Escopetas de segunda mano: cómo saber si es buena compra
Comprar escopetas de segunda mano requiere comprobar algunas partes del arma para saber si estamos haciendo o no una buena compra. Comprobar el estado de los aceros, las maderas, el ajuste y otros aspectos son pasos necesarios para poder valorar una escopeta, y lo que es más importante: saber cuándo debemos descartar su compra. En este artículo te damos las claves para poder coger una escopeta en las manos y saber si está en buen estado o no.
Redacción | En España, la tenencia de armas de ánima rayada o lisa está limitada por las posibilidades económicas de cada cazador, y además por número máximo de armas por licencia. Así, tenemos que la licencia de armas D (armas de fuego largas rayadas para caza mayor) tiene la exigencia normativa de tener que guardar los rifles en armeros autorizados y una limitación de hasta 5 armas de fuego de la categoría 2ª.2. En el caso de la licencia de armas del tipo E (armas de fuego largas para tiro deportivo, de calibre 5,6 milímetros, escopetas y demás armas de fuego largas de ánima lisa, o que tengan cañón con rayas para facilitar el plomeo, armas accionadas por aire u otro gas comprimido, siempre que la energía cinética del proyectil en boca exceda de 24,2 julios) existe una limitación de seis escopetas o seis carabinas como máximo. Ambas tienen la limitación de una licencia de cada tipo por particular.
Esta barrera o traba en el número de armas que podemos tener exige que, en caso de elegir armas de segunda mano, lo hagamos con tino y sabiendo qué compramos. Además, a nadie le gusta tirar su dinero. En este artículo nos centraremos en las escopetas de segunda mano y su valoración para saber si hacemos una buena compra.
La importancia del cañón y su interior en las escopetas de segunda mano
Cuando buscamos escopetas de segunda mano podemos acudir a armerías o hacerlo a través de algún portal web autorizado para la compraventa de este tipo de armas. Lo ideal, siempre, es tocar el arma. Unas buenas fotos pueden hacer justicia a la escopeta, pero siempre que sea posible se quedará con su propietario para verla in situ, desmontarla y ver cada una de sus partes.
Será distinto valorar una semiautomática, una paralela o una superpuesta, pero hay que partir de un principio y una norma básica. Queremos las escopetas, obviamente, para cazar o tirar con ellas. Las escopetas, por tanto, disparan y en cada disparo se produce una plomada. Queremos que esas plomadas sean lo más homogéneas posibles. Pues bien, el cartucho que utilicemos para la caza o el tiro condicionará el plomeo, pero el ánima o interior de los cañones es el alma de la escopeta. Por tanto, será lo primero que tendremos que saber cómo está, cómo se encuentra el interior del caño o cañones.
Lo ideal es que cada ánima esté impoluta y brille si miramos con el cañón hacia una fuente de luz, pero esto es algo excepcional en armas de segunda mano. Prácticamente todas las escopetas que se venden de segunda mano han pegado más o menos tiros y esto afecta al interior de los caños, además del cuidado y limpieza que se haya tenido de la escopeta.
Lo primero que valoraremos de una escopeta que nos interese será su ánima o ánimas, según tenga uno o dos cañones. Un interior liso, brillante y sin rugosidades o mellas, asegura plomeos homogéneos. Si observamos un ánima desgastada y con relieves de desgaste, cabe una sola opción si nos interesa mucho la escopeta: plantear el barrenado y bruñido. Para ello, el cañón deberá tener un grosor mínimo en todo su recorrido y deberemos enviar el arma a un profesional del sector para que realice el trabajo. No obstante, en términos generales, podemos descartar de inicio una escopeta con ánimas estropeadas por las causas que sean. De ahí que sea importante mirar, antes de nada, el alma de la escopeta: el interior del cañón.
El estado del exterior de los cañones también importa, pero un pequeño bollo (siempre que sea hacia el interior del cañón) se puede reparar y la falta de pavonado o arañazos tienen arreglo. Miraremos además las bocas de los cañones para asegurarnos que su circunferencia no tiene irregularidades producidas por golpes. Si la escopeta lleva choques móviles, comprobaremos que estos se enroscan y quitan bien, con suavidad.
