El Seprona sorprende a un hombre con un Cetme en una batida de jabalíes
Los agentes de la Guardia Civil requisaron el fusil de asalto, cargado con 17 balas, además del rifle y la escopeta sin documentación que empleaba otra persona.
Aunque matar moscas a cañonazos no parece lo más práctico para abatir pequeños insectos dípteros con alas membranosas, un hombre hizo suya esta conocida expresión al acudir a una batida de jabalíes con un Cetme, el antiguo fusil de asalto del Ejército español, cargado con munición de guerra. Los hechos sucedieron el pasado domingo en un coto del municipio castellonense de Espadilla, cuando una patrulla del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil de Segorbe identificó a dos hombres en un camino y les pidió la documentación de las armas que portaban.
Los dos hombres explicaron que estaban participando en una batida de jabalíes, junto con otras cinco personas, sin haber avisado a la Guardia Civil, tal y como establece la normativa que regula estas monterías, concretamente una orden de la Consejería de Infraestructuras, Territorio y Medio Ambiente. Los agentes del Seprona comprobaron que no habían señalizado el paraje donde iba a tener lugar la batida ni habían cortado el camino como medida de precaución para evitar accidentes.
Tras examinar las tres armas que llevaban los dos individuos (el Cetme, un rifle y una escopeta), los guardias civiles constataron que el cargador del fusil militar tenía 17 cartuchos de guerra, por lo que el hombre utilizaba una munición prohibida y podía superar también el límite de tres disparos establecido para caza mayor. Sin embargo, el propietario del Cetme, un vecino de la localidad de Almassora, mostró la documentación del fusil con el mecanismo de ráfaga inutilizado.
El otro hombre identificado, que reside en Castellón, también incumplió el reglamento porque portaba dos armas (una escopeta y un rifle) sin su correspondiente documentación y usaba cartuchos de postas, una munición prohibida por su capacidad lesiva, según informaron fuentes de la Comandancia de la Guardia Civil de Castellón.
Ante tales infracciones al reglamento de armas, la patrulla del Seprona confiscó el Cetme, el rifle y la escopeta y notificó a las dos personas sendas sanciones administrativas con la propuesta incluida de retirada de la licencia de armas. Los agentes del Seprona de Segorbe también se incautaron de la munición de guerra.
La Guardia Civil realiza todos los fines de semana controles rutinarios en los montes de la Comunidad Valenciana para impedir el furtivismo, prevenir accidentes con armas de fuego y controlar las batidas de jabalíes, las monterías más peligrosas. La razón es el uso de munición más potente y la participación de muchas personas, aunque el número máximo establecido de cazadores con armas de fuego es de 15.
En materia de caza, la Generalidad Valenciana ostenta la competencia exclusiva para regular los periodos hábiles de caza del jabalí, las condiciones generales de las autorizaciones de las monterías y los aspectos relativos a la seguridad para prevenir accidentes. En las provincias de Valencia, Alicante y Castellón hay cerca de 250 sociedades de cazadores que participan en batidas de jabalíes. La temporada comienza el 12 de octubre y termina el segundo domingo de febrero, y en este periodo se realizan cerca de 600 monterías.
En España se registran cerca de 3.000 accidentes de caza al año, aunque esta cifra incluyen tanto los heridos por arma de fuego como las personas que sufren una caída o una torcedura de tobillo. El 99% de los accidentes son leves y sólo un 1% acaba en muerte, según datos facilitados por las sociedades de cazadores.
Once personas fallecidas
El pasado 8 de noviembre, un cazador de 69 años falleció ahogado en una balsa cuando intentaba rescatar a sus perros en la zona conocida como La Sequiola en la Vall d’Uixó. Otro cazador de 75 años murió el 14 de octubre del año pasado en Chiva al recibir un disparo de escopeta fortuito por parte de un compañero.
Otras nueve personas murieron en accidentes de caza ocurridos en los últimos años en Cabanes, Artana, Guadassuar, Alcudia de Veo, Segorbe, Vila-real, Viver, Bejís y Picassent. En esta último municipio valenciano, un joven de 22 años se desangró por un tiro accidental y falleció horas después en el Hospital General. La víctima resbaló y cayó al suelo con tal mala fortuna que el arma se disparó y la bala le alcanzó la pierna izquierda.
Informa Javier Martínez para lasprovincias.es