Estas son las claves para iniciarse en la cetrería con perro de muestra

20 septiembre, 2019 • Caza Menor

«Si el trabajo es el adecuado, cualquier edad del ave o del perro es el acertado; simplemente se tienen que hacer las cosas con coherencia y basándonos en refuerzos positivos»

Desde hace millones de años el hombre se ha aprovechado de sus conocimientos para utilizar animales en su beneficio y este es el claro ejemplo de cómo el hombre fue capaz de crear un equipo perfecto entre un ave de presa y un perro.

Desde Gengis Kan con sus lebreles (salukis), pasando por el rey Alfonso X ‘El Sabio’ con sus punteros españoles, la cetrería con perro de muestra es quizás el sumun de la cetrería, sea con halcones (altanería) o con harris, azores e incluso pequeñas rapaces (bajo vuelo), la introducción de un perro crea una simbiosis perfecta entre ambos componentes en la que, en ocasiones, el uno no es sin el otro. Pero para llegar hasta el momento idílico donde el pájaro y el perro son un equipo se necesita trabajar duro, y ahí el cetrero es un mero espectador.

Por desgracia, escucho a muchos cetreros decir muchas incongruencias sobre el adiestramiento del perro en la cetrería, así como su infravaloración, la cual pensaba que solo venía del mundo de la escopeta. Observo lo poco que se valora y se dedica en educar y adiestrar al perro, así como potenciar sus cualidades innatas. Por eso quiero, al menos, intentar cambiar este punto de vista.

Elección, selección y modalidad de cetrería

Evidentemente, para que te toque la lotería primero tendrás como mínimo comparar un décimo, ¿no? Con la adquisición del perro y del ave empiezas comprando ese décimo.

Yo recomiendo buscar a un criador contrastado y, sobre todo, serio para estos menesteres, siendo un aspecto importante y tan sencillo como indagar sobre quiénes son los progenitores de esos cachorros o aves y comprobar que estos estén destinados a la caza o las competiciones. Es importante que sea grandes cazadores y cuando digo esto no vale cualquier cosa. Hablo de buscar la exigencia desde que son cachorros y pollos,  y ¿por qué digo esto?; simplemente, por intentar tener lo mejor y la mayoría de las veces eso solo se encuentra gracias al trabajo de los criadores.

El adiestramiento, la socialización

Es la base del trabajo, y cuando digo del trabajo me refiero a todo, ya que aparece en todos los apartados que necesitaremos para llegar a nuestra meta, sea esta cazar, competir o ambas.

Cuando nuestra intención es practicar la cetrería con perro aparece un nuevo componente en la ecuación. Este no es otro que el mismo perro, el cual tenemos que socializar con el ave a la vez que al ave con el perro. Unos piensan que es mejor trabajar con aves y perros jóvenes desde el principio; otros, con aves adultas y perros jóvenes. Muy pocos son los que prefieren trabajar con perros adultos y aves de diferentes edades.

Yo simplemente opino que, si el trabajo es el adecuado, cualquier edad del ave o del perro es acertada. Simplemente se tienen que hacer las cosas con coherencia, y basándonos en refuerzos positivos, tanto para el ave como para el perro, ya que de esta forma trabajaremos sobre lo que deseamos, la unión en la caza de dos depredadores con el fin de capturar una presa.

Cualidades innatas y deseadas

Cualidades innatas. En este apartado me referiré a las cualidades del cachorro, ya que por norma general en el ave están mucho más presentes en su ADN. Estas cualidades no son otras que las inherentes al estándar de su raza, es decir, no podemos tener un pointer trotando como un perdiguero, rabeando como un beagle o con el hocico arrastrándolo por el suelo como un podenco. Si deseamos un pointer como compañero de caza tenemos que tener en cuenta que un pointer es un galopador nato. Un devorador de metros donde su movimiento debe desprender fuerza y su muestra ser altiva, casi insultante a la caza. Si por más que nos guste no vamos a poder disfrutarlo como su estándar dicta pues mejor buscar la raza que más se adapte a nuestra forma de cazar, al terreno y a las especies a cazar. Pensaréis, «este tío me va a decir con qué perro quiero cazar yo». No, ni mucho menos, pero os hablo con la seguridad de que si queréis de verdad disfrutar de un perro ha de ser así, y sobre todo en la modalidad de cetrería, que es la que queremos practicar.