Hay un tipo de abolladura que, al igual que unas ánimas en mal estado, nos hacen descartar una escopeta de raíz. Hablamos de las denominadas “hernias”, que son esos bollos más o menos acusados que se encuentran en algunos cañones por una sobrepresión. Las “hernias” se suelen encontrar al final de la recámara o en el último tramo del cañón, y en bastantes ocasiones se producen en cañones con choques cerrados, debido al estrechamiento, al disparar balas. Solamente los armeros experimentados pueden detectar una “hernia” al tacto. Para intentar descubrirlas, miraremos longitudinalmente el cañón girándolo sobre su eje con el fin de poder ver alguna pequeña protuberancia en alguna parte de su recorrido. Si hay “hernias”, rechazaremos la escopeta sin ver más.
Al otro lado de la boca de los caños, y en el caso de superpuestas y paralelas, veremos los extractores o expulsores, bien sean de medio radio o de doble radio. A la hora de valorar una escopeta de segunda mano, es útil llevar un ‘aliviamuelles’ para comprobar el estado de los extractores o ver si la expulsión se hace con fuerza y al mismo tiempo. El cartucho ‘aliviamuelle’ nos servirá también para comprobar el estado de los percutores.
Los mecanismos y el sistema de disparo en las escopetas de segunda mano
La extracción de las vainas, ya sea o no con expulsión, forma parte de los mecanismos móviles de las escopetas, que pueden deteriorarse por un uso abusivo o mal cuidado. Otro mecanismo importante el que forma el grupo de disparo y que difiere si estamos ante una semiautomática, una superpuesta o una escopeta yuxtapuesta.
Generalizando, los sistemas de disparo más fiables por su sencillez y durabilidad son, en el caso de las semiautomáticas, los del sistema inercial; y el sistema Anson & Deeley o media pletina en el caso de las paralelas. Las escopetas superpuestas suelen montar sistemas de disparo bastante fiables.
A la hora de ver si el grupo de disparo funciona correctamente, empujando el percutor o ambos con fuerza y en su medida, la manera inmediata es ayudándonos de las vainas ‘aliviamuelles’. Si funciona correctamente, podemos pasar a ver el grupo de disparo en sí. En una escopeta semiautomática, procederemos a desmontar el cerrojo en las de sistema inercial y ver además la válvula de gases en las que lleven este sistema de recarga. En el caso de una paralela, podremos ver rápidamente las piezas del mecanismo interior si dispone de palomilla de apertura de pletinas. Es muy importante cargar el arma antes de desmontar las pletinas. Viendo las piezas que se encuentran en el interior de la báscula sabremos el desgaste que tienen.
Si hemos hablado de la sencillez de estos mecanismos, también nos podemos referir a su complejidad, siendo los sistemas de gases los que requieren más cuidado para su correcto funcionamiento, y las denominadas llaves de cuatro pilares (patentadas por Frederick Beesley), en las escopetas paralelas, las que nos indican que estamos ante un mecanismo fino y muy bien trabajado pero más delicado. Ambos pueden ofrecer un funcionamiento perfecto durante muchos años pero, por sencillez de construcción, el sistema inercial y el boxlock Anson & Deeley son a priori los más fiables. Las escopetas comúnmente denominadas de pletina larga son las denominadas sidelock, mientras que las llamadas de pletina corta se denominan boxlock, pero hemos de tener en cuenta que una escopeta de pletina larga puede ser una falsa sidelock y todo depende del mecanismo interior.
Las maderas y los tiros por delante en las escopetas de segunda mano
Otro de los aspectos que miramos cuando valoramos una escopeta de segunda mano es el estado de las maderas. Este es un aspecto estético a la par que funcional. Es decir, la madera que lleve una escopeta entra dentro del gusto personal y es cuestión estética debido a su tonalidad, cantidad y forma de las vetas, acabado de los segrinados, etc. Sin embargo, la madera cumple una función de funcionalidad muy importante: “la culata es la que mata”, dice el dicho refiriéndose a la importancia de que una culata cuadre con nuestra fisonomía. O sea, su ergonomía.
