Homenaje a la rehala
Jauría de espartanos, nacidos para dar la vida en el campo de batalla, encargados de traducir el monte a base de ladridos. Sus corazones, laten a ritmo de remates y caracolas. Tras su muerte pocas medallas serán concedidas bajo su más que honrada sepultura.
No hablo de guerras ni soldados, sino de tradición, rehala y arte. Manadas de perros guiadas por un general que trabajan para que la montería española salga adelante; ya llueva, haga frío o calor.
Son el sustento de nuestra montería cómo sí de la patata en la tortilla se tratase, son la envidia del colectivo cazador en todo el mundo, son, en pocas palabras, el mayor emblema de la caza mayor en España.
Rehaleros y perros. Perros y rehaleros. Son los verdaderos culpables del vaivén de crujidos y jadeos que atraviesan nuestro puesto con un garbo solo factible, aquende, en nuestros curtidos montes.
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Fuente fotografía: Google