Cualidades deseadas. No son otras que las que deseamos potenciar y resaltar, que solo se consiguen con trabajo y esfuerzo. Y entonces llega la pregunta del millón: ¿Cómo conseguimos esas cualidades deseadas?

Campeo y motivación de perro y ave

El campeo es lo que más enseña a cualquier perro. Evidentemente, depende mucho de la edad del perro, pero las experiencias en el campo serán las que marquen un antes y un después, de la misma forma que lo hace el ejercicio de vuelos y escapes en un ave.

Cuando exponemos al cachorro o a un perro joven al campo es importante que el perro aprenda solo hasta que empiece a coger seguridad e iniciativa propia.

¿Por qué creéis que esto es así? Es muy simple. Un perro joven o cachorro aprende por asociación y si lo sacamos al campo con un perro adulto se dejará llevar por él y acumulará una serie de experiencias que luego cuando se vea solo no sabrá resolver. Por tanto, debe ser autónomo y autosuficiente, saber que existen olores, querencias, incluso a ser precavido y cauto frente a presionar en demasiado a las presas. Hay que perder el miedo a que un cachorro investigue, a que levante la caza lejos. Es un cachorro, así debe aprender de sus propios errores y os aseguro que aprenden.

Por otro lado, esto no ocurre con el ave, ya que algunas especies pueden volar juntas adultos y jóvenes o se pueden formar «coplas» entre hermanos para que cacen juntos. Igualmente, las experiencias que acumulen serán decisivas para el desarrollo motivacional de cualquier perro y ave.

Obediencia básica y refuerzos

Personalmente no trabajo nada más que la llamada y las asociaciones de conductas sobre la orden «no» y «bien» en el cachorro y, cómo no, para el control del ave en la llamada y el señuelo. Es decir, refuerzos positivos y negativos para uno y positivos para el otro con el fin de tener un control en el campo. Evidentemente trabajaremos también sobre el respeto a su compañero alado, pero siempre con refuerzos positivos motivacionales y no permitiendo acciones, como las que suelo escuchar, en las que el ave que le pone una mano encima al perro joven para ponerle en su sitio ¿Por qué? Pues es tan sencillo como que en lugar de atesorar una experiencia positiva se pueda asociar a una negativa y luego adquirir otro tipo de problemas.

Espero que todo lo expuesto se haya entendido, y es en este momento, y solo en este, cuando debemos plantearnos empezar a trabajar con el perro para su adiestramiento. Hasta ahora lo único que habíamos hecho era potenciar sus cualidades y fomentar un vínculo para que en su adiestramiento el perro no se venga abajo.

El gran estímulo de la presa

Parte importante es la realización de ejercicios tales como el respeto a nuestra ave así como a la huida de la pieza, y a tener más control sobre el animal y permitirle desarrollar todo su potencial.

En este momento surge el enfrentamiento existencial entre si valen o no los perros de concurso para la caza. Yo creo que todos sabréis cuál es mi respuesta, y es al 100% sí, pero con una serie de matices, y es que si no tenemos suficiente control sobre el animal y, lo más importante, confianza sobre el trabajo realizado, esos mismos canes serán totalmente inútiles, y no solo esos, sino todos los que se utilicen para la caza.

Todo esto va relacionado. Obediencia básica, asociación, habituación, refuerzos positivos y negativos. Ahora es cuando tenemos que ponernos el mono de trabajo y pulir al diamante en bruto que hemos conseguido con anterioridad para empezar a vincular al perro con el ave.

