Un ganadero gallego utiliza cámaras y dispositivos GPS para detectar el ataque de lobos a su ganado
Iván Gil ha instalado cámaras-trampa en su finca y ha colocará a sus vacas unos dispositivos GPS que indiquen su ubicación y estado corporal.
La sequía sufrida este año y la grave oleada de incendios registrada de octubre, que dejó en la provincia más de 22.000 hectáreas calcinadas constituyen una nueva amenaza para los ganaderos. Los fuegos arrasaron montes y acabaron con la vida de miles de animales, por lo que muchos lobos que habitan las sierras orensanas (la mayoría en el Macizo Central, el Xurés o la Dierra de Larouco) ya no tienen qué comer y se ven obligados a desplazarse a los núcleos de población y fincas particulares, en busca del sustento que ya no encuentran en la sierra. «Los incendios están acabando con la fauna y a los lobos no les queda más remedio que bajar a zonas a las que normalmente no bajarían, porque se juegan el tipo», explica Serafín González, presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural.
Ovejas, vacas y cabras son el blanco de estos animales, a los que cada vez es más frecuente ver cerca de las casas y cercados. Los ganaderos, que censuran la falta de ayudas por parte de la administración para contrarrestar estos ataques, hacen uso de cualquier medida que esté en su mano para proteger el ganado, incluida la instalación de cámaras de vigilancia o de sistemas GPS en las reses.
Cámaras y GPS
Iván Gil, propietario de una explotación de vacas autóctonas, ha instalado cámaras en su finca particular ubicada en Los Blancos. «Es un sistema que se utiliza para controlar a las manadas y protegerlas del lobo o de posibles robos. Por suerte, mi ganado nunca ha sufrido ningún ataque pero hay peligro de que ocurra, por lo que tengo que tenerlo controlado, a veces no duermo», señala. El ganadero pondrá en los próximos días un dispositivo GPS a sus vacas. «Es un sistema novedoso que sirve para detectar la temperatura y la presión arterial de los animales», explica Iván. «Si están sufriendo algún ataque, el sistema detecta que su actividad corporal es anormal. Por otra parte, al tener GPS, si se salen del cercado, también envía una señal», añade.
Angel Rivas, ganadero de Maceda, señala que el pasado miércoles «un jabalí deshizo toda mi finca» y uno de sus terneros fue devorado por un lobo hace menos de 15 días. También tiene cámaras de seguridad para salir a proteger el rebaño una vez que detecta la presencia de lobos, pero manifiesta resignado que «tanto el lobo como como el jabalí tienen que comer». «Vi por la cámara de seguridad hasta cinco lobos merodeando por la zona», manifiesta Ángel. «Las ayudas que nos dan, unos 300 euros por becerro, no nos llegan, y muchas veces ni las dan», añade.
Adolfo Rodríguez tiene un rebaño de 300 cabras en Viana do Bolo y asegura que en los últimos meses ha tenido que lamentar la muerte de más de 30 de sus animales. «Hay muchísimos más lobos ahora que antes, y en la actualidad ya llegan hasta el pueblo», manifiesta. «Tengo dos mastines que les plantan cara. La solución sería que llevasen a esos lobos a sierras alejadas de los núcleos habitados y les dieran de comer, porque es normal que tangan hambre, pero yo vivo de esto», añade.
Serafín González afirma que solicitaron a la Junta que se vedaran de caza, no sólo los cotos que se encuentran bastante quemados, si no también los cotos sin quemar para que sirvan de refugio para la fauna y se reactive la cadena alimenticia. «También pedimos que la Administración autonómica agilice al máximo el pago de los daños a los ganaderos afectados por el lobo», añade.
Informa Paula Palomanes para laregion.es