Ingresa en la cárcel la expresidenta de una protectora por maltrato animal

Gabriela Cavalieri ha sido condenada por maltrato animal al tener 75 perros y 16 cachorros en condiciones higiénico-sanitarias deplorables.

Antes de entrar en prisión, ha insistido en su inocencia y ha dicho que hay una mafia que se dedica a traficar con perros desde Fuerteventura hasta Alemania sin control. 

La expresidenta de la Protectora de Animales Okapi, Gabriela Cavalieri, ingresa este sábado en la cárcel de Tahíche (Lanzarote) para cumplir diez meses de prisión por un delito de maltrato animal. La pena inicial de prisión quedó suspendida imponiéndose una serie de condiciones, entre ellas, que no podía tener bajo su posesión más de diez animales durante el tiempo que durara la condena.

Una inspección del Seprona de la Guardia Civil encontró en su domicilio 37 animales mientras estaba en vigor la condena. Constató así que Gabriella Cavaliere continuaba realizando actividades relacionadas con la custodia de animales. Ante ello, tanto la juez como el fiscal solicitaron la revocación de la suspensión, al considerar que quebrantó de las condiciones impuestas. Cavalieri entiende que no ha habido incumplimiento por su parte, pues solamente ha acogido a especies que le han llevado a su casa. Además, denuncia una campaña contra ella tras alertar de la existencia de una trama de tráfico de perros desde la isla hasta Alemania.

Gabriela fue condenada en febrero del pasado año a diez meses de cárcel por maltrato animal «considerándose probado en el acto del juicio que tenía bajo su custodia en su domicilio y dependencias anexas un total de 75 perros adultos de ambos sexos, diferentes razas y edades y 16 cachorros, en condiciones higiénico-sanitarias deplorables», según recoge la sentencia emitida por la titular del Juzgado de lo Penal Número 2 de Arrecife, con sede en Puerto del Rosario, Alicia Buendía Fleitas.

A Cavalieri le fue concedida la suspensión de la pena de prisión y se le impuso como condición la inhabilitación para el ejercicio de cualquier profesión relacionada con la custodia de animales, la participación en programas de protección de animales, el compromiso de no tener más de diez animales en su vivienda y permitir al Seprona la inspección del estado de los animales. Además, se le advirtió que el incumplimiento provocaría la revocación de la suspensión.

La expresidenta de Okapi no se arrepiente. «Soy una amante de los animales desde que nací y lo seguiré siendo», declaró ayer. Añadió que nunca dejará de atender a un animal herido o abandonados y recordó que se llevó a su casa «250 perros cuando el Ayuntamiento de Puerto del Rosario me quitó la perrera para evitar que los sacrificaran».

Gabriela Cavalieri, que se proclama una defensora de la vida, se siente víctima de una persecución. «Desde 2011 han querido quitarme de en medio» y explica que se debe a que denunció una trama de tráfico de animales que eran llevados de Fuerteventura a Alemania

Varias denuncias recibió el Seprona sobre la acogida de animales por Cavalieri. La Asociación de Abogados por la Defensa de los Animales, la Asociación Fundación Canaria Finca Esquinzo, la Asociación Lucha Canina Org Dog Rescue Army o la Asociación Animalistas Uni@s Fuerteventura figuran entre los denunciantes.

Sin embargo, el informe del Seprona que dio lugar a la revocación de la suspensión de la condena señala que en la inspección realizada las condiciones higiénico-sanitarias de los animales «son aparentemente buenas, salvo posterior informe veterinario que determine lo contrario».

Mafia

Ayer Cavalieri, en vísperas de entrar en prisión, insistió en su inocencia y en la existencia de una mafia que se dedica a traficar con perros desde Fuerteventura hasta Alemania sin control. «Ni quieren saber la verdad ni les interesa investigar. Desde que denuncié esta trama me han hecho la vida imposible», argumentó.

Añadió que, a pesar de la condena que existía sobre ella, «agentes de la Policía Local, de la Guardia Civil, Medio Ambiente e incluso un veterinario municipal» le llevaban animales a su casa para que los atendiera. A su vez, lamentó que no se tomen en cuenta los «informes favorables» que tiene «sobre el óptimo estado de los perros».

Informa Antonio Cabrera para laprovincia.es