Yo personalmente, y la mayoría estaremos de acuerdo, pienso que el mayor factor motivacional en un perro y un ave es la presa. Nuestra mejor herramienta  es  reforzar lo deseado e ignorar lo no deseado.

Premiar al perro y al ave

Si yo quiero reforzar la orden «quieto» del perro frente a mi ave, la mejor forma es premiando su actitud relajada y no la predatoria hacia este. De la misma forma, para que el ave se sienta tranquila y relajada frente a la presencia del perro se reforzará con comida. El ave asociará que el perro es sinónimo de alimento.

Para que el perro tenga una respuesta favorable al ave debe saber antes qué es lo que queremos y esto no puede ser de otra forma que habiendo trabajado antes la obediencia básica sin ningún refuerzo motivacional externo. Aquí el único factor motivacional tengo que ser yo, es decir, el que premia la actitud calmada del perro y no predatoria frente al ave.

Respeto al vuelo

Lo primero que debemos tener muy claro es que el trabajo de la orden «quieto» está bien consolidada para empezar a asociarla con momentos predeterminados. Para ello es importante saber el nivel de excitabilidad del perro y cómo encauzarlo. Si yo expongo al perro a la situación en la que pretendo que el perro vaya asociando la orden «quieto» a la huida de presa, el ejercicio será con correa y totalmente controlado.

Así reforzamos la acción del «quieto» e ignoramos la acción del perro de tirar de la correa. Por lo general deberán ser ejercicios muy cortos de duración. Y preguntaréis por qué. Pues es tan sencillo como  que al perro se le debe dejar con lo positivo del ejercicio y no saturarle. Por lo general, cualquier perro con una cabeza «amueblada» ira al sitio rápido sin necesidad de correcciones negativas.

Vínculo entre ave, perro y cetrero

No puede haber fisuras entre ningún miembro de este equipo. Aquí volvemos al principio cuando decía que era fácil escuchar, decir a la gente: «Pues yo le dejo al perro que se acerque y que el pájaro le arreé un toque».

Yo diría que no debemos hacer experimentos. Si queremos un perro sin taras mentales ni emocionales, estos ejercicios sobre refuerzos negativos no funcionan si el perro antes no sabe lo que deseamos. Aquí lo único que aprende el perro es a tener miedo del que va a ser su compañero de caza.

Si en lugar de asociar un refuerzo negativo le reforzamos con uno positivo, el perro aprenderá igual lo que deseamos de él y siempre obtendremos mucho más de nuestro perro y nuestra ave.

Como siempre existen ejemplares de ambos extremos. Por una parte está el  perro, que es un enorme testarudo debido a su gran motivación por la caza. Incluso corrigiéndole, en alguna ocasión ha podido arrollar a nuestra ave, con lo que ello conlleva. También está, cómo no, el ave que por más que intentamos «meter» en el perro siempre está alerta de sus movimientos esquivos en la recepción al señuelo. Incluso se muestra posesiva con la captura llevándola en mano. Con esa clase de perros y aves existe una solución: ¡»yo»! (risas) Es broma.

Con estos perros, como con estas aves tan pasionales, solo queda ser más constantes y analizar por qué el perro o el ave no hace lo que se cree que ya ha debido entender. La respuesta está en que la mayoría de las veces no hemos consolidado correctamente los ejercicios demandados y la mayoría de veces corremos demasiado. No prestamos atención a pequeños detalles en sus adiestramientos. Es tan sencillo como eso.

Como habéis podido leer, todo es sota, caballo y rey. Aquí no existen pociones mágicas ni remedios indios; aquí solo existe la constancia, la perseverancia y, principalmente, la coherencia en el trabajo que nos llevará a tener lo que deseamos; un perro que sea un excelente cazador, al servicio de su socio alado, con lo que al final nos permitirá disfrutar de jornadas inolvidables.

José Belijar

Adiestrador, cetrero y criador de setter inglás


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