Entrevista a un cazador: Carlos Díaz (y II)
Ayer publicamos la primera parte de esta extensa y gran entrevista a Carlos Díaz que por culpa de una enfermedad esta en silla de ruedas, pero eso no le impide seguir practicando su pasión, la caza. A continuación, la segunda parte de sus contestaciones:
¿Qué es lo que más le inquieta en el mundo de la caza?-
Me inquietan varias cosas como que en las ciudades se va perdiendo la herencia de la afición, en las zonas de caza libre, no se cuidan, se podrían utilizar como reservas abrir unas y cerrar otras, al menos que los cazadores que no puedan optar por un coto privado que tengan algún sitio para esto, me preocupa también el furtivo, nos da una imagen desastrosa para los medios y personas, la educación es importante desde niños, no somos asesinos como dicen algunas personas, somos los primeros en cuidar la fauna y naturaleza, los cazadores y los defensores de animales y tendríamos que ir de la mano, tampoco me gusta que se metan animales que no sean autóctonos, tenemos los nuestros y son nuestros mejores trofeos personalmente.
Las licencias creo que debería de haber una opción que fuese nacional porque al final vamos a terminar por llevar la documentación en la cartera del cole. Deberíamos concienciar que envenenar a los animales es trágico y nada positivo. Las enfermedades no se radican como las del conejo, la triquina, tuberculosis, etc. Hay algo que tendríamos que pensar detenidamente, sin un coto no le queda caza hay que hacer un estudio antes de que se arrase por completo.
Pues realmente no puedo contestar a ésta pregunta porque no lo he averiguado
¿Cree que la administración apoya correctamente a los discapacitados o, por el contrario, le parece que deberían poner más empeño para con ellos?
Creo que se podría hacer aunque fuera algo y es empezar a que haya una federación de caza adaptada ya que no hay, hay de todos los deportes y aficiones pero en éste caso no hay nada y me da rabia que personas que han cazado toda su vida ahora no tengan ni un folleto o alguien que pueda asesorarles, yo estoy en un centro de rehabilitación que es para ver lo que hacemos, buceo, piscina, basket, balonmano, hokey, etc.
Tampoco hay sillas de ruedas adaptadas como en EEUU, valen un dineral pero son seguras y allí hay muchas personas discapacitadas que van de caza. La administración debería ir poniendo su granito de arena en ésta afición adaptada.
Los cazadores al verle en el campo cazando en silla de ruedas ¿Cómo se muestran?
Pues a ver, una cosa es contarlo y otra vivirlo, jaja, es para ver la cara de los que me encuentro. Miran una y otra vez por donde he venido y me miran muy sorprendido.
amp;feature=channel&list=UL">Caza en silla de ruedas
La reacción va siendo menos sorprendentes en el coto de caza menor donde caza habitualmente, pero sigue habiendo cazadores que me preguntan como has llegado hasta aquí, como vas a bajar de aquí, recuerdo que hicieron una suelta de 600 perdices en una zona muy dura de trabajar por las subidas y bajadas de los cerros, así como zonas húmedas en la que las ruedas se atascan, pues me encontré a tres cazadores conocidos, en lo alto de un cerro, se quedaron completamente descolocados, porque miraban hacia abajo y me preguntaron, pero como has subido por aquí, como has sorteado los canchos, y como vas con silla de ruedas a perdices y como vas a bajar, así es que la sorpresa es monumental, por cierto ese día tuve que hacer trial para bajar pero mereció la pena el esfuerzo porque hice doblete de perdices ese día en el pilón de las cañadas. Otros me dicen si quieres ve por el camino y vamos echando la caza, por regla general siempre es positivo.
En las monterías las cosas cambian, realmente la gente trata de ser prudentes y educados, como si todo fuera normal, pero la cara de algunos es toda una sorpresa, más a medida que pasando la mañana, nos vamos conociendo y se dan realmente cuenta que hablo en serio cuando digo que voy al puesto y a ver que tal se da el día.
