de cobro en un cachorro. Lanzarle un objeto sin llegar a cansarle, sino que quede con ganas de más, es el mejor inicio. Cuando nos lo acerque no se lo quitaremos y sí le acariciaremos felicitándole por ello. Si lo sigue manteniendo en la boca, después se lo quitaremos sin disputárselo y volveremos a repetir la acción. Si el perro porta bien distintos objetos con los que realicemos este juego será hora de iniciar la acción de cobrar. Tiburcio esconde señuelos y motiva a los cachorros a buscarlos. Si da con ellos, los emboca o porta y se lo entregan, los premia.
Un reto por delante
La adquisición de un cachorro para la caza es un nuevo reto cargado de ilusiones para el cazador. No hay que olvidar que los perros, esos compañeros inseparables, son estímulos que el propio cazador tiene para salir de caza, además de sus mejores aliados durante cada jornada.
La iniciación de un cachorro en la caza es posterior y simultánea a una etapa de socialización y a los primeros contactos con el campo. Aunque haya unas pautas generales, estos comienzos con la caza dependen en gran parte de cada animal, pues no todos responden de la misma manera. Así pues, considerando los puntos básicos que describe el campeón de San Huberto Carlos Tiburcio, la tarea que tendremos con nuestro cachorro es un reto lleno de ilusiones y, sobre todo, de trabajo por delante.
Imagen: Daniel Puerta Serrano