Sea una semiautomática o una paralela, cuando nos encaremos la culata tendremos que ver si la escopeta se adapta a nosotros en longitud, caída y desviación. La mejor manera de comprobar cómo encaja una escopeta con nosotros es encararla varias veces y a distintos ángulos con los ojos cerrados, para abrirlos y ver si vemos el punto de mira con más o menos lista (banda). Hay quienes cazan o tiran viendo una parte del tramo final de la lista; otros solamente viendo el punto… La culata de una escopeta tiene que adaptarse a nosotros; no al revés.
Por tanto, aparte de comprobar el estado de las maderas y su terminación, es necesario saber si la escopeta va a necesitar algunas modificaciones en la culata, pues es algo que tendremos que valorar económicamente para sumarlo al precio de venta. No es lo mismo que el encare de la escopeta nos quede cuadrado, que la culata necesite el suplemento de una cantonera con “x” centímetros o que haya que hacerle una desviación.
Independientemente del aspecto estético de la culata y la chimaza o delantera, hemos de considerar que la parte de una culata que más sufre es la garganta, esa zona donde empuñamos la culata con la mano que empleamos para disparar. Pues bien, por esta razón, la garganta ha de estar libre de cualquier racha o desperfecto que pueda afectar durante los disparos e incluso causar una rotura.
Hemos visto los aceros, el alma de la escopeta; los mecanismos, que serían sus tripas; y la percha o las maderas, que es lo que le da hechuras. Quedan otros aspectos a considerar para elegir nuestra nueva escopeta, esa que vamos a comprar de segunda mano.
Los otros detalles de la escopeta en las escopetas de segunda mano
Hablando de las distintas partes de la escopeta y de cómo se “relacionan” entre ellas, hay un detalle que destaca por su importancia. Se trata del ajuste de las distintas piezas. Es decir, veremos el ajuste del guardamanos y cañón con la carcasa en una semiautomática, viendo que carece de holguras. Asimismo, en una yuxtapuesta, el ajuste es tan relevante porque nos dice si la escopeta ha tirado mucho y está cascada o hay piezas que se han desgastado en exceso. Un buen ajuste es algo así como un motor bien lubricado. Para comprobar si una paralela o una superpuesta están ajustadas o no, desmontaremos la delantera, chimaza o guardamanos y agarraremos caños y culata con cada mano para hacer movimientos de muñeca contrarios y sentir si ambas piezas bailan en su unión, a la altura de la báscula. Otra manera de comprobarlo es dar cachetes o golpes secos a la culata sin tocar los cañones y sentiremos si hay vibraciones en la unión con los caños. Una escopeta desajustada tiene arreglo, pero si lo está es sinónimo de desgaste.
Cuando compramos un arma de segunda mano, además, tenemos que datarla. Es decir, intentar saber de qué año es. Esto tiene importancia, principalmente, con las escopetas yuxtapuestas, pues dependiendo de la casa que la fabricó y la fecha podemos estar ante una escopeta bien hecha y con buenos componentes a tener delante una obra de arte. Otro detalle, que a veces tiene relación con la fecha de fabricación del arma, es el tamaño de la recámara.
Si encontramos una escopeta con recámara de 70 o 67 milímetros del calibre 12, la variedad de cartuchería nos permitirá usarla con total confianza. Recámaras inferiores a 70 mm (67 o 65) en calibres inferiores puede dificultar encontrar los cartuchos adecuados para un correcto uso. Recamarar la escopeta es otra de las opciones que se puede valorar, pero hemos de considerar un trabajo más que modifica el arma inicial y su precio total. Hay escopetas de fabricación relativamente reciente que disponen de recámaras de 76 mm, lo que nos permitirá utilizar cartuchos sin preocuparnos de su carga y longitud.
Para saber si una escopeta ha tenido muchos arreglos o reparaciones miraremos el estado de las cabezas de los tornillos. Normalmente, los armeros son buenos profesionales y cuidan con detalle no desgastar estas piezas, pero las reparaciones apresuradas y repetitivas suelen dejar una «pista» en las ranuras de las cabezas de los tornillos, muescas, cuando no los machacan directamente. Hay otros muchos aspectos que se han de tener en cuenta a la hora de valorar económicamente una escopeta, pero los necesarios para conocer su funcionalidad son los que hemos descrito y conviene considerar para saber si comprarla o no, siempre que se ajuste a nuestro gusto y a nuestro bolsillo.
Imagen: Daniel Puerta Serrano