Un día me encontré un perrero en medio del monte, se acercó y me dijo si había visto un mastín ya que lo había perdido en una montería del día anterior en una finca cercana, le dije que no lo había visto, me dio las gracias y se marchó, pero a los diez minutos veo que regresa y me dice, oye perdona es que cuando me he marchado no podía irme sin preguntarte algo ¿tu tienes mucho “vicio” con la caza verdad? Porque has visto donde estás metido y de donde vienes, jajaja, pues si le contesté me he hecho mil kilómetros en tren viajando solo para salir hoy de caza con mi perra, el pobre hombre tenía la cara desencajada, al final se fue sonriendo y me felicitó.
¿Cuál es el mejor lance que recuerda?
El mejor lance en mi vida de cazador, ha sido éste año y no es por menos, hay una zona que llaman el estanque y pilón de las cañadas, allí hicieron una suelta de 600 perdices, yo no fui el primer día por seguridad, pero el segundo si fui, me pegué una auténtica paliza aquel día porque fui con mis perros dando unos cerros de aupa, me costó mucho subir, tened en cuenta que la silla esa pesaba 25 klg, yo 84, la canana, escopeta y el zurrón. Esa zona tiene muchos canchos (rocas de granitos) de todos los tamaños, no hay caminos y sí solo alguna vereda de un palmo, mucho escobonal, olagas y arroyos, me cai, me volvía a subir a la silla de ruedas a pulso, se me fue una perdiz que se me había quedado atrás y la sacó un amigo de los tres que iban y que me había encontrado en lo alto del cerro, ese día estaba mirando la hora ya que a las 14:00 dejamos de cazar y era tarde, toda la mañana buscando las perdices en silla de ruedas y nada.
Decidí bajar de los cerros, el bajar fue una auténtica odisea, rodeando canchos, cogí una ruta que era por donde había un arroyo que bajaba sin agua, había veces que no podía seguir y tenía que volver a subir para continuar por otro lado, hubo un momento que no había forma de bajar y decidí hacer trial ya que no me quedaba otra, así que me puse en la punta de un cancho de un metro de altura, levanté las ruedas de adelante ya me empujé con un salto como si de una moto se tratara, lo conseguí aunque la silla sonaba ya por todos los lados, conseguí llegar primero al estanque, me metí en los cerretes y di aquello despacio, la perra estaba muy caliente, y se me iba, los nervios estaban a flor de piel, ya que iba más rápida que yo, me subía a las zonas más altas para poder ver a los perros y poder disparar, tenía la adrenalina altísima, porque después de todas la mañana trabajando duro habíamos dado con ellas, no cantaban o sea que pensé que estarían junta, voy a tener una oportunidad porque si disparo se van a dispersar y yo ya no podía seguirlas.
Fuimos bajando y subiendo, me salí por una zona que estaba limpia y me dispuse a darle caña a las ruedas para cortar a los perros, porque iban muy rápidos y muy nerviosos, pues me metí en una zona que el terreno estaba muy húmedo y se clavaban las ruedas delanteras, estaba ya al límite de todo, y cuando me metí de nuevo al monte, el instinto me avisó «aquí están y van a salir»; me subí a un pequeño alto para divisar cuando de pronto veo a la perra a unos veinte metros nerviosa y empieza a jipar.
En ese momento pensaba que se salía el corazón por la boca, en efecto salió el bando con unas 8 perdices, la silla de ruedas tenía echado un freno para así poder moverla más fácilmente de una lado a otro, me encaré la escopeta al escuchar el ruido espectacular cuando salen las perdices, disparé a una y sin pensarlo dos veces automáticamente disparé a otra, madre mía cuando vi que las dos perdices caían totalmente a plomo detrás de unos escobones, no os podéis imaginar la satisfacción de ese doblete.
Doblete de perdices en silla de ruedas, es el mejor lance que he tenido. Por cierto, yo no tenía forma de ir donde habían caído las perdices, menos mal que los perros cobran. Un día para no olvidar jamás y siempre contar.
Gracias a mi mujer, padres, hermano y amigos, que siempre me apoyan y animan, mis hijos, Adrián que me acompaña en alguna ocasión, mi padre que es la persona que siempre me lleva al lugar de caza y me recoge.
Y terminamos de nuevo con la frase suya que dice:
No por tener una enfermedad se está enfermo, el que está enfermo es el que se siente enfermo.
¡Gracias Carlos!