Etxalar celebra la tradicional caza con redes de palomas torcaces
El comienzo de la migración de las palomas torcaces hacia las áreas de invernada sacude de emoción y nerviosismo a las gentes del norte peninsular con tradición palomera.
La Fiesta de la Tradición de Palomeras de Etxalar ratifica un acuerdo ancestral entre este municipio navarro y el vecino francés de Sara por una misma pasión: las palomas.
Redacción | El domingo 23 fue un día especial. La Fiesta de la Tradición de Palomeras de Etxalar marca el inicio de la temporada palomera, a punto de comenzar, y cientos de personas se reunieron en el alto de Lizaieta para festejar un acuerdo entre municipios que practican una modalidad de caza que tiene más de 600 años de historia.
Este evento reúne, además de a cientos de aficionados, a los alcaldes de la localidad navarra de Etxalar y al de Sara, un municipio francés que pertenece a la Mancomunidad de Municipios del País Vasco. Otros cargos de la Administración están presentes durante la ratificación del acuerdo entre los dos municipios, que viene celebrándose desde los últimos 8 años con el fin de reforzar el buen entendimiento que existe entre las dos localidades.
Arantxa Zubieta es una de las organizadoras de la Fiesta y cuenta a Cazaworld cómo se desarrolló la jornada festiva:
En cuanto al pasado domingo, 23 de septiembre, diré que fue un día increíble. Hacia las 10 h empezaron a colocarse todos los puestos de los diferentes artesanos tanto de Etxalar como de Sara (pueblo vecino, en la parte francesa) con productos de la zona. Los dos equipos de ‘botaluze’ (antigua modalidad de pelota) empezaron a jugar su partido.
A las 11:30 los palomeros de Sara y de Etxalar subieron a la ‘abata’ (torre de madera) para empezar el campeonato de lanzamiento de paletas. Las paletas son las herramientas que los palomeros utilizan para asustar y hacer descender a los bandos de palomas. En el campeonato individual ganó un palomero de Sara, Daniel Calvet, y por equipos el mejor fue el de Etxalar.
Más tarde, a las 12:30 se reunieron los alcaldes de Etxalar y de Sara para ratificar el acuerdo entre los dos municipios para la cesión del uso de los terrenos comunales de Sara por parte de los palomeros de Etxalar. Les acompañaron la consejera de Desarrollo Rural, Medio Ambiente y Administración Local del Gobierno de Navarra, Isabel Elizalde, y dos representantes de la Mancomunidad de Municipios del País Vasco, al que pertenece Sara. Tras realizar la firma, se entregaron los premios del campeonato de lanzamiento de paletas a los ganadores.
Después, el equipo de palomeros abrió la zona de mesas y se sentaron unas 300 personas para degustar el menú que éstos habían preparado: ensalada mixta, carne de ternera asada al fuego, queso y pastel vasco con vinos, sidra, café y licores.
Durante el mediodía, y a partir de la sobremesa, la fiesta se amenizó con el acordeonista Joxe Ángel.
Hizo muy buen tiempo todo el día, lo que facilitó que mucha gente se acercara al alto de Lizaieta para pasar con nosotros todo el día.
Palomas y redes
Tras esta primera celebración de la tradición palomera, el tercer domingo de octubre llegará la fiesta palomera una vez comenzada la temporada. Los interesados pueden acercarse a las zonas de las redes para ver cómo se desarrolla esta modalidad de caza desde el 1 de octubre al 20 de noviembre.
La caza de palomas torcaces con redes es un sistema de caza que se remonta al siglo XV.
Según cuenta la tradición acerca de este sistema de caza con redes, hace más de 600 años un pastor cogió la costumbre de tirar piedras a los bandos de palomas que pasaban. Al ver que descendían, un obispo le animó a colocar redes para atraparlas. Así nació esta singular forma de caza, única en la península ibérica, que sigue practicándose desde entonces. A lo largo de su historia ha contado con espectadores como el emperador Napoleón III o los reyes Alfonso XII y XIII.
La forma en que se cazan las torcaces es peculiar. Los bandos de palomas se acercan a los collados. A lo largo del valle, se disponen varias torretas o ‘trepas’ —plataformas de 10 a 20 metros de altura camufladas con vegetación— formando un enorme embudo. Cuanto más alejadas de las redes, más distanciadas entre sí. Conforme el grupo de palomas se acerca, los palomeros agitan desde las ‘trepas’ las ‘zatarras’, que son unos trapos blancos atados a palos de un metro. La agitación frenética que hacen de este sencillo utensilio provoca un ruido que “empuja” y centra a las torcaces en el camino hacia las redes.
Cuando se acerca el bando al collado, las ‘trepas’ se estrechan y ahora es cuando se lanzan paletas pintadas de blanco que simulan el vientre de aves rapaces (concretamente, halcones peregrinos). Las palomas, en actitud grupal de defensa, aprietan la bandada y se desploma perdiendo altura. Continúan hacia el collado que quieren sobrevolar. La lluvia de paletas y las voces se hacen más constante e insistentes.
Llega el turno de las redes. Actualmente se usan 6, que son Kalamua, Monua, Elutsa —la más grande— y Miarra. Estas son las primeras que se montaron. Fortuna, colocada en 1869, y Lakaina, en 1920, hacen el total de redes. Sujetas de un lado al suelo y elevadas a modo de planos inclinados por medio de poleas, funcionan con un sistema de contrapesos. Cuando el palomero acciona la palanca, las redes caen a gran velocidad apoyándose en el suelo y atrapando a las presas en medio.
Un toque de corneta anuncia a las escopetas que pueden disparar sobre las palomas. Los puestos de caza son propiedad del ayuntamiento y salen a subasta cada año desde 1949. No así el derecho de caza con redes que pertenece a particulares, en concreto a la familia Gaztelu. Esta situación originó muchos pleitos como el del cura, que saltándose todas las normas, puso su propia red y tuvieron que llegar a los tribunales para que la quitara.
En la actualidad, esta forma de caza ancestral ha sido declarada Bien de Interés Cultural.